Imagínate que llegas a una electrolinera para recargar tu vehículo eléctrico, y la boquilla del surtidor no encaja en tu vehículo. Tienes que recorrer kilómetros hasta probar suerte en la siguiente… si es que tienes suficiente carga para llegar.
En ese momento, extrañas tu viejo vehículo a combustible, que, aunque sabes que era contaminante y dañino para el ambiente, al menos tenías una garantía que podía ser cargado rápidamente en cualquier estación de servicio.
Al igual que los enchufes eléctricos para aparatos electrónicos, existe una variedad de estándares de conexión para enchufes de vehículos eléctricos que depende del país de fabricación, el tamaño del vehículo, su tipo de carga (AC o DC), y otros estándares de fabricación. Para cada estándar, los conectores son diferentes y no compatibles entre sí.
En Costa Rica, esa situación dificultaba el avance de la electrificación de la flota vehicular, y creaba, en potenciales usuarios de vehículos eléctricos, lo que se llama “ansiedad de rango” pues no era claro si podrían encontrar un cargador con un conector compatible con su vehículo eléctrico. Adicionalmente, los potenciales usuarios no podían comprar vehículos eléctricos más económicos de otros estándares debido a que la red de cargadores no tenía los tipos de conectores necesarios para estos vehículos eléctricos.
Para resolver este desafío, y encontrar una solución innovadora, se realizó un análisis de mercado. El resultado fue la adquisición de cargadores eléctricos que incluían diferentes conectores que permitirían cargar una gran variedad de vehículos eléctricos. Para esto los cargadores contarían con tres tipos de conectores: CHAdeMO, CCS1 y GB/T, que son las tecnologías más utilizadas en el mundo.
Solución de cargadores única en la región
Es por eso que el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), con apoyo del BID, procedió a la instalación de 28 cargadores rápidos (100 kilovatios). Estos cargadores están ubicados geográficamente de manera estratégica y demoran solo 30 minutos en promedio para cargar la batería de un vehículo eléctrico. Además, el cargador permitirá cargar dos vehículos al mismo tiempo. Adicionalmente, la red de recarga de vehículos eléctricos está reforzada por otros nueve cargadores rápidos ya existentes de 50 kW con dos conectores (CHAdeMO y CCS1) con capacidad para cargar un vehículo.
Gracias a esta iniciativa, se podrán cargar vehículos eléctricos fabricados con estándares de Japón y de los Estados Unidos, Unión Europea y China. Las características mencionadas convierten esta solución única en América Latina y el Caribe y habilita la llegada de vehículos desde diferentes proveedores del mundo. Esto garantiza una mayor variedad de vehículos eléctricos, con diferentes características y precios, y el desplazamiento por el país sin ansiedad de rango.
Tarifa de recarga
Desde noviembre de 2019, en el país se utiliza una tarifa para vehículos eléctricos de CRC 182.72 (USD 0.30). Sin embargo, actualmente está en audiencia la propuesta de una nueva tarifa de recarga que toma como referencia el tiempo de uso. Una parte innovadora del esquema de Costa Rica es que se puso al frente a las empresas eléctrica de este esfuerzo, ya que considera las estaciones de carga como parte medular y natural de la extensión de las redes eléctricas. Las tarifas de electricidad recuperan el costo de la energía que se suministra y dan incentivos para el uso adecuado de las estaciones.
Ejemplo ante el mundo en la utilización de energías renovables
Costa Rica es reconocida mundialmente por su impulso a la sostenibilidad ambiental y social; cuenta con una de las matrices eléctricas con más bajas emisiones del mundo. Desde el 2015, el país ha logrado generar más del 98% de su electricidad con fuentes de energía renovable, como la hidroeléctrica, eólica, geotérmica y solar.
Sin embargo, el transporte es el sector que produce la mayor cantidad de emisiones de gases contaminantes y de más rápido incremento. Este sector emite el 44% de los gases efecto invernadero del país con una flota vehicular que ha incrementado cerca de diez veces en los últimos 40 años, y continúa en crecimiento.
El Plan Nacional de Descarbonización fue presentado por el Gobierno de Costa Rica en febrero de 2019, como una ruta para contar con una economía descarbonizada en el 2050 y entre sus ejes, contempla electrificar la flota vehicular para transformarla en vehículos cero emisiones, cargados con energía renovable.
Avances en la electrificación del transporte
A julio del 2020, la flota vehicular eléctrica en Costa Rica se ha incrementado 11 veces desde el 2010; pasó de 233 a 2954 (incluye vehículos, motocicletas y otros) y para cumplir con el Plan de Descarbonización, en 2035, un 25% de la flota deberá ser eléctrica.
Esto es solo el comienzo. El gran desafío inicial era mejorar y reforzar la red existente de recarga de vehículos eléctricos, con un presupuesto limitado y de la manera más eficiente e innovadora posible. De esta forma, podrá asegurarle a la población que pueda desplazarse por todo el país y minimizará el riesgo de que el vehículo se quede sin energía. Con los 28 cargadores rápidos se ha logrado un avance importante.
Beneficios tangibles
Gracias a esta red de cargadores eléctricos, que busca replicarse en otros países de Latinoamérica como parte de los esfuerzos de electromovilidad del Banco, se logró mejorar y facilitar a los usuarios la recarga de vehículos eléctricos. Asimismo, se logró fomentar la importación de vehículos con tecnologías económicamente más asequibles de cualquier mercado del mundo; para impulsar la transición hacia la movilidad eléctrica.
Otro de los beneficios es la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ejemplo, según datos brindados por el ICE, en el último año (entre junio 2019 y julio 2020) su flota vehicular compuesta por 100 vehículos eléctricos financiados por el BID, ha evitado emisiones equivalentes a 148 toneladas de CO2 (tCO2e).
También se acelera la disminución de la importación de combustibles fósiles y se retienen divisas nacionales, pues la energía que usan los vehículos eléctricos proviene casi por completo de fuentes renovables nacionales. De acuerdo con datos del ICE, en el último año (entre junio 2019 y julio 2020) su flota vehicular eléctrica mencionada anteriormente ha generado un ahorro neto de US$66 mil y ha eliminado el uso de 68 mil litros de combustible fósiles.
Este proceso ha traído muchas lecciones aprendidas para poder replicar el modelo en otros países. Con respecto a la fabricación de los cargadores, se aprendió que un buen estudio de mercado y una adecuada supervisión en fábrica son claves para el diseño y especificación de productos con tecnología innovadora, ya que, en este caso, había poco conocimiento sobre la solución integrada. En paralelo, es fundamental un adecuado diseño de la red considerando las particularidades del país, la existencia de un esquema tarifario y el contar con una adecuada plataforma tecnológica para el cobro del servicio.
Considerando que Costa Rica debe prepararse para incrementar su red de cargadores conforme incrementa la flota de vehículos eléctricos, es importante notar que se está desarrollando y manufacturando cargadores a nivel nacional, tanto para uso residencial, como para comercio así como, con la modalidad portátil (semi rápidas, de 7.2 KW); todo lo anterior con la intención de complementar la red de cargadores rápidos actual.
Esta es la red de recarga de vehículos eléctricos más inclusiva e innovadora de Latinoamérica, pues es la única que implementa tres tipos de conectores en cada uno de los 28 cargadores eléctricos, contribuyendo a la descarbonización del transporte en Costa Rica.
La descarbonización del transporte es un reto global urgente en el que se necesitan soluciones innovadoras. Costa Rica, con el apoyo del BID, ha demostrado una vez más su liderazgo en promover un modelo adecuado a la realidad del país. Esta red facilitará el crecimiento de la flota vehicular eléctrica, disminuirá la utilización de combustibles fósiles y permitirá que cada vez más personas se decidan por opciones más sostenibles para movilizarse.
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