A los retos y desafíos que afectan a todas las personas migrantes, las mujeres migrantes deben agregar obstáculos que presenta la brecha de género, no solo para todas las mujeres en sus países de destino, sino también respecto de los hombres migrantes.
El informe “En qué situación están los migrantes en América Latina y el Caribe: mapeo de la integración socioeconómica” elaborado por el BID, la OCDE y el PNUD y que proporciona información sobre la situación de los migrantes en la región dedica un capítulo completo a una exploración de las diferencias de género en la integración de los migrantes en sus comunidades de acogida.
Se analizaron siete indicadores diferentes que comparan aspectos de la integración de las mujeres migrantes, principalmente en aspectos de participación en el mercado laboral, con los resultados tanto para los hombres inmigrantes como para las mujeres nativas.
La publicación examina las diferencias en los resultados de las mujeres migrantes en comparación con los hombres migrantes, ya que las mujeres pueden enfrentar barreras adicionales para participar en la economía y la sociedad de su país de acogida como también detalla nuestra publicación sobre Migración y Género. Al mismo tiempo, existen brechas de género dentro de la población nativa. Por lo tanto, el informe también analiza las diferencias en las brechas de género entre los inmigrantes y entre la población autóctona.
Mujeres migrantes en América Latina y el Caribe
En promedio, una de cada dos personas migrantes en los países de América Latina y el Caribe son mujeres. Sin embargo, este promedio regional esconde grandes diferencias entre países.
En los países de ALC, el 51% de los extranjeros de todas las edades son mujeres. Es decir que, en promedio, cada 100 mujeres inmigrantes hay 96 varones inmigrantes. Con una pequeña diferencia, la participación de las mujeres en la población nativa es apenas mayor a la de los varones (las mujeres son el 51 % de la población nativa).
Históricamente, los patrones de las migraciones han estado determinados por los desplazamientos de hombres en busca de trabajo, quienes envían remesas a sus familias, que permanecen en el país de origen. Los patrones recientes consisten más en casos de reunificación familiar, cuando las mujeres se reúnen con sus parejas que están en el exterior o las familias enteras emigran porque las condiciones de los países de origen hacen que sea menos práctico dejar atrás a algunos miembros de la familia.
Sin embargo, hay diferencias entre los países, especialmente, cuando se analiza a la población migrante. México, Paraguay y República Dominicana se caracterizan por una presencia ampliamente mayor de hombres, mientras en Trinidad y Tobago, Uruguay, Panamá y Costa Rica hay más mujeres migrantes que hombres.
La educación entre las mujeres migrantes en América Latina y el Caribe
En los países de ALC, las mujeres extranjeras tienden a tener un nivel educativo alto en un mayor porcentaje que sus pares nativas. Al mismo tiempo, en el promedio regional, las mujeres nativas tienen más probabilidades de tener niveles educativos bajos que las inmigrantes.
Por otro lado, en términos generales, las mujeres extranjeras y las nativas tienden a tener niveles educativos más altos que los varones en ambos grupos poblacionales. Los países de la OCDE presentan un promedio similar en comparación con ALC, lo que indica que en este conjunto de países las mujeres, en general, están más educadas.
Las mujeres migrantes en el mundo del trabajo
Las mujeres inmigrantes tienden a trabajar y participar, por un pequeño margen, más en el mercado laboral más que las mujeres nativas. La brecha de género entre los inmigrantes es de 27 puntos porcentuales, y los hombres tienen muchas más probabilidades de estar empleados que las mujeres. Entre los nativos, esta brecha es aproximadamente 5 puntos menor, lo que refleja un mayor desafío para el empleo femenino para los inmigrantes.
En cuatro de los nueve países para los cuales hay datos disponibles, las mujeres inmigrantes tienen más probabilidades que las nativas de ocupar puestos de trabajo altamente calificados. Sin embargo, en los restantes cinco países los datos son inversos. Estos resultados tan contrapuestos generan una diferencia regional relativamente pequeña (2 p. p.), que indica que las mujeres nativas superan a sus pares inmigrantes. Este también es el caso en los países de la OCDE, donde las mujeres nativas tienen trabajos más altamente calificados que las nacidas en el extranjero por una diferencia significativa de 10 p.p.
Cuando se analizan los porcentajes de mujeres en puestos de baja calificación, se observa que las mujeres extranjeras ocupan dichos puestos en mayor proporción que las nativas.
Las mujeres inmigrantes también tienen muchas más probabilidades de trabajar muchas horas (más de 50 horas por semana). En ninguno de los países analizados las mujeres nativas trabajaron muchas horas en mayor proporción que las mujeres nacidas en el extranjero.
La brecha de género entre las mujeres migrantes
En resumen, las mujeres inmigrantes suelen tener más educación que sus pares nativas y tienen más probabilidades de trabajar y de trabajar más horas. Sin embargo, a menudo enfrentan barreras para desempeñar un trabajo que utilice plenamente sus talentos. Junto con sus familias, aportan un importante capital humano a sus países de adopción, y las políticas para aprovechar mejor sus capacidades pueden reportar importantes beneficios para ellos y para las economías de sus nuevos países de origen.
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