Desde la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y la celebración del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1994 (GATT, por sus siglas en inglés), los países de todo el mundo han reducido constantemente sus aranceles de importación, los cuales pasaron de un promedio mundial del 8,6% en 1994 a solo el 2,6% en 2017.
Al mismo tiempo, han proliferado y aumentado las barreras no arancelarias, incluidas las licencias de importación, las cuotas y los reglamentos técnicos, convirtiéndose en un instrumento central de las políticas comerciales de muchos países. Estas políticas suelen estar diseñadas para proteger a las industrias locales o gestionar los desequilibrios comerciales, pero también pueden tener profundas repercusiones tanto en los importadores como en los exportadores, afectando en última instancia a la economía de los países en general.
Barreras no arancelarias en Argentina
Un país que ha hecho un uso significativo de las barreras no arancelarias es Argentina, que puso en marcha un sistema de licencias de importación no automáticas (LNA) que exige que determinados productos obtengan la aprobación de un funcionario público antes de ser importados. Para 2011, dichas licencias se habían convertido en una de las mayores barreras no arancelarias para los productos manufacturados del mundo. Habiendo afectado a más de 600 líneas de productos y dando cuenta del 17% de las importaciones de bienes intermedios de las empresas y del 35% de las empresas importadoras.
En comparación con los aranceles de importación, las barreras no arancelarias como las LNA no son tan claras y son difíciles de medir, lo que complica los esfuerzos por comprender todo su impacto económico. Así pues, tratamos de examinar los costos económicos reales de estas medidas comerciales analizando, por una parte, el efecto de las LNA sobre la competitividad internacional y el empleo y, por la otra, las vulnerabilidades de los distintos tipos de empresas ante las LNA.
Reducción de las exportaciones y el empleo
Constatamos que las repercusiones eran mayores. Muchas empresas que dependen de insumos importados se vieron perjudicadas con resultados negativos como el aumento de los costos de producción, la reducción de las exportaciones y un menor nivel de empleo. Sin embargo, las grandes empresas con una significativa posición dominante en sus mercados de exportación lograron mitigar estos efectos.
Con el fin de analizar los efectos de las LNA sobre las importaciones, las exportaciones y el empleo de las empresas durante la vigencia del programa (2005-2011), elaboramos una base de datos única con datos anuales sobre los productos que requerían licencias de importación. Debido a que los diferentes productos fueron introducidos en el sistema de LNA en distintos períodos y sin ningún planteamiento sistemático aparente, disponíamos de un marco empírico ideal para analizar los efectos de las barreras no arancelarias en la dinámica de las empresas.
Nuestro estudio demostró que las empresas más expuestas a las LNA, es decir, los importadores de productos más afectados, vieron reducirse significativamente sus actividades de importación, lo que se tradujo en una reducción del 6% de las exportaciones y una caída del 2% del empleo por cada aumento de 10 puntos porcentuales en la exposición a las barreras. Muchas de estas empresas eran más proclives a abandonar por completo los mercados de exportación.
La relativa estabilidad de las grandes empresas
Sin embargo, las empresas con una mayor cuota de mercado en un determinado mercado de exportación mostraron mayor estabilidad. En respuesta al aumento de los costos de las LNA, estas empresas podrían reducir estratégicamente los márgenes, estabilizando los precios y los niveles de producción de manera más eficaz en ese mercado. Pero esa no era toda la historia. El 60% de las empresas de nuestro estudio sirven a más de un destino. Incluso las grandes empresas se enfrentan a distintos niveles de concentración del mercado en los diferentes países, lo que afecta su capacidad para ajustar los márgenes. En los mercados en los que poseen una mayor cuota, pueden reducir los márgenes para mantener los valores de exportación, amortiguando los efectos negativos con mayor eficacia que en los mercados en los que tienen una menor concentración.
Esta dinámica es importante para que los formuladores de políticas públicas sopesen los pros y los contras de las barreras no arancelarias. Si bien las LNA pueden ofrecer protección a corto plazo a determinados sectores, también pueden aumentar los costos de producción y reducir la competitividad, con efectos en cadena sobre el empleo, especialmente para las empresas más pequeñas que son menos capaces de absorber los costos adicionales, y terminan aumentando sus precios. Aunque las barreras no arancelarias a veces pueden proporcionar una protección temporal a los sectores nacionales, corren el riesgo de frenar el crecimiento económico a largo plazo al limitar el acceso de las empresas a las cadenas de suministro mundiales esenciales, aumentar los costos de producción y reducir la competitividad general.
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