Enviar remesas a sus países de origen es una de las principales motivaciones que llevan a las personas a migrar y buscar oportunidades laborales en otros países. Nuestras proyecciones indican que en 2024 los países de la región recibirán US$161.000 millones en remesas, recursos fundamentales para muchas de sus economías y vitales para la subsistencia y el bienestar de millones de familias de la región.
Quiénes envían y reciben remesas
El reporte Las remesas a América Latina y el Caribe en 2024 incluye, además, un análisis del uso y los destinos de las remesas de parte de quienes las envían y las reciben, basado en las encuestas que realizó el BID, a través del BID Lab, entre 2012 y 2021 a emigrantes que retornaban a sus países de origen para celebrar las fiestas de fin de año y otras a trabajadores migrantes que residían en los Estados Unidos.
Factores que influyen sobre los envíos de remesas
Las encuestas demostraron que los montos de remesas que envían los migrantes desde el exterior y la proporción que estos envíos representan respecto del ingreso de los emisores, dependen de factores como la duración de su permanencia en el exterior, los niveles de educación, el género, la existencia de dependientes en los países de origen y destino y otras características propias de los migrantes e independientes de su país de procedencia.
Entre los resultados de las encuestas, se encontró que los montos promedio enviados por los migrantes estaban entre US$131 mensuales y US$648 mensuales, mientras la proporción que estos envíos tienen respecto a los ingresos de los migrantes, oscilan entre el 6% y el 23% dependiendo del país de origen del migrante.
Remesas en relación con los ingresos de las personas migrantes
Al desglosar el porcentaje del ingreso que representan las remesas para los migrantes por el tiempo de permanencia que tienen estos en el exterior y por género, se observan algunas diferencias.
Entre los hombres, tanto el monto de la remesa como el porcentaje que representa respecto de los ingresos, inician en valores altos, con una mediana de US$300 mensuales que equivale al 16,1% de los ingresos. Los montos de remesas se mantendrían estables durante los primeros 15 años de permanencia en el extranjero, pero como proporción del ingreso, se observa que estos significan cada vez menos a partir de los primeros dos años, debido a que los ingresos suelen crecer en las siguientes etapas, mientras los montos de remesas permanecerían constantes.
En el caso de las mujeres, el porcentaje de su ingreso que dedican al envío de remesas se mantiene relativamente estable en el tiempo, reduciéndose muy poco en los primeros 20 años, de forma tal que el crecimiento de sus ingresos se refleja en el crecimiento en los montos enviados. Después de los 20 años de permanencia en el extranjero, se observa una reducción significativa en el porcentaje de los ingresos que envían como remesas, que podría explicarse por debilitamiento de los vínculos con su país de origen, a la reunificación de las familias en el exterior, o porque las necesidades de sus familias disminuyen al crecer e independizarse los hijos o fallecer los padres. Es interesante resaltar que después de los 15 años de permanencia en el extranjero, las mujeres emigrantes dedican porcentajes mayores de su ingreso al envío de remesas que lo que hacen los hombres.
Destinatarios de las remesas
Al analizar los destinos de las remesas es interesante contemplar dos variables: quién las recibe y qué porcentaje reciben. Las más mencionadas como destinatarias de las remesas son las madres, a quienes mencionó el 60% de los migrantes y otro significativo 30% de los encuestados mencionaron al padre como destinatario.
Un hallazgo interesante tiene que ver con el rol de los hermanos. 1 de cada 4 personas encuestadas dijo enviar remesas a sus hermanos, que son en muchos casos los intermediarios a través de quienes se hacen llegar los recursos a padres y abuelos cuando estos enfrentan dificultades para cobrar los envíos.
Otro grupo de destinatarios que merece análisis son los cónyuges y los hijos. 17% menciona enviar a su cónyuge y 16% enviar remesas a sus hijos directamente. Es importante contemplar que los migrantes que suelen enviar remesas al conyugue, muchas veces asumen que estas van destinadas a sus hijos por lo que estos dos destinatarios podrían ser una combinación de respuestas. Por otra parte, a medida que transcurre la edad del migrante, el vínculo con el conyugue se debilita (o se reunifica la familia en el extranjero) y las remesas se transfieren a los hijos directamente, por lo que, con la edad, la mención del conyugue disminuye y la mención de los hijos aumenta.
Al considerar el porcentaje de los ingresos que significan las remesas, según su destinatario se destaca que las madres, aunque son las más mencionadas, solo recibirían en promedio el 15% del ingreso, porcentaje aún menor (10%) cuando se considera a ambos padres como una sola entidad.
En el caso de los envíos al cónyuge o a los hijos, estos alcanzarían una proporción mucho mayor, de entre 28% y 30% de los ingresos de los migrantes, durante los primeros años en el extranjero. En todos los casos se observa que el porcentaje del ingreso que se envía como remesas, decae con el tiempo de permanencia de los migrantes en el exterior.
Uso de las remesas
Las remesas son un ingreso fundamental para garantizar la subsistencia de millones de familias en toda la región. 88% de los migrantes encuestados mencionó el concepto de manutención, que incluye los gastos cotidianos de comida, vivienda, transporte, etc. El segundo uso que más se señala en las encuetas corresponde a los gastos médicos, los cuales por lo general estarían relacionados a gastos de emergencia. Esta podría ser una de las causas por las que las remesas crecieron tanto durante la pandemia del COVID-19 en 2020-2021, cubriendo gastos de salud, así como para la cobertura de otros problemas económicos que significó el cierre de las actividades locales.
Remesas: entre el consumo y la inversión
Además de estos dos conceptos, que son mencionados por más de la mitad de los encuestados, también se indican otros conceptos como destino de los envíos que incluyen: educación, ahorros, negocios e inmuebles. Estos conceptos pueden considerarse como inversiones, toda vez que contribuyen a mejorar el capital financiero, económico o humano de los receptores. También se deberá tener en cuenta que entre los gastos de “manutención”, algunos también podrían catalogarse como inversión, en aquellos casos en los que se generan activos que duran más allá del tiempo de consumo inmediato. Es el caso por ejemplo de los gastos en vivienda cuando este se destina al pago de una hipoteca que se convertirá a futuro en propiedad de la familia, lo que contribuye a mejorar la estabilidad económica de la familia.
Remesas: alivio contra la pobreza
Aunque la mayor parte de los 160 mil millones de dólares que ALC recibe como remesas se destinan a gastos de manutención y no a “inversiones”, estos contribuyen a mantener y elevar el nivel de vida de las familias receptoras, evitando que caigan en pobreza y contribuyendo al sostenimiento de las economías locales, por lo que las remesas se constituyen en una parte fundamental de las economías de muchos países de América Latina y el Caribe.