Un proyecto de electrificación en el interior de Surinam —conocido como el Hinterland— ha llevado a los investigadores a pensar que la electricidad podría ser una de las claves de la felicidad. Desde luego, es una afirmación osada pero no es nueva. Un estudio reciente sobre el impacto de un proyecto respaldado por el BID para conectar a cinco aldeas rurales en el interior del país a una red eléctrica indica que los habitantes locales piensan que su calidad de vida ha mejorado.
El proyecto fue implementado entre 2016 y 2020 y benefició tanto a la población cimarrón como a las comunidades indígenas en la zona escasamente poblada del interior, que comprende algo más de 200 pueblos, muchos de los cuales sólo son accesibles por aire o vías fluviales.
Para estimar los niveles de felicidad y bienestar, los economistas a veces miden la felicidad o la satisfacción vital mediante el concepto de “bienestar subjetivo”. Dado que la pobreza y la infelicidad no están necesariamente correlacionadas, les preguntan a las personas sobre su nivel de satisfacción vital. La idea es que la felicidad es un concepto relativo y tiene más que ver con la percepción.
En este caso, se pidió a los beneficiarios del proyecto que evaluaran las vidas de sus hogares o de los hogares de su pueblo en comparación con la de otros hogares y pueblos en Surinam. Se les pidió que pensaran en su riqueza no sólo en términos de ingreso financiero sino también que tuvieran en cuenta el número de hijos que tenían y otros factores, como la nutrición, la salud, el acceso a agua potable y aire limpio.
Posteriormente se les mostró una foto de una escalera con nueve peldaños y se les preguntó en qué peldaño colocarían ya sea su hogar o su pueblo, teniendo en cuenta que los más pobres en Surinam se situarían en el peldaño 1 y los más ricos se situarían en el peldaño 9.
Antes de que se implementara el programa de electrificación, en promedio, los beneficiarios del proyecto situaban su hogar en el peldaño 4 y su pueblo en el peldaño 5.
Unos dos años después de que el programa fuera implementado, los hogares individuales declararon que los hogares que formaban parte del programa eran 0,4 escalones (9%) más felices que otros hogares y que se percibía que el pueblo era 0,5 escalones (10%) más feliz que otros pueblos.
Por lo tanto, el efecto del programa del BID en el bienestar subjetivo se estimó positivo. Los resultados eran similares tanto para los hogares cuyos jefes eran hombres como mujeres.
Estas conclusiones son consistentes con el reconocido estudio de Lee et al. (2020) que concluye que la electricidad aumenta el bienestar subjetivo.
En términos globales, el acceso a una electricidad fiable se considera un motor esencial del desarrollo y el bienestar. Naciones Unidas ha hecho un llamado a favor de la “energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos”, una meta que se debe cumplir hacia 2030 bajo el Objetivo de Desarrollo Sostenible 7.
Sin embargo, para el 10% de la población de Surinam (54000 cimarrones y 8000 amerindios) que viven en el interior del país, la mayoría depende de pequeños generadores diésel que contaminan y que son caros, y proporcionan electricidad entre 4 y 6 horas al día, como máximo.
Es por esto que el BID ha apoyado al gobierno de Surinam para aumentar el acceso a electricidad fiable y limpia en el interior. En 2017, el BID financió la infraestructura para conectar varias comunidades en el área de Powakka a la red principal. En 2018 la empresa de Suministro Eléctrico de Surinam (EBS) completó la construcción de su planta solar fuera de red que proporciona electricidad a los pueblos en Atjoni y Pokigron. Actualmente, el BID apoya el desarrollo de 11 nuevas miniredes solares en el interior, en aldeas remotas sólo accesibles por aire o vías fluviales.
El estudio de estos proyectos también reveló otros resultados interesantes.
Los hallazgos sugieren que el programa de electrificación rural ha aumentado el ingreso salarial anual de los hogares en 1750 SRD de 2015 (aproximadamente USD 400) y el ingreso total de los hogares en 4050 de 2015 (unos USD 1000). Esto representa un aumento de 37,5% con respecto al ingreso medio del grupo de control que no tuvo acceso a la red eléctrica en 2015 (cerca de 11.000 SRD, o USD 2750).
Los resultados también muestran que el programa ha aumentado la propiedad de los bienes eléctricos durables como calentadores, ventiladores, televisiones de pantalla plana, refrigeradores y congeladores, máquinas de lavar, ollas eléctricas y equipos estéreo, y una disminución del gasto en consumo de energía fuera de la red en 1000 SRD de 2015 al año (unos USD 250) con ahorros importantes en la compra de baterías (de aproximadamente 500 SRD de 2015 al año, o USD125).
Otra conclusión importante de este estudio es que los pobladores que se beneficiaron de los proyectos de electrificación tenían menos probabilidades de que los miembros de la familia abandonaran el hogar en busca de educación o de oportunidades de trabajo fuera del pueblo. Encontramos una reducción del 30% con respecto al grupo de control. Hasta hace muy poco, los jóvenes de estas aldeas remotas en Surinam habían migrado consistentemente a la capital, Paramaribo, y a las zonas urbanas circundantes, en busca de una mejor calidad de vida.
El estudio se enfrentó a ciertas limitaciones dado que la pandemia del COVID-19 dificultó la recopilación de datos y los tamaños de la muestra a veces eran demasiado pequeños para producir resultados concluyentes. Por ello, es posible que los efectos completos del proyecto se produzcan después de la evaluación y ciertos aspectos justificarán una mayor investigación.
Sin embargo, los resultados en esta etapa son prometedores y señalan hacia un futuro para Surinam que incluye el acceso universal a energía limpia y fiable.
Si desea conocer más acerca de las contribuciones del Grupo BID a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, también puede visitar nuestro sitio www.iadb.org/ODS
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