‘’El diablo está en los detalles’’ es un refrán popular que nos indica que la clave para entender procesos complejos es identificar componentes que a primera vista parecen irrelevantes. Un episodio trágico que lo confirma fue el accidente del transbordador espacial Challenger en julio de 1986. El lanzamiento de una pieza de tecnología de vanguardia como el Challenger terminó en una catástrofe producto de la falla de un componente pequeño y en principio irrelevante, conocido como O-Ring, debido a las temperaturas inusualmente bajas predominantes en Florida en los días previos al lanzamiento.
Años después, el accidente del Challenger sirvió como motivación al recientemente galardonado premio Nobel en economía Michael Kremer, para desarrollar su teoría O-Ring del desarrollo económico[1]. En esta teoría Kremer argumenta que, en muchos procesos productivos, el valor final de un producto depende de completar de manera satisfactoria una serie de tareas de forma secuencial. El no completar una de las tareas afecta en gran magnitud el valor final del producto. El Challenger presenta un caso extremo porque la mala calidad de un componente relativamente barato, y técnicamente sencillo como un O-Ring resistente a bajas temperaturas, llevó el valor de la misión espacial a cero.
Existen otros ejemplos de la teoría del O-Ring de Kremer: desde outlets de ropa en los que se venden productos de primeras marcas con pequeñas imperfecciones a mitad de precio hasta empresas que reducen sus beneficios por un marketing inadecuado, aun cuando el diseño del producto y su capacidad de gestión es excepcional.
¿Qué tienen en común la teoría del O-Ring con los servicios de infraestructura? Los servicios de infraestructura son insumos vitales y difícilmente sustituibles en los procesos productivos. Tomemos el caso de la provisión de electricidad. Si bien es posible utilizar generadores cuando falla el servicio eléctrico, el costo de adquirirlos y su menor eficiencia los convierten en una alternativa poco rentable que disminuye la competitividad de las empresas. Salvando las evidentes distancias con el ejemplo del Challenger, los servicios de infraestructura son un O-Ring para las empresas y los hogares.
¿Cómo medimos el impacto de la falta de servicios de infraestructura o las deficiencias en su producción? Su medición es difícil porque muchas veces la consecuencia de la falta de servicios de infraestructura de calidad son actividades que no se desarrollan. Pero en el marco del DIA2020 sobre servicios de infraestructura, próximo a publicar, realizamos un ejercicio para medir cuál es el impacto de mejoras en la productividad en los servicios de infraestructura sobre el crecimiento económico y la distribución del ingreso en ocho países de América Latina y el Caribe utilizando un modelo de equilibrio general.
Las mejoras en los servicios de infraestructura pueden tomar diversas formas. La primera son las mejoras de eficiencia en la prestación de los servicios que permiten ahorros de costos mediante la reducción en los insumos requeridos, redundando en servicios más económicos. Un ejemplo es una planta térmica de generación de electricidad que por una mejora tecnológica reduce su consumo de combustible.
Una segunda forma son mejoras en la productividad con la que se brinda el servicio, reduciendo la necesidad de trabajo o capital para obtener un determinado nivel de prestaciones. Siguiendo con el ejemplo de la planta de generación eléctrica, una reorganización de las tareas que permite ahorrarle tiempo a los trabajadores es una mejora de productividad.
Finalmente, un tercer tipo de mejora se presenta bajo la forma de externalidades positivas de la infraestructura a otros sectores: si los servicios son prestados con mayor calidad, los hogares y empresas que los utilizan pueden realizar sus actividades de mejor manera. Un ejemplo sería una planta industrial que recibe electricidad de mejor calidad (sin sufrir cortes imprevistos) y, por lo tanto, puede producir la misma cantidad de producto utilizando menos insumos, o en menos tiempo.
Los resultados de los ejercicios son prometedores: ganancias módicas en la eficiencia, calidad y productividad con la que se brindan los servicios de infraestructura tienen un importante impacto positivo en el impulso del crecimiento de las economías. Además, se trata de un crecimiento inclusivo porque beneficia más a la población de menores ingresos.
Las ganancias de productividad en los servicios de infraestructura pueden potenciar el crecimiento inclusivo de América Latina y el Caribe
Fuente: DIA 2020
En la última década la región ha mostrado dificultades para potenciar su crecimiento económico. Aunque los motivos de dichas dificultades son múltiples, quizás el detalle en el que el diablo ha metido la cola es la calidad de los servicios de infraestructura. Mejorar su provisión es parte de los desafíos que la región debe enfrentar para desarrollar plenamente su potencial.
[1] Kremer, M., 1993. The O-ring theory of economic development. The Quarterly Journal of Economics, 108(3), pp.551-575.
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