Estudios realizados en los últimos años han documentado los efectos perjudiciales que los alumnos de bajo rendimiento pueden tener en el desempeño académico del resto de sus compañeros. Esto es preocupante en todas partes, pero especialmente en América Latina y el Caribe donde los resultados de las pruebas de lectura, matemáticas y ciencias están considerablemente rezagados en comparación con los de los países de la OCDE, y donde la mayoría de los estudiantes necesitan mejorar su aprendizaje.
Para mejorar los aprendizajes de los alumnos de bajo rendimiento, el BID junto con la Secretaría de Educación de Manizales, una ciudad de tamaño mediano en Colombia y la Fundación Luker, proporcionaron un programa de alfabetización correctiva para los alumnos de tercer grado con dificultades de lectura, en una secuencia de experimentos que se desarrollaron entre 2015 y 2017. La lectura es un pilar de todo tipo de aprendizaje, e incluso antes de la pandemia de COVID-19 más de la mitad de los niños de 10 años en América Latina y el Caribe sufrían graves problemas de lectura, siendo incapaces de leer y comprender un corto párrafo escrito. Los experimentos, en los que participaron 2.000 niños, en su mayoría de bajos ingresos, en 90 escuelas de Manizales, buscaban corregir el problema a nivel local.
Mediante sesiones con un tutor, dirigidas a grupos pequeños, y con un enfoque fonético estructurado, el programa en solo 12 semanas en su primera implementación logró mejorar las habilidades de lectoescritura de los participantes con bajo rendimiento en un 35% en comparación con un estudiante promedio. En las implementaciones siguientes —esta vez de 16 semanas cada una y con ajustes para mejorar la instrucción—, los avances fueron tres veces mayores. El progreso fue mayor que el de otras intervenciones populares que buscan mejorar las tasas de alfabetismo, como la introducción de computadoras y la disminución del tamaño de las clases.
Avances significativos en el aprendizaje para los estudiantes sin rezagos
Pero eso no fue todo. El programa no solo mejoró el desempeño de los estudiantes de bajo rendimiento. Sino que, gracias a un experimento llevado a cabo como consecuencia del programa, se demostró que el aumento del nivel de los alumnos con bajo rendimiento también logró incrementar el desempeño de sus compañeros que no estaban rezagados, quienes alcanzaron cerca del 30% de las considerables ganancias de aprendizaje de aquellos que se beneficiaron de las tutorías. De hecho, si solo se observara el progreso de quienes recibieron clases correctivas, se perdería casi la mitad de los beneficios generales del programa que ayudó de manera sustancial a ambas categorías de estudiantes.
Los motivos de este fenómeno no están del todo claros. Pero los datos sugieren que la reducción de las interrupciones en el aula puede explicar algunos de los beneficios para los alumnos sobresalientes. Cuando los alumnos de bajo rendimiento no entienden algo, pueden levantar continuamente la mano, obligando a los profesores a darles ayuda adicional, o pueden portarse mal por estar aburridos. Aumentar sus niveles de lectoescritura puede mejorar estos problemas en beneficio de todos. También puede hacer más fructífera la colaboración entre pares en los proyectos, beneficiando igualmente a aquellos estudiantes cuyo nivel era más alto desde el principio.
La importancia del efecto entre pares
Lo que queda claro es que los resultados no se deben al tamaño reducido de las clases ni a un cambio en las estrategias de enseñanza ni a un cambio en la composición de las aulas. El experimento fue diseñado cuidadosamente para que el número de estudiantes sacados de las aulas durante el periodo de instrucción normal para recibir ayuda adicional de tutoría fuera pequeño. Además, se sacó a alumnos de diferentes aulas durante la enseñanza de distintas materias, pero las mejoras en el rendimiento de los alumnos sobresalientes solo se produjeron en las clases de lectura, no en las de matemáticas ni en otras áreas, en las que también se redujo temporalmente el tamaño de la clase, lo que demuestra que el tamaño de la clase no fue un actor relevante. Los profesores no interactuaron con los tutores ni cambiaron sus estrategias, y la composición del aula no se alteró.
Un experimento ampliable a beneficio de toda la sociedad
En cambio, los elementos clave parecen haber sido los efectos entre pares. La mejora del desempeño de los alumnos de bajo rendimiento, aunque es fundamental para ayudarles a obtener buenos resultados en la escuela y en el trabajo, es fundamental para todos los alumnos; algo que deberían tener en cuenta tanto los padres como los formuladores de políticas públicas. El programa en Colombia, con un costo de 89 dólares por cada alumno que recibe tutoría, es claramente ampliable y sería bueno para la sociedad en su conjunto.
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