El desafío no tiene precedentes: más de 14,8 millones de personas han migrado dentro de América Latina y el Caribe debido a la inestabilidad política y social, a la vulnerabilidad ante los desastres naturales y a los impactos económicos de la pandemia. Se trata de la mayor y más acelerada situación de movilidad humana de la historia de esta región. Pero esta migración, derivada de situaciones de crisis, ofrece millones de oportunidades ya que los migrantes pueden ser una fuerza de crecimiento económico e inclusión social para los países receptores.
La solidaridad de los gobiernos y del sector público es clave para lograrlo, pero la magnitud del reto requiere una participación más activa y novedosa del sector privado y las organizaciones de la sociedad civil. Sin ellos es imposible crear un ecosistema inclusivo para los migrantes y cerrar las brechas de habilidades laborales. Además, su inclusión en los mercados laborales permitiría promover la innovación, fortalecer industrias más dinámicas y catalizar el sistema emprendedor con equipos más diversos.
El sector privado es el principal generador de empleo y de riqueza en el mundo. De ahí que la Organización de las Naciones Unidas, en su Declaración de Nueva York para Refugiados y Migrantes, lo llamara a ser parte de una respuesta más amplia. Su impacto no es menor, el Banco Mundial calculó que un incremento del 3% de la migración a países desarrollados entre 2005 y 2025, traería ganancias globales de hasta 356.000 millones de dólares. Más aún, el Center for Global Development, afirmó que la migración es la gran idea de desarrollo que nadie ha aprovechado aún, ya que simplemente flexibilizando las políticas migratorias se podría incrementar el PIB mundial entre un 60 y un 140%, mientras que eliminar barreras al comercio apenas lo aumentaría entre un 0,3 y un 4,1%.
Los migrantes cuentan con nuevas habilidades demandadas por empresas y organizaciones que fortalecen su competitividad, aumentan la capacidad de innovación, crean emprendimientos generando servicios y empleo para la población local y mientras incrementan el consumo, aumentan los aportes fiscales y las contribuciones a la seguridad social.
Integrar a los migrantes a la fuerza laboral de América Latina y el Caribe también enriquece a los equipos. Frecuentemente, los migrantes cuentan con nuevas habilidades demandadas por empresas y organizaciones que fortalecen su competitividad. Aumentan la capacidad de innovación, crean emprendimientos generando servicios y empleo para la población local y mientras incrementan el consumo, aumentan los aportes fiscales y las contribuciones a la seguridad social. Al mismo tiempo siguen siendo los grandes financiadores del desarrollo, enviando cada año remesas a sus países de origen por cerca de 100.000 millones de dólares. Además, la migración es un activo fundamental para el desarrollo de los sectores de tecnología e innovación, y genera un puente entre la diáspora y los retornados para abrir nuevos mercados. Estas conexiones son cruciales en algunos de los ecosistemas innovadores más exitosos del mundo, como los de Israel, India o Brasil.
Muchas empresas y organizaciones ya han identificado esta oportunidad y están abriendo el camino apoyándose en la tecnología y las alianzas, como afirma el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su publicación interactiva ‘MIGnnovación: la oportunidad del sector privado y la sociedad civil ante el desafío migratorio en América Latina y el Caribe’. Es el caso de Migraflix, una empresa social brasileña en expansión que está derribando barreras culturales al promover emprendimientos gastronómicos y creativos de migrantes, en alianza con Uber, AirBNB, Google y otros socios. El Banco Estado de Chile consiguió, por su parte, más de un millón de nuevos clientes ofreciendo a los extranjeros un producto financiero conocido como Cuenta RUT, así como instrumentos para el ahorro, el acceso a la vivienda y el envío de remesas, promocionándolos en español y, también, en creole haitiano. Por su parte, en el Caribe, la Fundación TogetherWI promueve la capacitación de mujeres migrantes en Trinidad y Tobago para entrar al negocio de la producción de prendas de vestir y fortalecer la importante industria del carnaval y la moda caribeña.
Las empresas han sido, por lo general, reticentes a implicarse en temas migratoriospor diversas razones, según el Foro Económico Mundial: lo consideran arriesgado o no tienen claro su rol, se frustran con las restricciones legales y con los procesos burocráticos o consideran que tienen poca capacidad para influir en políticas migratorias. Además, a raíz de la pandemia, los prejuicios hacia los migrantes han aumentado, creando mayor tensión entre migrantes y comunidades receptoras. Un análisis del BID, que monitoreó y evaluó la red social Twitter en el año 2020, encontró que un 43% de las conversaciones relacionadas con migración a nivel regional estaban dominadas por comentarios de rechazo o actitudes xenófobas contra los migrantes. Pese a ello, los datos avalan que la integración de los migrantes no actúa en detrimento de los países receptores o de sus habitantes. Todo lo contrario, los fortalece.
Frente a un desafío sin precedentes, como los elevados flujos migratorios, es impostergable una aproximación diferente. Impulsar la capacidad, el ingenio y el capital del sector privado para innovar y apoyar los esfuerzos del sector público es vital para constituir sociedades más inclusivas. Se debe ir mucho más allá de la solidaridad o la filantropía de los gobiernos, empresas u organizaciones para rentabilizar este gran activo para el desarrollo.
Es necesario el apoyo de todo el sector privado, desde los grupos empresariales hasta las cámaras de comercio, para incidir en políticas públicas y regulaciones que faciliten la inserción de los migrantes, y así sumarse al esfuerzo sostenido de la comunidad internacional y especialmente de los organismos multilaterales quienes tendrán una función crucial para encaminar a América Latina y el Caribe hacia un desarrollo más incluyente y sostenible, no sólo a fin de acelerar la recuperación tras la pandemia, sino también para asegurar un crecimiento económico sostenible y una mayor equidad social’. Abramos esa puerta. Los migrantes representan millones de oportunidades que la región no puede desaprovechar.
Iván Gonzalo dice
Saludos,
Me llamo Ivan Gonzalo y soy brasileño venezolano. Vivo en Boa Vista Brasil, que es una ciudad que recibe muchos inmigrantes venezolanos, y la mayoria estan desempleados. Pretendo desarrolar un proyecto para emplear mano de obra inmigrante y quisiera saber si el BID nos podria apoyar con crédito, asesoría técnica o quizá ayudarnos a exportar esos productos hechos por inmigrantes.
Gracias
Jhonny Lezama dice
Excelente propuesta agregaría la oportunidad que tienen,las entidades financieras al apoyar a los nuevos emprendedores, ya que eso significa un aporte a desarrollo sostenible de la región. Sería muy conveniente que se apoye al migrante con Créditos para ejecutar sus proyectos. En el caso de Perú se ha hecho cuesta arriba acceder a estos beneficios.