La industria minera no es muy querida en América Latina y el Caribe (ALC). Esto tiene sentido: escuchamos de los colapsos de represas que causan fatalidades; proyectos que generan riquezas que nunca llegan a las comunidades; y escándalos de corrupción que involucran a todos los niveles de gobierno.
También, hoy en día, la sociedad es más consciente de que el cambio climático puede tener efectos devastadores en la región, los cuales pueden verse exacerbados por la extracción de recursos naturales. ALC podría perder un promedio del 4% de su PIB para 2030 debido a los impactos del cambio climático.[1]
Pero antes de deshacernos de la industria minera, debemos considerar la presencia ineludible que tiene en nuestras vidas. Los minerales y metales son los componentes básicos de los productos de los que dependemos diariamente, tales como computadoras, teléfonos inteligentes, automóviles, dispositivos médicos y los materiales de construcción para nuestros hogares y carreteras.
Una evaluación de nuestra dependencia en la minería puede ayudar a determinar y exigir innovaciones necesarias para abordar sus impactos ambientales y sociales negativos que, con mucha razón, consideramos inaceptables.
Apoyar el crecimiento global implica un aumento en la demanda de materias primas
Según Naciones Unidas, sin innovación, la urbanización aumentará la demanda de materias primas de 40 mil millones de toneladas en 2010 a 90 mil millones de toneladas en 2050.[2] Incluso tecnologías de energía renovable como la solar, la eólica y las baterías para vehículos eléctricos y almacenamiento de energía, requerirán de un gran aumento en el uso de minerales y metales. Según el Banco Mundial, la demanda de litio, componente clave en las baterías, aumentará en más del 950% para 2050. La demanda de cobre, otro metal necesario para la transición a la energía limpia, será la misma en el próximo cuarto de siglo que en los últimos 5.000 años.[3]
Una mayor demanda de minerales y metales podría beneficiar a muchos países de ALC. La región dispone de las mayores reservas probadas, y la mayor producción, de los principales metales necesarios en el futuro, incluyendo cobre, oro, mineral de hierro, litio, níquel y plata.
Si el sector se desarrolla responsablemente y los ingresos se invierten estratégicamente, el renglón minero puede servir para mejorar vidas en la región. Sin embargo, esta mayor demanda de materias primas podría intensificar los impactos negativos del cambio climático y conducir a una mayor degradación ambiental.
El sector minero deberá transformarse para proteger el medio ambiente
Se necesitará implementar varias acciones para lograr una minería de bajo impacto. Por el lado de la oferta, la industria minera tendrá que adoptar tecnologías y prácticas innovadoras para extraer los recursos naturales de forma sostenible. Actualmente, por ejemplo, la minería representa aproximadamente el 11% del uso global de energía.[4]
Las empresas pueden integrar energías renovables a fin de procesar, refinar y transportar minerales; así como innovar, con la finalidad de hacer que estos procesos sean más eficientes. Las empresas también deben transformarse para reducir el uso del agua y los residuos.
Por el lado de la demanda, las compañías en la cadena de suministro de minerales y metales – como las compañías de tecnología y automotrices – deben innovar para reducir su demanda de minerales a través del reciclaje e implementar procesos industriales que requieran menos materiales. Los ciudadanos, a su vez, tienen un papel muy importante a desempeñar al exigir productos con altos estándares en el suministro responsable de minerales.
ALC es clave para el futuro sostenible de la minería
Lograr una minería de bajo impacto será un gran desafío. Dada la ventaja estratégica de ALC en el sector, los gobiernos jugarán un cometido fundamental en el progreso venidero de la minería. Tendrán que alinear las políticas públicas con el propósito de crear un entorno favorable para la innovación inteligente y verde del sector.
A lo largo de la historia, los humanos han utilizado a los minerales para innovar y evolucionar. Hoy, ALC, tiene la oportunidad de incidir y dar forma al futuro desarrollo sostenible en todo el mundo. No es dable ignorar esta oportunidad de crecer de manera responsable.
[1] The World Bank. 2016. Shock Waves: Managing the Impacts of Climate Change on Poverty. Washington, DC: World Bank.
[2] United Nations Environment Programme. 2018. The Weight of Cities Resource Requirements of Future Urbanization. Nairobi, Kenya: UNEP.
[3] The World Bank. 2017. The Growing Role of Minerals and Metals for a Low Carbon Future. Washington, DC: World Bank.
[4] Idem.
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