Los ganadores del Premio Nobel de Economía de este año fueron dos economistas de la Universidad de Stanford: Robert Wilson y Paul Milgrom. Sus méritos están asociados al desarrollo de nuevas modalidades de subastas que nuevas opciones para mejorar la eficiencia del mercado, permite revelar información y asignar recursos adecuadamente. Además, sus estudios del diseño de subastas eficientes transformaron la forma de pensar los diseños de los mercados, en especial en las industrias con redes como las telecomunicaciones y la energía.
El trabajo de Wilson (2003)[1] es un pilar en el desarrollo de diseños de mercados para la liberalización de los mercados eléctricos. En este contexto, el reciente Premio Nobel muestra cómo las industrias de infraestructura presentan desafíos clásicos de la teoría económica y como la organización de las industrias y las reglas del mercado afectan el desempeño del mercado. Wilson con teoría de los juegos los efectos que se logran en eficiencia gracias al rediseño de mecanismos de mercado con el uso de subastas.
Las subastas tienen un papel importante en la sociedad contemporánea. Son instrumentos de mercado diseñados para revelar información y asignar bienes y servicios a quienes pueden hacer un uso mejor de los mismos. De esa forma las subastas son reconocidas como herramientas importantes para mejorar la eficiencia económica. Los gobiernos han utilizado las subastas para mejorar la asignación de contratos y para determinar precios eficientes. Esta situación es frecuente en el sector de energía debido a la asimetría de información y a la necesidad de asignar recursos escasos entre pocos agentes. Entre los diferentes usos, en el sector energético se ha utilizado como mecanismo para: determinar precios y asignación del carbono, determinar los precios de la electricidad, asignar derechos de generación, asignar derechos de capacidad de gasoductos, entre muchos otros usos.
Las subastas en el sector de energía
Las subastas como mecanismo para mejorar la eficiencia en las industrias de redes (como las telecomunicaciones y la energía) es reciente, ha sido parte del proceso de liberalización económica en varios países. Inició en la década de 1990 cuando la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos (FCC) desarrolló una herramienta para asignar frecuencias de radio al sector privado. Para abordar este problema, Wilson y Milgron propusieron una nueva forma de subastas, muchos gobiernos de todo el mundo adoptaron la radiofrecuencia y se desarrollaron nuevos formatos para otras industrias de redes.
Entre los usos para la industria de redes, el sector eléctrico ha sido un de los grandes beneficiados. Las subastas permiten traer los beneficios de la competencia en ambientes poco competitivos. En especial, las subastas son mecanismos importantes para el impulso a las renovables, donde los costos eficientes son, la mayoría de las veces, poco conocidos por los hacedores de políticas. Según IRENA, a finales de 2018, 106 países ya habían realizado al menos una subasta de energías renovables. En América Latina y el Caribe, al menos 15 países ya han realizado subastas específicas para adquirir energía renovable.
Las subastas para contratar energía de productores independientes son un instrumento crucial para incrementar la inversión privada y fomentar la expansión de la capacidad de energía renovable en muchos países de América Latina y el Caribe. Vale la pena decir que América Latina fue pionera en la adopción de subastas para contractos de largo plazo de generación eléctrica, liderado Brasil el pionero, seguido de Uruguay y Perú.
Instrumento para promoción de renovables
Las subastas son una herramienta eficiente para revelar precios eficientes en presencia de asimetrías de información y pueden adaptarse a diferentes diseños de mercado. Las subastas, cuando son utilizadas para asignar los contratos a largo plazo reducen el riesgo de los inversionistas al proporcionar estabilidad en los ingresos. Esta estabilidad facilita el apalancamiento de recursos a través del ‘financiamiento de proyectos’, donde el flujo de caja del proyecto sirve como garantía.
Dada la importancia del instrumento, y su impacto positivo en la adopción de energías renovables no convencionales, la división de energía del Banco Interamericano de Desarrollo lanzó recientemente tres estudios sobre el tema.
- El primero “Avances en el diseño de políticas y marcos regulatorios para las energías renovables en América Latina y el Caribe para la generación distribuida y a escala de la red de distribución eléctrica” analiza el uso de las subastas como mecanismos para incentivar la adopción de renovables.
- El segundo “Clean energy auctions in Latin America” se enfoca los diferentes diseños y resultados de las subastas en LAC.
- El tercer estudio, lanzado recientemente,“Guide for designing contracts for renewable energy procured by auctions”, muestra la importancia del proceso de contratación en los resultados de las subastas.
De la teoría a la práctica, los estudios de las subastas nos dan una caja de herramienta importante para mejorar la eficiencia del sector eléctrico y promover las energías renovables. El reconocimiento del Premio Nobel nos ayude a avanzar todavía más en mejorar los diseños de mecanismos de mercado adaptados a la realidad de cada país. Estos mecanismos promueven la eficiencia del sector energía y la productividad en las economías regionales.
[1] Wilson (2003). Architecture of Power Markets. Econometrica. https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/1468-0262.00334
Imagen: NobelPrize.org. Nobel Media AB 2020. Fri. 16 Oct 2020.
Willmar says
It, s very facinant
JULIO EISMAN says
Hay que recordar que el sistema eléctrico no es sólo un sistema de redes. También hay el modo de electrificación aislada que se ha mostrado el más eficaz para llegar a comunidades rurales aisladas para hacer válido el ” no dejar a nadie atrás”
La experiencia de la aplicación de las subastas para asignar concesiones de electrificación aislada, como el caso de RER Autonomo en Perú, no ha arrojado los beneficios esperados. Aunque se ha conseguido aumentar significativamente la tasa de electrificación aislada, se han sacrificado aspectos claves como la gestión comercial con los usuarios, la falta de prerequisitos técnicos o de experiencia previa, etc que han resultado en electrificación inferior al 50 % de las necesidades, alargamiento de los plazos con sucesivos arbitrajes y, finalmente tasas de impago de los usuarios superiores al 90% (encarecimiento de la solución). All menos cabe decir que hay aspectos manifiestamente mejorables.