La limitada innovación, resultante de la poca incorporación de conocimientos y recursos tecnológicos, es la causa fundamental de la baja productividad y del pobre crecimiento en América Latina y el Caribe (ALC). La región tiene una oportunidad de potenciar el talento de su gente y maximizar recursos que tienen a su disposición. El modelo de desarrollo actual, pese a ser basado en un sistema democrático en la mayoría de los casos, no alcanza por sí solo para resolver los desafíos económicos, los cuales son de carácter estructural. Si el sector privado tiene espacio para innovar, se pueden generar trabajos, pero esto requiere del apoyo del sector público y de la academia con instituciones y políticas públicas sólidas.
Reto de crecimiento: oportunidad de Costa Rica
El reto del crecimiento sigue siendo una constante para los países de ALC, y Costa Rica no es la excepción. Con una economía pequeña y abierta al comercio internacional, este país ha logrado durante las últimas décadas una importante diversificación productiva por medio de políticas de apertura comercial y de atracción de inversión extranjera, las cuales, junto con otras políticas adoptadas desde mediados de la década de 1980, le han permitido explotar exitosamente sus ventajas comparativas. A pesar de estos avances, la economía costarricense muestra un nivel y crecimiento económico mucho más bajo que el de otros países que han logrado importantes progresos en su camino a convertirse en países más desarrollados, tales como Corea, Irlanda, Singapur, entre otros.
En un reciente estudio del BID, los autores indican que para alcanzar un crecimiento más alto, sustentable e inclusivo en Costa Rica es necesario lograr la transformación productiva hacia productos y servicios de mayor valor agregado. Es decir, productos con mayor contenido nacional, lo que se logra por medio de fuertes encadenamientos productivos. Esto depende tanto del desarrollo de las capacidades domésticas de innovación como de otras políticas que faciliten el mejoramiento sostenido de la productividad. Esta última es la principal característica que distingue los países de ingresos medios altos que hicieron la transición exitosa a países de ingresos altos, de aquellos que no la hicieron.
La publicación afirma que de continuarse con el ritmo de crecimiento que Costa Rica viene mostrando durante los últimos 25 años (1,2% del PIB per cápita promedio por año), el país requeriría más de tres décadas para duplicar su actual nivel de ingreso por habitante. Para reducir este tiempo a tan solo una década, como lo han hecho otros países de reciente desarrollo (Irlanda y los tigres asiáticos), Costa Rica requeriría alcanzar una tasa de crecimiento al menos cinco veces mayor (6%). Antes los nuevos desafíos que los países de ALC y el mundo enfrenta, Costa Rica tiene una oportunidad única de logra una transformación productiva basada en el conocimiento.
Cabe destacar al Premio Nobel de Economía, Paul Romer, al señalar la importancia de enfocar la política pública en el crecimiento de largo plazo y no solo en la atención a los ciclos económicos, como por ejemplo la crisis provocada por la COVID-19. Romer plantea que, de acuerdo con la teoría económica, hay otro proceso subyacente al ciclo económico, diferente a lo planteado por el modelo keynesiano (fomento de la demanda): el proceso de descubrimiento e innovación. Es este proceso el que genera mejoras a largo plazo en el nivel de vida de las personas.
En términos gráficos, se pueden concebir el crecimiento económico como una línea de tendencia al alza a largo plazo y el ciclo económico como un pequeño movimiento alrededor de esta línea. Lo que determina qué tan alto se sube a largo plazo (crecimiento económico) es la pendiente de esa línea, no los pequeños movimientos alrededor de ella. El proceso de descubrimiento de nuevas ideas e innovación es lo que en última instancia determina la pendiente de esa línea.
Sumado a lo anterior, Costa Rica se encuentra en la famosa trampa del ingreso medio, la cual impide al país la convergencia en términos económicos hacia los estándares de países más ricos y otros de reciente desarrollo. Además, constituye un freno importante para la reactivación económica y es el principal obstáculo para el crecimiento a largo plazo. Todo esto a su vez imposibilita enfrentar con éxito a importantes retos que aún enfrenta este país en materia económica y social.
Los desafíos claves del crecimiento: ¿cuáles son y cómo abordarlos?
De acuerdo al trabajo de investigación, entre los principales desafíos que afronta la economía costarricense se encuentran:
- Baja y divergente productividad del país, aunque ha venido mejorando en los últimos años;
- Dualidad de la economía, que impide el desarrollo de importantes encadenamientos productivos;
- Falta de crecimiento en el aparato productivo local; y
- Obstáculos a la movilización de los factores hacia los sectores más productivos.
Asimismo, se incluyen como retos clave la baja inversión en investigación y desarrollo (I+D) y su énfasis en áreas de curiosidad de los investigadores en lugar de atender necesidades del aparato productivo; así como la falta de incentivos que apoyen apropiadamente los esfuerzos de innovación de las empresas con mayores capacidades internas, mayores capacidades de vinculación para innovar y mayores esfuerzos en materia de innovación.
Para atender estos retos, se plantean una serie de recomendaciones de política tales como mejorar la conformación e interacción entre los actores del sistema nacional de innovación, atacando todas aquellas fallas de mercado y de gobierno que impiden avanzar en dicha dirección. Asimismo, se plantean sugerencias en los campos de desarrollo del capital humano y de generación de nuevas fuentes de financiamiento. Además, se señala la importancia de mejorar el marco institucional en sus diferentes dimensiones, para garantizar el eficiente diseño, implementación, monitoreo y evaluación de tales políticas.
Conclusiones
Conviene tener presente que, así como a inicios de la década de 1980 Costa Rica modificó con éxito su modelo de desarrollo económico mediante una más robusta inserción al comercio internacional, en las actuales circunstancias este país cuenta con importantes activos a su favor, que deberían permitirle llevar a cabo las transformaciones estructurales que requiere para transitar exitosamente hacia una economía de mayores niveles de bienestar, más equitativa y sustentable. Entre estos activos, cabe destacar su democracia, estabilidad política y espíritu solidario, así como la institucionalidad en temas de comercio internacional (atracción de inversión extranjera y promoción de exportaciones), su capital humano y su reciente adhesión a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
En el entorno actual, Costa Rica al igual que los demás países de América Latina y el Caribe, debe pensar en cómo establecer los fundamentos para una recuperación post-COVID-19 que garantice a su vez una sociedad más próspera e inclusiva a largo plazo.
Descarga la publicación: Confrontando el reto del crecimiento: Productividad e innovación en Costa Rica
En esta publicación, se argumenta que para lograr un crecimiento más alto, sostenido e inclusivo en Costa Rica es necesario desarrollar las capacidades domésticas de innovación y otras políticas que faciliten el mejoramiento sostenido de la productividad. Con base en un análisis riguroso sobre el crecimiento, la productividad y la innovación, el estudio ofrece un conjunto de recomendaciones de políticas necesarias tanto para la reactivación económica de cara a la crisis producida por la pandemia de la COVID-19, como para lograr un mayor crecimiento a mediano y largo plazo. El énfasis se pone en mejorar los factores externos que afectan la productividad, la política de innovación, la asignación de recursos y las capacidades tecnológicas y de innovación.
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