Por Ivon Damarys Valencia Muñoz
La confianza, esa certeza interior de sentirse apoyado en las necesidades, de saberse auto-regulado en las emociones y de percibirse comprendido en las intenciones y los deseos, nace durante la gestación y el primer año de vida. Justo la narración de la biografía humana, que no recordamos pero que pervive implícita, expresándose en nuestra historia de desarrollo individual y colectivo.
Los bebés se dedican a averiguar con qué clase de personas están tratando y en qué clase de mundo están viviendo, descubriendo si son agresivos o amorosos, si son inseguros o estables, si son riesgosos o protectores, si son indiferentes o sensibles, si son excluyentes o justos. Para ello, usan sus habilidades innatas de imitar, coquetear o sincronizar y pensar diferenciadamente, que les permiten conectarse con los otros y construir representaciones mentales en su mundo interior, a partir de lo que sus cuidadores dicen y hacen rutinariamente con ellos. Su primer paso, es descubrirse desde el cuerpo del otro y encontrarse en el tiempo con el otro, para conquistar la confianza en sí mismo, rastro de un saber innato de que sólo con otros iguales, se puede resolver cómo adaptarse al mundo.
La gestación, el parto y el primer año de vida, se revelan así, como tiempo propicio para construir los cimientos de sociedades más creativas, dialógicas y solidarias, elementos fundantes de cualquier proyecto social. Como lo expresara James Heckman, Premio Nobel de Economía del año 2000, durante el Lanzamiento de la Estrategia Colombiana para la atención integral a la primera infancia De Cero a Siempre: “las habilidades socio-emocionales contribuyen a la sociedad como un todo y son determinantes de lo que la gente hará más adelante”, con su vida educativa y productiva, su estado de salud futuro y su participación social.
Evidencias como éstas, han convocado a la renovación de prácticas culturales, servicios públicos sociales e intervenciones en primera infancia. Ejemplo de ello, lo constituye la experiencia intersectorial de atención integral a la gestación y el primer año de vida que originó desde el 2009 la Alcaldía del Municipio de Medellín en Colombia, desde su Programa Buen Comienzo, en un esfuerzo decidido por restablecer y garantizar condiciones de confianza desde los cimientos de la vida, ayudando a crecer desde antes de nacer, a todo niño y niña gestado y nacido, en familias en situación de vulnerabilidad en la ciudad.
Para quienes hemos participado en la vida de Medellín, esta experiencia ha sido la oportunidad de sembrar confianza como recurso humano y social, puesto que, junto a la disposición de satisfactores en nutrición, salud, educación y lúdica que contribuyen a garantizar el ejercicio de los derechos fundamentales en niños y niñas, se han hilado las competencias sectoriales de las instituciones públicas en una práctica pedagógica común, que tiene como ejes la visión afirmativa del niño y la niña como sujeto activo en su propio desarrollo y la promoción de competencias parentales y comunitarias para sostener y apoyar los inicios del relato biográfico de los habitantes de la ciudad.
Eso es mover la inversión y la gestión en el desarrollo infantil temprano, en el terreno de la esperanza y del empoderamiento familiar y social, haciendo más confiable el mundo para ser explorado, transformado y amado.
Ivon Damarys Valencia Muñoz es trabajadora social y especialista en gerencia social en Colombia. Entre 2008 y 2010 dirigió el Programa Buen Comienzo de la Alcaldía de Medellín, el cual fue galardonado por Naciones Unidas con el “Premio Honor Hábitat” en 2010 y reconocido por el Ministerio de Educación Nacional de Colombia en mismo año. Actualmente, se desempeña como asesora independiente en la gestión y desarrollo de intervenciones en primera infancia y participa en la iniciativa privada TrasSusRisas para el mejoramiento de prácticas de atención al desarrollo infantil. Su artículo ha sido uno de los finalistas del Concurso de Bloggers del BID.
Silvana Valencia dice
Como mamá quiero manifestar que no hay mejor alegría que tener un hijo pero a la vez, en mi caso, llegan muchos temores de cómo educarlo y simplemente supe que la mejor manera es preparándole el mejor ambiente dónde se pueda proyectar como una gran persona, como un ser único “EL INTERIOR DEL HOGAR”. Hoy por hoy mi hijo es el ser más encantador de este mundo y es la luz que ilumina muchos hogares al interior de mi familia.
Nancy Cardenas dice
Hola Ivon, me alegro muchisimo encontrar en el camino de la vida personas tan generosas y dedicadas que trabajan para la sociedad y más con el futuro de nuestro pais “los niños”.
Mis más sinceras felicitaciones por este gran logro, es un articulo muy interesante. Ojala llegue a millones de personas y que pongamos en practica todo el amor y cuidados que merecen nuestros niños. Un gran abrazo.
Alejandra Alonso perez dice
Hola felicidades a la ganadora y me alegró muchísimo encontrar personas tan generosas y dedicadas a trabajar para la sociedad
liliana dice
Es una alegría que los seres humanos trabajemos en forjar un camino basado en la confianza, la autenticidad, y el desarrollo integral de los mas peques. ¡Todos podemos aportar!
Liliana Del Valle Grisales dice
Desde el Laboratorio de Enseñanza para la Primera Infancia de la Secretaria de Educación de Medellín se suman esfuerzos para contribuir a la formación del talento humano que acompaña y protege a la primera Infancia. Se aprovecha de esta oportunidad para invitarte a compartir tus valiosos aportes en el espacio académico abierto, denominado: “Punto de Encuentro”, el cual se realiza una vez al mes en la ciudad.
Felicitaciones.
Lina Raquel dice
La construcción de vínculos basados en la confianza fundamentan en acciones éticas y estéticas para acompañar el desarrollo infantil temprano. Pero además de creer y confiar en la potencia de las familias, los agentes educativos, las instituciones y las comunidades que están al lado del desarrollo de los niños y las niñas, es un reto para las administraciones o equipos de trabajo que como en Antioquia se empeñan en construir políticas que garanticen no solo los derechos de los niños y niñas de primera infancia, sino subjetividades enriquecidas en donde se expande permanentemente la libertad. Saludos
Gladys Lopera dice
Tu reflexión es una excelente invitación a pensar el quehacer pedagógico, todo acto educativo con nuestros niños y niñas. Puesto que, lo que estamos acompañando en la primera infancia, más que el aprendizaje es la construcción de subjetividad, la construcción de eso que algunos autores nombran como el aparato psíquico, es decir, empezar a encontrar significación en el mundo…hacerse humanos.
Ya lo decía Rimbaud “Todo comenzó con la risa de los niños y terminará con ella”.
Como siempre, un fuerte abrazo para ti.