Si te interesa saber más sobre este tema, puedes leer el Capítulo 5 del reporte institucional del Sector de Integración y Comercio del BID Cómo salir del laberinto fronterizo y el Documento de Trabajo IDB-WP-706 “Tecnologías de la información y comercio en presencia de agencias múltiples” (en inglés).
El ”proceso” de la frontera
Hace aproximadamente 100 años Franz Kafka escribía: «¡Y hay que ver lo que duran los procesos…!…Los primeros escritos presentados al tribunal no se leían. Simplemente se agregaban a las actas….el primer escrito se solía traspapelar o simplemente se extraviaba y, aunque se conservase hasta el final…, apenas se leía….El procedimiento…podía ser público,…pero la ley no prescribía su publicidad. Como consecuencia de esto, los escritos…eran inaccesibles…, por consiguiente, no se sabía con exactitud a qué se debía referir, en concreto, el primer escrito, así que éste sólo podía contener por casualidad algo que fuera importante para la causa.» La realidad en la cual operan las firmas que comercian a través de las fronteras no difiere marcadamente de estos pasajes de la notable novela «El proceso». Según el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, «Hoy día, quienes comercian internacionalmente deben remitir la misma información a múltiples organismos y muchas veces, por medio de procesos que se llevan a cabo mayormente en papel y de forma manual»[1].
Así, en Costa Rica, además de la aduana nacional, hay otras 16 entidades que intervienen en el proceso de exportación. Hasta mediados de la década de 1990, todas estas entidades utilizaban diferentes documentos, que tenían que ser presentados en persona en diferentes oficinas diseminadas en la capital del país, San José. Una vez procesados, estos documentos tenían que ser entregados, también en persona, en la delegación aduanera correspondiente. Como consecuencia, completar todas las formalidades del proceso de exportación demandaba al menos cinco días y, en general, se tardaba mucho más.
El ejemplo anterior pone de relieve que, en ausencia de mecanismos procedimentales eficientes y una adecuada coordinación, los procesos administrativos relacionados con las regulaciones del comercio exterior pueden ser repetitivos y redundantes y, en consecuencia, generar cuantiosos costos de comercio, especialmente cuando se realizan en papel.
Rediseñando el “proceso” de la frontera: Las ventanillas únicas de comercio exterior
Las ventanillas únicas de comercio exterior (VUCE) son arreglos institucionales que racionalizan los procesos administrativos relacionados con las transacciones comerciales internacionales. Las mismas permiten que las partes involucradas presenten información estandarizada en un único punto de entrada para dar cumplimiento a todos los requisitos regulatorios vinculados con la importación, exportación y tránsito de mercancías.
La tecnología de la información y los métodos que permiten la interoperabilidad han hecho posible el desarrollo e implementación de VUCE electrónicas. Así, en lugar de completar y llevar físicamente documentos en papel de una oficina a otra de manera consecutiva, estas permiten la presentación de solicitudes en línea, el intercambio de documentos digitales entre los organismos encargados del cumplimiento de las regulaciones y la emisión de permisos y certificados relacionados con el comercio exterior.
Más de 70 países alrededor del mundo ya han implementado esquemas VUCE (Gráfico 1)[2].
Gracias a las VUCE, las firmas pueden interactuar con un organismo virtual único en lugar de tener que visitar físicamente distintos lugares para obtener los formularios en papel, completarlos y presentarlos ante los distintos organismos reguladores involucrados. De este modo, las VUCE posibilitan una disminución de los costos de los trámites, ya que las firmas pueden gestionar su documentación comercial de un modo más eficiente y, por lo tanto, minimizar sus esfuerzos administrativos. Además, resultan en un incremento de la velocidad, puntualidad y precisión de la remisión y procesamiento de la información, y en el acortamiento de los tiempos de respuesta.[3] Adicionalmente, los sistemas generalmente permiten un mejor rastreo del derrotero del trámite hasta su finalización y las decisiones se tornan más predecibles.
La racionalización del “proceso” de la frontera en Costa Rica: La VUCE electrónica
Costa Rica adoptó gradualmente un sistema de VUCE electrónica durante la segunda mitad de los años 2000 (Gráfico 2). A partir de entonces, solo se requirió llenar un formulario único una sola vez en línea, para que el sistema lo distribuyera automáticamente entre los organismos que, conforme a las regulaciones, tenían que emitir los permisos. Estos permisos pasaron entonces a enviarse electrónicamente al sistema informático aduanero para ser anexados a las respectivas declaraciones aduaneras. Así, la implementación de la VUCE implicó un cambio de un esquema en el cual los embarques que requerían permisos se procesaban manualmente y por separado con cada organismo interviniente a un esquema en el cual estos permisos se procesaban electrónicamente de manera simultánea para todos los organismos.[4] Como resultado, las firmas dejaron de tener la necesidad de dirigirse personalmente a una oficina o de remitir los formularios a cada organismo.
¿Qué ganancias comerciales generó la racionalización del “proceso” de la frontera a través de la VUCE?
La VUCE reduce las barreras administrativas y, específicamente, los tiempos de espera, lo cual puede hacer posible un incremento de la frecuencia de los envíos y, por lo tanto, de las exportaciones. ¿En qué medida es así? La evidencia del caso costarricense indica que la adopción de la VUCE estuvo asociada a un mayor crecimiento exportador: las exportaciones procesadas a través de la VUCE registraron una tasa de crecimiento 1,4 puntos porcentuales mayor que las exportaciones sujetas a procedimientos que no están informatizados. Dicho incremento de las exportaciones puede atribuirse a una mayor frecuencia de los envíos, mayor diversificación de los compradores y mayores volúmenes de ventas por comprador.
En términos agregados, en ausencia de la VUCE, las exportaciones costarricenses agregadas hubiesen sido, en promedio, un 2 % menores de lo que fueron realmente en el período 2008–2013, lo cual equivale a aproximadamente el 0,5 % del PIB total del país. Dadas dichas ganancias comerciales y los costos involucrados, la relación beneficio/costo de la VUCE alcanzaría aproximadamente los US$ 16 por cada US$ 1 gastado en el sistema.[5]
Las firmas con más “necesidades administrativas” y en condiciones geográficas desfavorables se beneficiaron más de la simplificación del “proceso”
El impacto de la VUCE fue mayor para las firmas localizadas en regiones sin oficinas de las organizaciones emisoras de los permisos requeridos y cuando, debido a sus portafolios exportadores, las entidades públicas de las cuales las firmas deben obtener sus permisos son muchas y no una sola (Gráfico 3). Estas firmas son precisamente las que experimentaron los ahorros más importantes en cuanto a los costos y el tiempo asociados a las visitas de dichas oficinas gracias a la atenuación de las restricciones geográficas posibilitada por la creación de una interfaz virtual entre ellas y los organismos involucrados.
El futuro del “proceso” en la región
Hasta el presente, la mayoría de los países de América Latina y el Caribe tienen, en el mejor de los casos, un sistema virtual por el cual las firmas tienen que remitir sus declaraciones aduaneras y solicitudes de permisos a través de dos puntos de entrada diferentes —el sistema aduanero de información y el sistema de información conjunto de otros organismos fronterizos— cuya comunicación en el procesamiento documental de los cargamentos puede estar más o menos automatizada. Los países de la región deberían integrar estos sistemas de modo automático y, en el escenario ideal, trabajar en el establecimiento de un verdadero punto de entrada único donde se completen todos los procedimientos de comercio exterior relevantes ante todos los organismos fronterizos involucrados, como ya lo han hecho algunos de sus pares asiáticos (por ejemplo, Japón, Corea y Singapur).
Asimismo, los países de América Latina y el Caribe deberían también empezar a avanzar hacia la próxima frontera: las VUCE interoperables internacionalmente y las iniciativas regionales para conectar e integrar las VUCE nacionales —como la que está en marcha entre los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático—, que permitirán intercambios transfronterizos de información y documentos comerciales relevantes.
Leave a Reply