Clara Contrera llevaba meses pensando cómo mejorar la atención primaria de sus pacientes. Ella es médica asistencial del Centro Integral de Salud El Rodeo, a casi tres horas de Tegucigalpa, la capital de Honduras. Allí atiende a pacientes de todas las edades, muchos en situación de pobreza. Con la experiencia de años como profesional de salud, reconoce que su país ha experimentado importantes avances en términos de cobertura de servicios de salud, pero que aún quedan brechas que reducir en cuando a la calidad de la atención.
Hay estudios que muestran que la calidad de la atención en salud puede variar enormemente, incluso cuando hay recursos disponibles. Y que tener el conocimiento clínico no garantiza que se aplique de manera consistente en la práctica diaria. La clave para garantizar una atención de calidad no está solo en los insumos o las normas, sino en equipos de salud bien coordinados, con procesos claros, estándares medibles y ciclos constantes de evaluación y aprendizaje.
Clara, como muchos profesionales de la salud de la región, quería dar un paso más en la búsqueda de esa mejora para atender con calidad a sus pacientes. Pero, a pesar de sus esfuerzos, no encontraba la manera de lograrlo. Hasta ahora.
Un enfoque innovador: el coaching para la mejora continua
Entre 2022 y 2023, la Iniciativa Salud Mesoamérica (ISM), en colaboración con la Secretaría de Salud de Honduras y Acceso Global, implementó en tres municipios del país un innovador Programa de Gerencia y Coaching de Mejora Continua de la Calidad. El programa nació de la preocupación de miles de profesionales de la salud que, como Clara, querían marcar la diferencia. Querían promover una cultura que empoderara al personal y convirtiera la retroalimentación y la innovación en verdaderos pilares de la atención.
El reto no era fácil. Desde la ISM y la Secretaría de Salud queríamos lograr avances en la atención primaria de salud mediante el desarrollo de habilidades blandas. El objetivo era transformar a los responsables de los equipos de salud en mentores y coaches, capaces de guiar a sus colaboradores mediante la demostración, la motivación y la retroalimentación. Así, esperábamos fortalecer la organización del trabajo y elevar la calidad de la atención, particularmente en dos áreas clave con importantes brechas: la atención prenatal y la detección oportuna del cáncer de cérvix (ver cuadro).
La brecha de calidad: Honduras 2019
Durante el 2019, el 94% de las mujeres embarazadas de Honduras habían asistido a, al menos, un control prenatal en los municipios con mayor situación de pobreza, pero sólo el 73% recibieron atención prenatal de calidad. Al igual que en los datos de tamizaje de cáncer cervical, los datos mostraban que, aunque el 48% de las mujeres se había realizado el tamizaje, sólo el 32% lo recibía con calidad.

El programa combinó el desarrollo de habilidades técnicas y habilidades blandas en 45 personas en mandos medios. Participaron coordinadores y supervisores de siete gestores descentralizados a cargo de redes de atención primaria en las regiones de Lempira, Intibucá y Choluteca, así como con personal regional y central de la Secretaría de Salud. En conjunto, estos mandos medios supervisan 93 unidades de atención primaria, que atienden a casi 335.000 personas. Clara Contrera fue una de ellas.
Habilidades técnicas | Habilidades blandas |
---|---|
Medición de indicadores de calidad basados en procesos de atención, el análisis de datos y el desarrollo de planes de mejora en base al análisis. | Coaching, liderazgo, retroalimentación efectiva, comunicación, formación de equipos y resolución de conflictos. |
El impacto de fomentar las habilidades blandas en los equipos de salud
Para medir el resultado del programa, se realizó una evaluación de impacto basada en encuestas poblacionales, que será publicada próximamente. Los datos demostraron un avance significativo: la cobertura del tamizaje de cáncer de cérvix con calidad aumentó en 13 puntos porcentuales (lo que equivale a casi cerrar la brecha en calidad encontrada previo al programa).Esto significa que las mujeres no solo accedieron al examen, sino que también recibieron sus resultados en menos de un mes. Esta mejora permite detectar la enfermedad de manera temprana y aumentar la probabilidad de supervivencia en casos positivos. También se encontró que la cobertura de atención prenatal con calidad aumentó en 6 puntos porcentuales, aunque este resultado no es estadísticamente significativo.
El programa confirma que la calidad de los servicios de salud no depende exclusivamente de insumos o conocimientos clínicos, sino también de la capacidad de los equipos para trabajar de manera coordinada, aprender de manera continua e innovar en su práctica diaria.
Hoy, Clara Contrera ha renovado su compromiso con sus pacientes. El programa impulsado por la ISM y la Secretaría de Salud transformó su manera de trabajar. “Me siento con más competencias para poder liderar a mi equipo, resolver conflictos, generar ideas de cambio y, sobre todo, brindar esa atención de calidad a la población”, afirma. «Me ha ayudado tanto que ni me reconozco», agrega emocionada.
Los resultados nos demuestran que mejorar la calidad de la atención en salud va más allá de los recursos materiales. Se trata de potenciar el talento humano, de transformar cómo los profesionales se relacionan con sus equipos y pacientes, y de construir una cultura de aprendizaje y mejora continua.
En contextos desafiantes, donde cada esfuerzo cuenta para reducir las brechas de calidad, este enfoque integral demuestra que la atención en salud puede ser no solo más efectiva, sino también más humana.
Leave a Reply