En nuestra vida cotidiana, dependemos cada vez más de la energía para satisfacer nuestras necesidades básicas. La energía es esencial en el día a día al proporcionar iluminación y climatización adecuadas en nuestros hogares y operar nuestras herramientas, servicios fundamentales para mantener una vida saludable y digna. Por ello, es crucial promover un enfoque sostenible en su suministro y consumo, para así preservar nuestro medio ambiente y asegurar un futuro energético seguro para las generaciones venideras.
En 2010, el Foro Económico Mundial definió la pobreza energética (PE) como “la falta de acceso a servicios y productos energéticos modernos y sostenibles”. La PE es un concepto en desarrollo que engloba al menos tres situaciones:
- Aquella en la que los hogares no pueden acceder a servicios energéticos esenciales a un precio/costo asequible,
- Aquella en la que las facturas de energía representan un alto porcentaje de los ingresos de los consumidores por lo que deben reducir el consumo de energía de su hogar, o bien
- Deben optar por energéticos que afectan su salud y bienestar.
Si bien existe claridad en torno al concepto de PE, ha sido casi imposible proporcionar cifras universalmente válidas en torno al consumo de energía para delimitar el nivel por debajo del cual podemos referirnos a “pobreza energética”. Por ello, dado que las necesidades varían según el desarrollo y la estructura de cada país, es necesario crear indicadores a nivel nacional para enfrentar este desafío.
El caso de Chile
En Chile, en 2020 se hizo un primer acercamiento a la PE con la publicación Acceso Equitativo a la Energía Sostenible. En este contexto, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en colaboración con el Ministerio de Energía de Chile, EBP Chile, la Red de Pobreza Energética (RedPE) y el Centro de Inteligencia Territorial (CIT) de la Universidad Adolfo Ibáñez se dieron a la tarea de definir, y desarrollar indicadores de PE para el sector residencial con base en información disponible. De esta forma, se establecieron métricas que incorporan 4 dimensiones para medir la PE: acceso físico, calidad, habitabilidad y asequibilidad.
Estos indicadores se crearon como una oportunidad para abordar las acciones orientadas a lograr la carbono neutralidad (meta que se fijó Chile para el 2050), la transición hacia fuentes de energía renovable como la eólica y la solar y la mejora de la eficiencia energética, favoreciendo el avance en las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC). Esto, a su vez, contribuye a asegurar que las políticas y medidas adoptadas en favor de la acción climática no tengan efectos adversos en términos de PE y, en cambio, generen beneficios en términos de acceso y asequibilidad de la energía.
Para diseñar los indicadores, en primera instancia, se llevó a cabo un proceso de recopilación y análisis de la información disponible relativa a indicadores de PE a nivel nacional e internacional, el cual finalizó con la selección de 11 indicadores clave[1]. Posteriormente, se elaboró una metodología para implementarlos, realizando pruebas estadísticas de consistencia, robustez y exhaustividad de los datos que nutrieron los indicadores. Con los resultados, se elaboró un modelo predictivo de consumo y de demanda térmica. Asimismo, se creó una Plataforma de Indicadores de Pobreza Energética, y se implementaron una serie de capacitaciones sobre el uso de la plataforma y la actualización de los indicadores para del Ministerio de Energía.
La creación de esta plataforma proporciona una herramienta crucial para medir, comprender y abatir la PE residencial que alimentará las políticas públicas y la toma de decisiones estratégicas, lo cual redundará en su efectividad y sostenibilidad ante este desafío social y energético, que permitirán avanzar en la acción climática y en una transición energética justa.
Generar esta plataforma también permitió identificar recomendaciones y próximos pasos, entre los que destacan:
Es necesario impulsar acciones para acercar el concepto de la PE al dominio público, pues la difusión puede movilizar medidas para combatirla e impulsar cambios en las políticas, programas y proyectos que promuevan soluciones sostenibles y asequibles. Crear y difundir información sobre PE, como los indicadores y plataforma de PE residencial en Chile formulada por el BID, permite impulsar la justicia social y promover que todas las personas tengan acceso a energía asequible, segura y sostenible. De esta forma, también contribuimos a la construcción de sociedades más inclusivas y resilientes.
Para usar la Plataforma de Indicadores de PE de Chile y visualizar 11 indicadores a distintas escalas geográficas, haz click aquí y selecciona un indicador de entre las opciones del menú lateral izquierdo que aparecen en el ícono. Enseguida, se visualizará el mapa distintos colores y valores. Se puede revisar el valor de una comuna o zona censal, haciendo click sobre ella en un recuadro de lado superior derecho de la pantalla donde podrás corroborar el resultado, confiabilidad y fuente de información. También se puede seleccionar el botón “Ver más” para comparar el resultado del indicador con los valores promedio regionales y nacionales del mismo.
Con esta herramienta, el BID continúa impulsando y apoyando iniciativas que permitan la disponibilidad de información y datos relevantes sobre temáticas importantes para el sector energía.
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