Abrir una cuenta bancaria, inscribir a los niños en el colegio, atender una emergencia médica y acceder a los sistemas de seguridad social. Todas estas actividades tienen algo en común: requieren un documento de identidad. A millones de personas migrantes sin estatus regular en América Latina y el Caribe, la falta de permisos de residencia las aleja de estas posibilidades haciéndolas todavía más vulnerables.
En este blog discutimos cómo el Permiso Especial de Permanencia (PEP), puesto en marcha por Colombia en 2018 mejoró la vida miles de migrantes.
Los procesos de regularización para migrantes venezolanos en Colombia
Colombia es el principal destino de los 6 más millones de migrantes venezolanos que abandonaron su país en los últimos años. Con el propósito de promover la integración social y económica de esta población, el gobierno colombiano ha otorgado permisos temporales de trabajo y residencia llamados Permisos Especiales de Permanencia (PEP) en cuatro etapas diferentes entre 2017 y 2018.
En la publicación Salir de la Sombra: Cómo un programa de regularización mejoró la vida de los migrantes venezolanos en Colombia se analizan los efectos del Permiso Especial de Permanencia 3 o PEP-RAMV, que se otogó a 281.000 migrantes sin estatus regular.
En marzo de 2021, el gobierno estableció el Estatuto Temporal de Protección de Migrantes Venezolanos (ETPV) con el fin de regularizar cerca de 1,8 millones de migrantes por un periodo de diez años. Además, regularizará por dos años más a quienes entren de manera regular después de la fecha de corte del EPTMV y que así lo soliciten. Las lecciones aprendidas del PEP-RAMV dan luces de cómo fortalecer el ETPV para potenciar sus efectos positivos.
El impacto de la regularización en la población migrante venezolana en Colombia
Para entender los efectos del PEP en la integración de la población migrante venezolana en Colombia, un grupo de investigadores del BID, el Banco Mundial, la Universidad de los Andes y la Universidad de California en Davis realizó un estudio de varias fases en el que encuestamos a hogares registrados en el RAMV y migrantes irregulares.
Estos son algunos de los hallazgos que encontramos:
Los migrantes que obtuvieron el Permiso Especial de Permanencia mejoraron su bienestar y profundizaron su acceso a servicios del Estado.
Además de mejorar sus ingresos y capacidad de consumo, los beneficiarios del PEP están mejor en varias dimensiones de su bienestar económico. Esto se ve reflejado, por ejemplo, en una percepción significativamente mejor de los migrantes que accedieron al permiso sobre su estado de salud. Estos efectos son particularmente notables en los niveles de ansiedad crónica y depresión. Contar con el permiso reduce casi a la mitad la probabilidad de sufrir de estas condiciones.
Los migrantes que accedieron al Permiso Especial de Permanencia tienen un consumo per cápita del hogar entre un 31 y 60 por ciento mayor que los migrantes sin estatus regular y una menor probabilidad de saltar una comida al día.
Las condiciones laborales de los migrantes con Permiso de Permanencia mejoraron.
La probabilidad de trabajar en el sector formal aumentó en 10 puntos porcentuales para los beneficiarios del permiso y el ingreso promedio es un 31 por ciento mayor a los de los migrantes sin estatus regular.
Aunque no se hayan vinculado al sector formal, la obtención del PEP parece haber fortalecido el poder de negociación de los migrantes beneficiarios. El porcentaje de personas que desean cambiar de trabajo es 11 puntos porcentuales menor y su salario de reserva es casi seis por ciento más alto. Además, en una encuesta de seguimiento por Whatsapp, se encontró que, a pesar de las condiciones laborales dadas por la pandemia, el PEP está asociado a un aumento de la estabilidad laboral y a una reducción de la probabilidad de estar desempleado o inactivo. Todo esto parece contribuir a reducir la explotación laboral de los migrantes.
La regularización de las personas migrantes amplió significativamente el acceso a servicios del Estado.
Los beneficiarios del Permiso Especial de Permanencia están registrados con mayor probabilidad en el Sisbén, el registro de focalización del gobierno colombiano y su acceso a servicios del Estado aumenta tras la regularización. Para los migrantes con PEP es 30 puntos porcentuales más probable que estén cubiertos por el régimen de salud subsidiado y ocho puntos porcentuales más probable que tengan acceso a servicios de salud en caso de necesitarlos. La probabilidad de recibir transferencias del gobierno es ocho puntos porcentuales más alta. Una de las particularidades es que no se encontraron diferencias en vacunación de niños. Ambos grupos de migrantes están igualmente cubiertos en este aspecto y con altas tasas de vacunación.
Los migrantes regularizados se sienten más integrados a la sociedad y con menos aprehensiones para exigir sus derechos ante las autoridades colombianas.
El índice de integración es más alto para los migrantes con permiso de permanencia. Este comprende dimensiones como sentirse parte de la sociedad, de la comunidad en la que viven y tener amigos colombianos. Los beneficiarios que participaron en los grupos focales expresaron sentir una mayor tranquilidad para solicitar servicios del Estado, acudir a las autoridades para exigir sus derechos y negociar unas mejores condiciones laborales.
El proceso de regularización no atrajo más migrantes ni modificó su deseo de retorno.
Durante la implementación de los programas de regularización no se observa un mayor flujo de entrada de migrantes. Asimismo, el acceso al Permiso Especial de Permanencia no modifica los deseos de permanencia pues no difiere entre sus beneficiarios y los migrantes sin estatus regular.
Los temores de los procesos de regularización parecen ser infundados: regularizar los migrantes no parece ni atraer más migrantes ni modificar sus planes de retorno en el largo plazo.
Los datos del estudio indican que ni durante la ejecución del programa ni luego del anuncio del Permiso Especial de Permanencia se incrementó de manera significativa la entrada de migrantes irregulares a Colombia. Más de un 90% de los migrantes expresan intenciones de permanecer en Colombia en el largo plazo y el PEP no parece influenciar esta intención.
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