Un asesino suelto quiso jugar con nosotros y nos planteó un acertijo para que adivinemos dónde y cuándo sería su próximo crimen y quién sería su víctima. Todas las respuestas a su juego estaban en una base de datos y un estudio<> del BID sobre estadísticas de homicidios en América latina.
Si aún no ha leído el acertijo, le recomiendo que lo haga ahora, antes de leer el siguiente párrafo.
Les voy a develar la incógnita, ya que no sé si van a tener tiempo de leer nuestro tan extenso trabajo (¡y hay una vida que salvar!): la víctima será una mujer joven de entre 15 y 19 años, y, si no lo detenemos antes, será asesinada por un hombre de entre 20 y 24 años, no por razones de violencia doméstica y sexual sino por venganza criminal, con una arma de fuego el lunes 17 de marzo de 2014 en la zona de Ciudad Vieja de Montevideo, Uruguay, donde se realiza la tradicional fiesta de San Patricio.
¿La nacionalidad del asesino? Esa si no se las cuento, es demasiado fácil: hace diez años era el país con más alta tasa de homicidios de la región y hoy la ha reducido a menos de la mitad, lo que significa que se salvan más de 1000 vidas humanas por mes! (una ayuda adicional: una de las más de 25 mil víctimas por año en los noventa, fue un futbolista, al regreso del Mundial de Estados Unidos, que había tenido la mala fortuna de marcar un gol en contra con el que su selección quedó eliminada).
Claro, esto ha sido un juego. Pero evitar que la violencia homicida no se expanda en la región no lo es. Y una de las claves está en que los gobiernos colecten, analicen y usen la información mejor que los criminales.
Los estudios POP (Policía Orientada a Problemas) han descubierto la regla del 80-20: el 20% de los delincuentes comete el 80% de los delitos; el 20% de las víctimas concentran el 80% de los delitos denunciados; el 80% de los delitos se producen en el 20% de los lugares donde se reportan incidentes.
Si el esfuerzo se focaliza en esos lugares, victimarios y víctimas, es muy probable que el crimen baje mucho más rápidamente que si se hace patrullaje al voleo. En tu barrio, ¿quién tiene mejores datos sobre el delito? ¿La Policía o los delincuentes?
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