La movilidad es un elemento esencial para el bienestar y el movimiento económico. No obstante, tiene también un alto impacto medioambiental. En 2019, el sector transporte fue responsable de 40% de las emisiones de CO2 del sector energía en Latinoamérica y el Caribe (ALC). Esta es una preocupación que va en aumento, ya que las emisiones de este subsector crecieron cerca del 30% desde el 2005[GMDOF1] . En el caso de ALC, la demanda de transporte urbano de pasajeros se estima se multiplicará por 3.5 veces al 2050.[1]
Las emisiones de CO2 no son el único factor de preocupación relacionado al crecimiento de la movilidad, también existen emisiones locales que afectan directamente a la salud. Por otro lado, la alta dependencia del transporte a los precios de los combustibles tiene un impacto directo en la economía. Este impacto no es homogéneo: las personas de menores ingresos tienden a ser afectadas en una mayor proporción de sus gastos que las personas de mayores ingresos.
Transporte eléctrico: una alternativa económicamente viable y de bajo carbono
La electrificación de las flotas de vehículos trae consigo múltiples beneficios como la reducción de emisiones globales y locales, de la contaminación auditiva, del costo del mantenimiento de los equipos y del uso de energía, debido a que los equipos eléctricos son más eficientes que los de combustión interna[1]. Considerando todo el ciclo de vida, los vehículos eléctricos son más ecológicos: la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) en el ciclo de vida de un auto eléctrico es menor en hasta 69%, en promedio, en comparación con un vehículo de combustión interna. Este margen se amplía en la medida de que los países avanzan en la descarbonización de sus sistemas de generación eléctrica[2].
Existen muchos ejemplos de proyectos de electrificación de flotas de transporte masivo en la región como por ejemplo en: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica y Perú. A nivel regional, el BID y el Fondo Verde para el Clima crearon el primer fondo regional para promover la movilidad eléctrica y el uso de hidrógeno verde ALC, el cual aporta US$400 millones en préstamos concesionales y donaciones a nueve países de la región.
En Panamá, el sector transporte representó 52% de las emisiones del sector energía en 2019 y, como en ALC, estas emisiones han aumentado en la última década. Panamá recientemente aprobó la Ley 295 de 2022, que plantea metas ambiciosas para la electrificación del transporte como alcanzar la electrificación de 40% de la flota de entidades públicas y 33% de las flotas de transporte masivo para 2030. Con financiamiento del BID, y apuntando al cumplimiento de estas metas, está en proceso la adquisición de 5 buses eléctricos que serán operados en la ruta del Casco Antiguo en la Ciudad de Panamá, con lo cual se convertiría en la primera ruta del país en ser operada 100% por buses eléctricos. Existen asimismo otras iniciativas públicas de sustitución de flotas de vehículos.
La viabilidad económica de los planes de electrificación de flotas puede determinarse comparando los costos del ciclo de vida de los vehículos de la operación de la flota actual con los costos de una flota hibrida o electrificada. Este análisis puede realizarse también para las emisiones, incluyendo el ciclo de vida de los vehículos Esta comparación muestra la sustitución de flotas puede lograr importantes reducciones de costos totales y de emisiones, aunque la inversión inicial sea mayor. Es necesario hacer el análisis.
Herramienta de modelación de sustitución vehicular
Realizar el análisis y optimización de sustitución para flotas de decenas o centenas de vehículos puede ser complejo sin una herramienta numérica. Por ello, desde el BID y con el apoyo de la firma Hinicio, hemos apoyado al desarrollo de una herramienta parametrizada que permite analizar y optimizar la sustitución de una flota de vehículos. La optimización permite elegir uno de dos objetivos: minimizar el costo total de propiedad (CTP)[3] de una flota completa u optimizar la reducción de GEI. La optimización evalúa las características técnicas de la flota actual, y elige el mejor conjunto de vehículos de una lista preestablecida para sustituirla. El resultado indica una lista de los vehículos a adquirir y muestra la comparación de: el CTP de las flotas, sus consumos de energía, sus emisiones de GEI y contaminantes locales, los costos de inversión, y la infraestructura de carga necesaria.
La herramienta fue aplicada en un ejercicio con información de todas las flotas públicas en Panamá. En los casos y condiciones analizadas se identificó que la electrificación de las flotas públicas en Panamá reduciría los CTP en US$ 28 millones (si se apunta a reducir el costo) y podría reducir la emisión de GEI en hasta un 50% (considerando que no todos los vehículos de las flotas están en su en fase de recambio). En el escenario más optimista, la electrificación de los vehículos reduciría hasta 90% el consumo de energía al sustituirlos por vehículos eléctricos más eficientes.
Los resultados de esta herramienta pueden ayudar a informar a las instituciones para avanzar con la electrificación de su flota mediante la determinación de diversos escenarios y estrategias de implementación y apoyarles en alcanzar sus objetivos de electrificación. Mas aún, su uso no está limitado a entidades públicas, ya que la herramienta puede aplicarse a cualquier flota de vehículos.
La herramienta de análisis de sustitución de flotas adaptada para Panamá y su manual de usuario está disponible en los siguientes enlaces:
Herramienta y manual de usuario
[2] A Global Comparison Of The Life-Cycle Greenhouse Gas Emissions Of Combustion Engine And Electric Passenger Cars
[3] El CTP es una herramienta metodológica que evalúa los costos totales por el uso de un equipo tecnológico durante todo el periodo de propiedad. La evaluación de un CTP abarca la adquisición del activo, su operación y mantenimiento, y cualquier otro gasto incurrido en el ciclo de vida del activo.
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