Más allá de las políticas, las mejoras en eficiencia energética como elemento fundamental de la transición energética, van a requerir de estrategias de innovación en toda la cadena del sector, y uno de los insumos clave de esto es la generación y uso de datos para la toma de decisiones. Sin embargo, no todos los países de América Latina han desarrollado nuevas políticas específicas en esa materia, aunque han mostrado su intención de mejorar.
Además, pocos países han establecido metas de reducción del nivel o crecimiento de la demanda y de intensidad o específicamente de ahorros de energía. Cuando las Contribuciones Determinadas a Nivel (NDC, por sus siglas en inglés), hacen referencia a la eficiencia energética, la mayor parte de los países mencionan políticas o fondos existentes, o áreas de enfoque para futuras mejoras de eficiencia, según un estudio del BID.
Con base en el análisis de políticas de eficiencia energética, el estudio confirma la necesidad de implementar, a nivel nacional, leyes de eficiencia energética con objetivos nacionales y metas medibles. Se recomienda también ampliar y profundizar los códigos o estándares de eficiencia energética obligatorios, crear más incentivos financieros, sobre todo en el sector privado, apoyar la realización de auditorías energéticas, y universalizar y obligar el uso de etiquetas en equipos domésticos. El estudio también plantea la conveniencia de brindar más apoyo técnico y promoción a los programas de subastas como deseables para lograr objetivos de eficiencia energética, tal como en otra publicación del BID sobre subastas en energía limpia.
Las ventajas de los datos en la eficiencia energética
Los datos y modelos de análisis tienen muchas ventajas. Primero, permiten medir niveles actuales de eficiencia energética según distintas definiciones, establecer una línea base que permita evaluar su progreso en el tiempo y estimar proyecciones. Segundo, ayudan a realizar comparaciones entre países y con otras regiones del mundo, a fin de poder reconocer las acciones más eficaces y exitosas. Adicionalmente, brindan insumos para la formulación de políticas, tanto para las empresas y modelos o estrategias de negocio, como para la gestión de la demanda. Por ejemplo, en un estudio del BID se analizó la información para determinar las brechas de acceso a electrodomésticos y tecnologías en el hogar que permitan disfrutar de los servicios provistos por la energía. Este tipo de información, a nivel de país, es esencial para el diseño de políticas de eficiencia energética en los hogares.
En este sentido, los datos y visualizaciones que dispone el HUB de Energía, una plataforma de datos colaborativa del sector de energía (entre el BID, OLADE, CEPAL, SE4ALL, ARIAE, IRENA), muestran los cambios y progresos de los países de la región con relación a diversos ámbitos de relevancia en materia de eficiencia energética. Por ejemplo, en la figura 1, se presentan los cambios, por país de intensidad de energía final del PIB (Kgep/US$2011 PPA) entre 1990 y 2018.
En esa visualización, los usuarios pueden elegir el periodo de análisis, y ver cuáles son los países que han disminuido su intensidad (flecha verde) o cuales han aumentado (flecha roja), y cuáles muestran un mayor nivel con respecto a otros países. La figura también presenta la evolución de otros indicadores de eficiencia energética, como la contribución del sector eléctrico a la intensidad del PIB, el consumo de energía per cápita y un resumen de los tipos de políticas e instrumentos de eficiencia energética que están siendo implementados en los países.
Figura 1. Indicadores exploratorios de eficiencia energética de ALC
¿Qué acciones toman los hogares para reducir su consumo?
Desde otra perspectiva, en la figura 2, se presenta el comportamiento de los hogares sobre las acciones que realizarían para reducir su consumo y facturación eléctrica. La visualización presenta diferentes opciones elegidas por los hogares encuestados, por ejemplo: comprar aparatos eficientes, apagar las luces, comprar lamparitas LED, usar menos el aire acondicionado, entre otros. Medido como promedio regional en los países evaluados, los hogares indicaron algunas medidas como: apagar la luz (80%), apagar la TV (63%) y apagar todos los aparatos que no estén en uso (52%). Esto muestra que hay una mayor preferencia por generar mejores hábitos de ahorro de energía dentro del hogar.
Figura 2. Acciones para reducir su consumo y factura eléctrica
De forma similar, el HUB de Energía permite también una visualización sobre la disposición de los hogares para comprar electrodomésticos con mayor eficiencia energética, mostrando las preferencias bajo las cuales los hogares estarían dispuestos (o no) a comprar estos electrodomésticos. Se observa que, las preferencias más elegidas en los países evaluados (medido como promedio regional) son: estar dispuestos a comprar electrodomésticos eficientes (28%), seguido por estar dispuestos, pero sin dinero para hacerlo (22%) y sí estar dispuestos, si el ahorro en la facturación de energía permite recuperar lo gastado (14%). Sin embargo, un 28% de los hogares también eligió que no estaría dispuesto a gastar dinero.
Dada la heterogeneidad del comportamiento de los hogares en implementar acciones de eficiencia energética, otra virtud de estas visualizaciones es la posibilidad de relacionar las respuestas con otras variables socioeconómicas como género, nivel de ingreso, y nivel educativo; lo que permite contar con una mejor aproximación sobre las preferencias de los hogares con información básica que soporten al diseño de los programas de eficiencia energética o de gestión de la demanda.
El HUB de Energía ofrece indicadores muy interesantes sobre diferentes perspectivas en este tema y es una herramienta viva que se alimenta con la evolución de datos en diferentes temas. El avance en eficiencia energética se puede beneficiar fuertemente si contamos con mejor y más información desagregada, información que estamos trabajando con nuestros socios para continuar alimentando esta plataforma.
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