Imagínese el lector la siguiente la escena. Dos estudiantes (llamémosles A y B) de una escuela de bajos recursos y en el medio de ellos, un instructor. El instructor le da una pelota al estudiante A mientras le pide al estudiante B que la recupere en menos de treinta segundos. Casi la totalidad de los adolescentes expuestos a este ejercicio recurren a la violencia para obtener la pelota. El instructor pregunta a B por qué no trató de pedir la pelota a su colega A antes de usar la fuerza. En un gran porcentaje de los casos, los estudiantes en la posición de B afirman que ignoraron la vía del diálogo porque asumieron que A nunca hubiera entregado la pelota voluntariamente. Lo interesante del experimento es que los estudiantes como A, también en un altísimo porcentaje, reconocen que si hubieran accedido a compartir la bola de haber sido consultados.
Desactivar la agresividad y la violencia entre los jóvenes del barrio
Este es un típico ejemplo de una actividad realizada en el exitoso programa “BAM” (Becoming a Man, “convirtiéndome en un hombre”) desarrollado por Youth Guidance, una ONG de Chicago. Este programa es un ejemplo de cómo las ciencias del comportamiento pueden ayudar a reducir la violencia callejera. La iniciativa trabaja durante un par de años con grupos pequeños de jóvenes de bajos recursos e incluye actividades que contienen elementos de terapias cognitivo-conductuales, como la descripta al inicio de este artículo. Una rigurosa evaluación mostró que la tasa de arrestos entre los jóvenes participantes en el programa disminuyó entre un 28 por ciento y un 35 por ciento, las detenciones se redujeron a la mitad, aumentó la participación escolar y las tasas de graduación subieron. Incluso en términos estrictamente económicos, la eficiencia también es abrumadora: se calcula que los beneficios del programa son entre cinco y treinta veces superiores a los costos.
¿Cuál es la filosofía del programa BAM? Todas las personas tienen reacciones automáticas ante ciertos fenómenos, en muchas ocasiones basadas en premisas falsas. Los jóvenes que son parte de BAM han crecido en barrios problemáticos en donde la agresividad y la violencia es un patrón de conducta aceptable y respetado. En esos entornos, los niños terminan consolidando la violencia como una respuesta automática. Lo novedoso de BAM es que no les dice a los adolescentes cuál es la reacción correcta: simplemente desarrolla ejercicios para que los jóvenes controlen sus reacciones automáticas y tomen decisiones de comportamiento racionales.
Políticas públicas de bajo precio y alto impacto
Algunos programas similares al BAM han sido implementados en prisiones con resultados prometedores. De hecho, el mismo estudio sostiene que un programa análogo implementado en un centro de detención juvenil redujo la tasa de reincidencia en un 21 por ciento.
Intervenciones similares también han sido implementadas para involucrar a los hombres en campañas contra la violencia, reducir los sesgos contra las mujeres por parte de policías, disminuir los asaltos sexuales en universidades, fomentar la intervención de espectadores pasivos ante situaciones de violencia contra mujeres e incrementar la tasa de denuncias de episodios de violencia de género. Quizá uno de los ejemplos más claros es el de un programa que incrementó las denuncias sobre violencia de género a través de una línea telefónica en un 36 por ciento en tan solo una semana. El programa consistió en una campaña que destacaba que los abusadores pueden ser hombres que son exitosos en otros aspectos de su vida.
A veces, algo tan sencillo y barato como modificar la manera en la que se presenta una información puede ser suficiente para conseguir cambios en el comportamiento humano. En Nueva York, se aplicó un simple rediseño de los formularios que son enviados a las personas que tienen que comparecer ante los tribunales. Únicamente haciendo los datos logísticos visibles y añadiendo una descripción de las consecuencias de no presentarse, se redujo la tasa de faltas en un 13 por ciento. El envío adicional de mensajes de texto con información sobre las consecuencias de no presentarse y recomendaciones para planificar la asistencia generó una disminución adicional del 26%.
América Latina y el Caribe: Mucho crimen y muy concentrado
¿Cuál es el potencial para aplicar estas técnicas para reducir la violencia en América Latina y el Caribe? La región brinda una oportunidad inigualable para implementar estos programas:
- Altos índices de violencia y criminalidad. A pesar de poseer sólo un 8 por ciento de la población mundial, América latina y el Caribe acumula más de un tercio de los homicidios de todo el planeta. Después de muchos años de implementación de programas que privilegian la represión del delito, la región está ávida de implementar innovaciones que se hayan mostrado eficaces en otros contextos.
- Alta concentración del crimen. En nuestra región, la violencia está muy concentrada en torno a determinados espacios geográficos y grupos etarios. En muchos casos, de hecho, los homicidios son consecuencia de disputas entre personas que se conocen y no tanto de robos u otros delitos, lo que representa un ámbito ideal para el desarrollo de programas conductuales.
- Limitaciones de presupuesto. La región está acuciada por presupuestos limitados y los programas conductuales pueden brindar una oportunidad para crear intervenciones económicas y eficientes.
En conclusión, las ciencias del comportamiento han demostrado ser exitosas para la reducción de la violencia y su aplicación a América Latina y el Caribe resulta más que promisoria. El éxito de estas intervenciones dependerá del compromiso y la colaboración de los distintos niveles de gobierno, la sociedad civil, la academia y los organismos multilaterales.
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Puedes leer más sobre el los costos directos e indirectos del crimen y la violencia AQUÍ:
Alex Dice
Es fundamental para todos los países, pero sobre todo para aquellos en vías de desarrollo, que podamos implementar políticas de alto impacto y costo eficientes.
Sin dudas la inseguridad es una de las principales problemáticas de la región, y la experiencia señalada en este artículo podría contribuir a reducir la violencia. Sin embargo, veo hoy en Latam dos grandes problemas:
1. Violencia asociada con el abuso de drogas, donde sabemos que por más instrucción que puedan tener las personas, los sentidos quedan anulados
2. Organizaciones delictivas donde “reeducan” a jóvenes en condiciones de vulnerabilidad para reaccionar automáticamente de forma violenta. Pienso tipicamente en el narcotráfico.
No digo que las políticas señaladas no contribuyan, pero quizás esos problemas estructurales sean barreras que reduzcan su efectividad.
Muy buena nota, gracias.
Alejandro Dice
Interesante artículo para pensar en las políticas de seguridad desde la prevención más que la represión. Me pregunto si las estrategias mencionadas deben ser aplicadas desde el nivel federal o por el contrario hacerse desde las alcaldías.
Carolina Castillo Dice
Yo creo que mientras más local sea el nivel de gobierno, hay mayor capacidad de éxito
Melva Alarcon Rojas Dice
Considero que la violencia juvenil que actualmente afecta a nuestra sociedad, también es consecuencia de una descomposición familiar, en donde los adultos responsables de los niños y jóvenes se han olvidado de sus deberes ante ellos y muchas veces les delegan los mismos a sus maestros u otras personas, es decir, los jóvenes crecen sin una verdadera autoridad con principios, hay que revisar y también trabajar con los núcleos familiares.
david menchola Dice
Ese problema es uno de los mas importantes que se afronta en el mundo , ya que es interés de todos, que el ser humano no se deteriore con sistemas de vida, enmarcados en delincuencia, drogadicion y violencia publica.
En LIMA existen locales privados que motivados ,por el servicio social privado, brindan servicios a familias de personas ,con problemas de adicciones,son especies de casa temporales, en algunos casos son motivados religiosamente ,para lograr psicológica mente y espiritualmente un cambio en sus conducta.
En otros casos seria conveniente también,como política publica ,ayudar incubar este tipo de locales, con control y algún apoyo económico.
Richard Dice
Gran artículo. Es hora de probar cosas nuevas en la región.
Gerars Martin Dice
Las violencias que dominen en los paises mas violentas de la region réquieren respuestas integrales, y que deben incluir necesariamente reformas de policia, de justicia, y de infraestructura y política penitenciarias; acabar una vez por todo con las sistemas educativas de doble jornada; y garantizar políticas y programas preventivas coordinadas de manera interagencial a nivel nacional y municipal. Dentro de tales politicas integrales caben muy bien programas de cambio de comportamientos y otros de desarrollo personal. Por si solo, sin embargo, no creo que tendrán mayor impacto sostenible; ni en Forteleza, y tampoco en Chicago.
Miguel Angel Figueroa Mariscal Dice
Una sociedad que invierte en la familia, invierte en la seguridad ciudadana. Y las únicas instituciones que invierten en las Escuelas de Padres y Cursillos Matrimoniales son instituciones religiosas. Si los niños crecen en un ambiente adecuado difícilmente se darán malos ciudadanos. Si los jóvenes del experimento hubieran crecido dentro de una familia amorosa con seguridad que su comportamiento sería diferente. O ¿estoy equivocado? de no ser así, ¿estaría dispuesto el BID a financiar este proyectos de formación de padres y madres de familia a Instituciones de la Iglesia Católica?
Eduardo Niño Dice
Complementando el anterior comentario, me parece que el BID y todas las organizaciones por el estilo siempre se han preocupado por el maquillaje social y no por los seres humanos que lo constituyen. Todo maquillaje es costoso, porque no es sostenible en el tiempo. Desde que no se modifiquen las condiciones materiales de subsistencia y desarrollo de nuestros niños nunca estaremos invirtiendo adecuadamente los escasos recursos disponibles en lo que verdaderamente puede significar un cambio real. Todos estos programas que nos inventamos como la “solución” a nuestras grandes consecuencias de la injusticia social, solo justifican un gasto social, pero su impacto es tan pasajero como un ave migratoria. La falta de educación, oportunidades y una familia con padres padres formados técnica y científicamente en todos los elementos que constituyen la base del comportamiento de un niño, futuro ciudadano, la alimentación, educación, habilidades, valores sociales, cultura ciudadana, solidaridad, etc, etc; se forman en los primeros años de nuestras vidas, ahí es en donde nacen nuestros futuros ciudadanos y nuestros problemas más impactantes; ahí es donde se define si vamos o no a tener oportunidades en nuestra futuro, ahí es donde debemos actuar, ahí es donde debemos invertir mayormente nuestros recursos, y dejar algo de estos recursos para los problemas que a pesar de todo puedan subsistir.
El fortalecimiento de la familia es básico para la construcción de ciudadanos, la creación de un SISTEMA de formación de nuestros chiquitos es la más importante necesidad de nuestra sociedad; actualmente no invertimos casi nada en esto, y lo que hacemos no se hace adecuadamente. Hoy la mayor parte de los escasos recursos van dedicados a enderezar los seres que por las condiciones materiales existentes ( Padres sin educación, sin empleo, sin oportunidades y sin recursos), han crecido en la miseria y la desesperanza generando los gérmenes de los diferentes tipos de violencia y la delincuencia que luego tratamos de maquillar y mostrar como un gran logro.
Es muchísimo más rentable social y económicamente invertir en solucionar los problemas base que en tratar las consecuencias de no hacerlo, con el agravante de que se perpetúa la situación y la muestra está en que cada vez es más grande la brecha entre pobres y ricos, no solo hay más pobres sino que son más pobres y los otros más ricos y derrochadores.
Jose Lopez Dice
Miguel Ángel efectivamente estas equivocado. Crecer dentro de una familia amorosa, con principios y alta moral solo te da una mejor especulativa de ser buen ciudadano. Desafortunadamente los hijos no viven envueltos en una burbuja que los proteja de tomar malas decisiones en la vida.
Nos relacionamos diariamente con un sinfín de personas, donde la individualidad de cada ser se ve afectada de diferentes formas en esas relaciones. Cuidar que los hijos no se junten con gente “mala” no es sinónimos de que la gente “buena” influirá de forma positiva en la vida de nuestros hijos.
Por ello hay hijos de alcohólicos que no consumen alcohol. Hijos de drogadictos que jamas se drogan y hay hijos de honorable personas que son un desastre en las familias.