Durante la pandemia, la mayoría de los países de la región han mantenido activas las operaciones del sector extractivo[1] dado que su funcionamiento es clave para el abastecimiento energético y la generación de ingresos fiscales en la región. No obstante, la salida del confinamiento y la reactivación de las cadenas productivas llevan a los gobiernos a enfrentar importantes desafíos para asegurar que las operaciones activas, y las que se reactivarán, cumplan con estrictas medidas de protección frente al COVID 19 para los trabajadores y las comunidades locales.
La mayoría de los gobiernos de América Latina y el Caribe (ALC) han definido lineamientos para la elaboración de protocolos de operación del sector extractivo, apoyados por gremios, sindicatos o comunidades. Con base en las medidas tomadas en la región se resaltan algunas prácticas que facilitan la coordinación y el regreso seguro a las operaciones:
Protocolos para asegurar la protección de los trabajadores
La definición de protocolos de protección a los trabajadores es usualmente una función que involucra a los Ministerios de Salud, del Trabajo, y de Minas y Energía. La coordinación de esfuerzos y medidas regulatorias entre las autoridades ha permitido que las empresas tengan mayor claridad sobre las prácticas y medidas requeridas para la reactivación de sus operaciones (Ver algunos ejemplos en los siguientes enlaces: Colombia y Perú.).
Esquemas de coordinación interministerial
Fuente: Elaboración propia con base en información del Ministerio de Minería y Energía de Colombia.
Asimismo, los gobiernos de ALC han establecido lineamientos que las empresas deben evaluar e implementar conforme al mapa de riesgo de sus propias operaciones. En general, los protocolos incluyen: i) planificación de las operaciones incluyendo medidas preventivas para el inicio de las actividades y el análisis de riesgos de contagio, flexibilidad, y protección laboral; ii) medidas de protección e higiene en las instalaciones o campamentos; iii) protocolos de ejecución de las rutinas operativas; iv) procedimientos para la respuesta y manejo de personal con sospecha de contagio; v) plan de comunicación a trabajadores, comunidades e instituciones gubernamentales; y vi) plan de capacitación a los trabajadores y comunidades.(Consultar algunos ejemplos de protocolos en los siguientes enlaces: Argentina y Perú)
Para promover cumplimiento de los protocolos de protección a los trabajadores es necesario establecer claros mecanismos de reporte y monitoreo. En algunos países, como Brasil y Colombia, se ha establecido que la responsabilidad en las empresas de los protocolos COVID-19 corresponde al supervisor del comité de salud y seguridad en el trabajo. Asimismo, la vigilancia y auditoria se realiza por las autoridades nacionales, regionales, o municipales encargadas del seguimiento a riesgos laborales y los temas de salud, seguridad e higiene en el trabajo.
Si bien la adopción de nuevos protocolos operativos facilita el control del riesgo y la protección de los trabajadores, el regreso a las operaciones también enfrenta desafíos particulares que requieren la adopción de estrategias a corto plazo para asegurar su continuidad. Por eso, mencionamos algunas estrategias que pueden ser relevantes para la industria:
- Actualización del plan de acción y relacionamiento comunitario. Las empresas han desarrollado diversas
acciones para apoyar los planes de contención de la pandemia, incluyendo medidas como: i) provisión de equipos médicos o protección individual para distribución en centros de atención prioritarios; ii) extensión de las campañas de limpieza y desinfección a comunidades cercanas; iii) adopción de protocolos para proteger a las comunidades del tránsito de trabajadores; y iv) revaluación de los programas y entregas de ayuda a la comunidad (por ejemplo, canastas alimentarias, obras comunitarias).[2]
- Cambio cultural y habilidades para operar en un ambiente de colaboración virtual. El distanciamiento social y el teletrabajo demandan competencias de los trabajadores que no necesariamente se consideraban críticas pre COVID-19. La operación sincronizada de las operaciones requerirá el fortalecimiento de competencias para usar herramientas virtuales por parte de todos los empleados de la empresa.
- Monitoreo y protección de la salud emocional de los trabajadores. Es difícil prever el impacto que puede tener en la productividad y la moral de los empleados las nuevas rutinas de trabajo post COVID-19. Por ejemplo, si bien el distanciamiento social es imperativo, no es claro cuál será su efecto en los empleados que trabajan en turnos de varios de días en campo. En este sentido, el desafío es crear mecanismos efectivos de acompañamiento y fortalecimiento social, adoptados a la cultura local.
¿Cómo está apoyando el Banco Interamericano de Desarrollo el regreso seguro de las operaciones del sector extractivo?
El BID, a través de los diálogos de política, ha compilado lineamientos y experiencias con el fin de guiar a los tomadores de decisiones de ALC, en la difícil tarea de cómo liberar las restricciones y reanudar las actividades socioeconómicas. Asimismo, se ha realizado una compilación de medidas para y del sector extractivo a fin de promover el intercambio de información y buenas prácticas en la región. Entendiendo las particularidades de las operaciones en cada país, el Banco ha apoyado a los gobiernos en la realización de estudios para el análisis de riesgos y la definición de protocolos específicos de operación.
[1] Debido a la necesidad de asegurar el suministro de combustibles durante la emergencia y complejidad económico-operativa y ambiental para detener la producción de forma inmediata.
[2] El International Council on Mining and Metals ha compilado la respuesta al COVID 19 de más de veinte empresas mineras con operaciones en la región. Para mayor información consultar ICMM
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