América Latina y el Caribe es una región de migrantes. En 2017, 37 millones de Latinoamericanos no residían en sus países de origen. El movimiento de población continúa y en algunos países se ha intensificado. La crisis humanitaria y económica en Venezuela ha causado la migración de 4,9 millones de personas, con 4 millones que se han asentado en países de la región desde 2015. Esto genera un reto de política pública para la contención del COVID-19 que no es menor y va más allá del cierre o apertura de fronteras.
Un estudio reciente que hicimos analiza el impacto de la migración venezolana, tanto irregular como regular, sobre la incidencia de enfermedades infecciosas en Colombia, y ayuda a identificar el conjunto de políticas públicas que pueden ser más efectivas para frenar enfermedades contagiosas. Nuestro análisis usa los datos del Registro de Instituciones Prestadores de Salud en Colombia (RIPS), que registra los diagnósticos de todas las visitas médicas de los pacientes cubiertos por el sistema de salud. El estudio calcula el total de casos de enfermedades infecciosas por mes y municipio, y estima el impacto de los flujos de migrantes sobre la incidencia de tres grupos de enfermedades (transmitidas por vectores[1], prevenibles por vacunación[2] y de transmisión sexual[3]) y para cada enfermedad por separado.
Los resultados muestran la necesidad de adoptar políticas agresivas para prevenir el contagio. La migración aumentó la incidencia de varicela en 4,8%, tuberculosis en 4,9%, VIH en 10% y sífilis en 6.9%, evaluado en la media de incidencia. El efecto negativo de cada enfermedad se concentra en ciertos grupos de edad: la varicela en menores de edad, la tuberculosis en mayores de 65 años y las enfermedades de transmisión sexual en los adultos. Estos datos confirman la necesidad de adoptar políticas públicas contundentes para prevenir el contagio de enfermedades infecciosas tanto en la población migrante como en sus comunidades receptoras.
¿Por qué los migrantes son vulnerables?
La protección de la salud de los migrantes y la población local en medio de la pandemia del COVID-19 se debe enfrentar con generosidad hacia los migrantes, políticas públicas innovadoras y una acción decidida. Esto es importante porque el riesgo de contagio para los migrantes en los países receptores es alto dado que muchos viven en condiciones precarias de hacinamiento, carecen en la mayoría de los casos de acceso al sistema de salud y enfrentan unas condiciones frágiles de salud con altos niveles de desnutrición. En el caso de Colombia, los flujos de población desde Venezuela, un país con el sistema de salud completamente colapsado, imponen riesgos de contagio para los migrantes mismos y la población receptora. Aunque desde el BID, con el apoyo de la Unión Europea, estamos ayudando al gobierno de Colombia a disminuir el hacinamiento por medio de la implementación de un nuevo Fondo de Garantía al Alquiler que ayudará a migrantes a cumplir con las condiciones necesarias para arrendar una vivienda digna, el COVID19 ha incrementado la necesidad de otro tipo de acciones que complementen esfuerzos existentes, especialmente en materia de salud.
¿Qué pueden hacer los gobiernos?
Ante este panorama, recomendamos tres políticas públicas que pueden adaptar los gobiernos: mejorar los accesos a los servicios de salud; mejorar sus sistemas de detección temprana; y mejorar sus programas de salud reproductivos.
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Regularización para acceso completo a servicios de salud
Prevenir el contagio de enfermedades infecciosas requiere de un conjunto de políticas públicas que garanticen el acceso de los migrantes a servicios de salud de calidad y pertinentes. Un alto porcentaje de la población migrante en la región es indocumentada. Aunque países como Colombia generosamente proveen servicios de urgencias y medicina preventiva a los migrantes indocumentados, estas medidas no son suficientes para prevenir el contagio de enfermedades transmisibles, ya que no incluyen el acceso completo a los servicios de salud. Además, muchos de estos migrantes prefieren no acudir a estos servicios de urgencias por miedo a ser deportados
Regularizar a los migrantes permitirá aumentar las tasas de vacunación de los niños, frenar el contagio una vez se presenten las enfermedades, tratar a la población migrante enferma y vincularlos a campañas de prevención. Una segunda etapa de este estudio evaluará la contribución en este frente de un importante programa de regularización que llevó a cabo el Gobierno de Colombia en 2018 sobre las condiciones de salud de los migrantes venezolanos.
A finales de julio de 2018, el gobierno del presidente Juan Manuel Santos regularizó la situación de más de 440.000 migrantes venezolanos indocumentados cubiertos por el Registro Administrativo de Migrantes Venezolanos (RAMV). Además de proveer permisos de trabajo por dos años, cobertura en educación y acceso a subsidios para la población de bajos recursos, el Permiso Especial de Permanencia (PEP) otorgó acceso al régimen subsidiado de salud. Los participantes en grupos focales que realizamos en diciembre de 2019 resaltaron que el PEP aumentó su acceso al sistema de salud. Al sentir legitimidad en su condición migratoria y tener acceso a todos los servicios del sistema de salud, acudieron con mayor frecuencia a los centros de salud, hospitales y centros de vacunación del país. Esto contribuyó a incrementar su acceso a servicios de medicina preventiva, curativa y a las drogas requeridas para enfermedades crónicas. En los próximos meses aplicaremos unas encuestas a la población beneficiaria del PEP y un grupo de control para entender con mayor rigurosidad la magnitud del impacto y sus efectos adicionales sobre salud mental y otras dimensiones.
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Sistemas de detección temprana de enfermedades
La detección temprana de enfermedades infecciosas aumenta la posibilidad de éxito del tratamiento, disminuye las complicaciones y secuelas de la enfermedad al igual que el costo asistencial, y ayuda a reducir las posibilidades de propagación. Estos sistemas cuyo propósito es la detección y tratamiento de la enfermedad en fases muy tempranas cuando aún no provoca síntomas, deben ser una de las herramientas de los Gobiernos para contener enfermedades infecciosas
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Programas de salud reproductiva
Más allá de prevenir embarazos no deseados, algunas enfermedades infecciosas se transmiten por vía sexual, de ahí la importancia de asegurar el acceso a los programas de salud reproductiva por parte de la población migrante. El colapso del sistema de salud en Venezuela, país con 4 millones de ciudadanos viviendo en países de América Latina y el Caribe, y la caída de los ingresos de esta población ocasionó un menor uso de métodos anticonceptivos y por lo tanto una mayor exposición a ciertas enfermedades. Los datos de nuestro estudio demuestran que, tras la migración, este problema persiste en los países receptores.
La migración no se detendrá. Las fronteras son porosas y las muy precarias condiciones en Venezuela no dan muchas alternativas a la población. La propagación de la enfermedad se puede contener con políticas públicas ambiciosas que no dan espera. Debemos ponerlas en marcha ya.
[1] Malaria, dengue, leishmaniasis y chagas.
[2] Varicela, sarampión, rubeola, tuberculosis, difteria y tos ferina.
[3] HIV y sífilis.
Bessy Alvarado dice
Excelente. Me gustaria obtener informacion sobre migracion en centro america especicamente HONDURAS..y si tienen cursos como acceso.gracias
Thania dice
Vivimos una época transcendental que marcará un antes y un después
Donde inversores y gobiernos deben decidir por crear plataformas fuertes en los sistemas de salud y educación
Invertir a largo plazo para generar sociedades sustentables
Paz dice
Hola Ana María,
Me gustaría entender mejor como se llega a esta conclusión “La migración aumentó la incidencia de varicela en 4,8%, tuberculosis en 4,9%, VIH en 10% y sífilis en 6.9%, evaluado en la media de incidencia”, En qué se basa este enunciado? Gracias por la aclaración.