El Alzheimer es la causa más común de la demencia en personas mayores de 65 años, pero no es la única. La demencia de la mayoría de las personas mayores de 80 años tiene más de un causante, tales como problemas cardiovasculares, ataques cerebrales leves y la enfermedad de Parkinson. También es importante subrayar que el deterioro cognitivo no puede explicarse por una asociación con otras condiciones psiquiátricas o clínicas sin una investigación médica exhaustiva.
Convencionalmente, se utiliza el término “demencia” para describir a un grupo general de síntomas que afectan a la memoria, al pensamiento y a las habilidades sociales y con una severidad suficiente como para interferir con las actividades de la vida diaria y la autonomía social.
En busca de un diagnóstico por molestias cognitivas
La mayoría de los países sugieren a las personas con molestias cognitivas que, como primer paso, visiten a su médico de cabecera (médico de familia). En muchas casos, serán asistidos por un enfermero que podría haber apuntado la historia clínica antes de la visita y haber completado exámenes de memoria por teléfono, por correo electrónico o personalmente. A aquellas personas que no tienen un médico habitual, se les recomienda que visiten una clínica de salud pública con una cantidad de médicos de atención primaria u otros profesionales de la salud que podrían tener la pericia para realizar la evaluación y el diagnóstico de la demencia.
Uno de los síntomas más habituales de la demencia es un deterioro progresivo de la memoria sobre eventos recientes. Podría haber otras señales de atención tempranas como la búsqueda de palabras, errores con direcciones, no reconocer caras familiares y dudas en la toma de decisiones, así como un cambio significativo en el humor y en el comportamiento. Muchas veces hay síntomas psicológicos asociados con el deterioro cognitivo, tales como ansiedad, retraimiento social, irritabilidad y sentimientos depresivos. Estos síntomas podrían ser parte del proceso de la enfermedad, pero también pueden ser reacciones adversas a lo que está sucediendo.
Un paso muy importante en el proceso de diagnóstico incluye la información que le puedan comunicar al profesional de la salud ya sea la persona que está experimentando las molestias cognitivas, sus familiares u otras personas que administran cuidados. Es importante llegar a la cita con preparación, habiendo hecho una lista de todas las señales y síntomas que preocupan, así como la duración y la frecuencia de dichas cuestiones. Al reunirse por primera vez con un profesional de la salud, también es importante tener la historia clínica previa y actual de la persona, así como una lista de los medicamentos que tome, ya sean recetados o de venta libre.
El impacto potencial del deterioro cognitivo en actividades de la vida diaria es una parte crucial del registro de la historia clínica en el proceso de un diagnóstico de demencia. Por ejemplo, el deterioro de la memoria puede llevar a perder citas, a olvidar el cumpleaños de un nieto, a extraviar consistentemente artículos de importancia, dejar una canilla de agua corriendo o olvidarse frecuentemente de apagar el horno. Durante la evaluación cognitiva, un profesional de la salud puede utilizar una entrevista semi-estructurada o una lista de ítems yendo desde actividades de esparcimiento (tales como juegos de cartas), tareas prácticas tales como preparar comidas, realizar llamadas telefónicas, realizar tareas del hogar, ocuparse de las finanzas y de la correspondencia, realizar una salida, tomar la medicación, la capacidad de estar en casa con seguridad y la habilidad para manejar automóviles, y actividades básicas como vestirse, cumplir con la higiene personal, la continencia y la alimentación. Esa información es generalmente validada por familiares, amigos u otras personas que administran cuidados porque no es poco habitual que la persona con molestias cognitivas no reconozca sus propias dificultades o desafíos.
Como las preocupaciones principales sobre la demencia involucran generalmente cuestiones de la memoria tales como olvidar palabras comunes, perder el sentido de la dirección al manejar o caminar, así como extraviar cosas, el examen inicial se va a concentrar en estos elementos. Se han desarrollado algunas escalas para tener una medida general de cuán agudo es el pensamiento de una persona (escalas de evaluación); luego el puntaje se compara con personas promedio dentro del mismo grupo etario y nivel educativo. Estas escalas se repiten a menudo en cada visita subsiguiente de manera de evaluar si la persona está mejorando, estable o deteriorándose. Se han diseñado otras escalas para evaluar dificultades más específicas con la producción del habla o la comprensión, la escritura, la lectura o la identificación de caras u objetos. Estas escalas especiales generalmente requieren de una evaluación aparte por un profesional de la salud entrenado especialmente y que pueda realizar estos exámenes.
Un profesional de la salud puede llegar a confirmar en la primera visita que hay evidencia que apoya la idea de un deterioro cognitivo y funcional; sin embargo, muy raramente es posible brindar un diagnóstico preciso de demencia y de sus causas con una sola visita, donde el foco ha estado estrictamente en tomar la historia y realizar evaluaciones cognitivas básicas. Para realizar un diagnóstico de demencia, el profesional de la salud va a tener que realizar una serie de exámenes adicionales tales como exámenes de sangre específicos, escaneos de cerebro sencillos y, en algunas circunstancias especiales, escaneos del cerebro utilizando substancias radioactivas y/o una punción lumbar con medición de las proteínas en el fluido cerebroespinal. Una vez que se realizan concienzudamente estos análisis, se realizará una segunda evaluación de las actividades de la vida diaria junto con evaluaciones cognitivas para formular un diagnóstico.
La comunicación sobre un diagnóstico de demencia a la persona con molestias cognitivas y a sus familiares u otras personas que administran cuidados es una cuestión muy sensible, y muchas veces se realiza con un abordaje basado en pasos. Es importante que el profesional de la salud se asegure de que la persona, sus familiares y otras personas que administran cuidados comprendan que existe un deterioro cognitivo de manera de evitar retrasos en la toma de decisiones importantes respecto de su cuidado personal, seguridad y tomas de decisiones legales y financieras. Sin embargo, dada la incertidumbre respecto de cómo evolucionarán los síntomas, y para evitar generar sufrimiento emocional, es muy importante animar a la persona a que mantenga un estilo de vida activo y saludable.
¿Tienes un familiar que haya sido diagnosticado con demencia? ¿Cómo fue la experiencia para el paciente y para la familia? Comparte tu experiencia en la sección de comentarios abajo o mencionando @BIDgente en Twitter.
Faviola González dice
¡Gracias por esta información!
Escribo desde México. Mi padre (83 años) es paciente de Parkinson desde hace un par de años. Seguimos investigando, leyendo y buscando diariamente formas de ayudarlo, notamos que el sentirse acompañado por la familia es lo más importante para él. Además de sus medicamentos, el CBD también ha sido una gran ayuda en todos los aspectos. A quien le sirva el dato, lo conseguimos en Monkslife.