En la última bienal de Venecia, el Pabellón de la Republica Checa y Eslovaquia presentaba UNES-CO y ponía sobre la mesa una pregunta: ¿quién quiere vivir en áreas urbanas turísticas y protegidas como patrimonio? Frente al despoblamiento que presentan algunas áreas patrimoniales, UNES-CO, una compañía ficticia fundada para esta exhibición a modo experimental, propuso con ironía oportunidades laborales de ensueño (casa + 540usd/mes) como “habitante” de pueblos patrimoniales actualmente en el abandono y que requieren de “vida” como parte de su encanto. “Vida normal como trabajo de tiempo completo” se lee en el muro de la exhibición, buscando contraponer la “vida cotidiana” con la canibalización turística de estos lugares. Este proyecto invierte en conservar una apariencia de vida local en los centros de las ciudades donde el turismo masivo pone en peligro las actividades diarias, como disfrutar del aire fresco en un banco del parque, sacar la basura, secar ropa, cuidar de niños, etc.
El experimento de UNES-CO se desarrolla en Český Krumlov, en la República Checa, donde edificios centrales acogieron por 3 meses a 15 familias contratadas para llevar una “vida normal”. El objeto del proyecto era no sólo atraer la atención pública al problema del despoblamiento de áreas patrimoniales, y particularmente centros históricos, sino proponer una forma concreta de gestionarlo como área de uso mixto (incluyendo viviendas). El experimento checo no buscaba ser una obra teatral, sino traer a personas de áreas cercanas a ese centro a vivir una ´vida normal´ para entender bajo qué circunstancias esto puede (volver a) ocurrir.
La autenticidad de la “vida normal” experimentada por UNES-CO es materia de discusión, ¿son menos “turistas” o ajenos aquellos contratados por 3 meses? ¿es el turismo en sí el problema o la cultura de turismo masivo actual? La asociación clásica de abandono de centros históricos por crimen, drogas o especulación inmobiliaria es cuestionada en este experimento. El turismo, considerado tradicionalmente “aliado” del patrimonio, se volvería una amenaza. Parte de la solución consistiría en instigar al cambio cultural necesario para considerar a los turistas como parte de la vida urbana, sin descuidar a los residentes. En ese sentido, Venecia, sede de la exhibición del proyecto, es coincidentemente un gran lugar para plantear esta problemática entre turismo y residencia. La ciudad, destino turístico por excelencia, lanzó recientemente la campaña #EnjoyRespectVenezia para proteger la vida local. Mientras América Latina no se libra de este fenómeno. Fernando Carrión[1], alerta que las políticas monumentalistas que privilegian el denominado “patrimonio físico” y las políticas desarrollistas que arrasan con el pasado, incrementan los precios del suelo y fortalecen la expulsión de la población, a través del recambio de los habitantes (gentrificación) y la modificación del uso del suelo (de residencial a comercial y turísticos). En la región el despoblamiento de centros históricos patrimoniales por abandono de residentes y el aumento explosivo del turismo en sitios patrimoniales está volviéndose evidente en zonas centrales de la Habana, Cuba y Santo Domingo RD, entre otros.
https://twitter.com/BID_Ciudades/status/1140677799176548353
La exhibición checa fue radical en su propuesta para visualizar un problema de abandono y turismo. Por otro lado, proyectos de mayor escala han logrado atraer y mantener residentes (permanentes), a partir del valor patrimonial de un sitio. Por ejemplo, el parque High Line sobre la infraestructura patrimonial de Ferrocarril en Nueva York y el Anacostia Waterfront en Washington D.C., que integra estructuras patrimoniales industriales.
Ambos proyectos estaban en zonas bien localizadas pero deprimidas y contaron con asociaciones entre los sectores públicos y privados para su revitalización. El rol de las estructuras patrimoniales fue fundamental en ambos casos para crear la sensación de lugar, refiriéndose a aquellas características que hacen de un lugar, algo especial o único. Pero como toda sensación, no se refiere netamente al lugar sino a las personas que lo perciben y valoran. El desafío de estos dos casos americanos, altamente abandonados décadas atrás, ha sido promover un valor que excede a la comunidad local, para construir un espacio único y atraer (nuevos) residentes, demostrando que los beneficios económicos de convertir el ramal de ferrocarril o industria abandonados en un parque y área de uso mixto, superaron con creces los costos de capital inicial, como señala John H. Alschuler[2].
¿Podrán las áreas patrimoniales y centros históricos América Latina y el Caribe reaccionar antes y (volver a) ser los espacios donde todos queremos/podemos vivir? ¿Cómo promovemos y construimos la vida de los centros históricos sin depender del turismo? Vivir en los centros históricos supera la mera motivación romántica, tiene muchas ventajas prácticas de localización estratégica disminuyendo los tiempos de viaje, pero podría requerir un estilo de vida particular y “menos cómodo”. Decía una de las familias de Krumlov: vivir en el centro es como andar a pie y el suburbio en auto.
Para comprender mejor la vida de los centros de América Latina y su necesidad de soluciones urbanas, en 2018 el LAB Ciudades del BID comenzó explorando pilotos en centros patrimoniales de la región. Desde hace décadas el BID ha trabajado programas de Revitalización del Patrimonio Monumental y espacios públicos en centros históricos de Quito, varias ciudades de Brasil y Chile o el mismo Santo Domingo RD. En búsqueda de un enfoque más integral de los futuros programas BID estamos trabajando durante 2019 soluciones locales participativas (desde urbanismo táctico hasta economía del comportamiento) con socios en ámbitos de cultura, seguridad ciudadana, transporte etc. Buscamos probar temporal y reversiblemente[3] estrategias, que se podrán convertir en proyectos públicos y privados definitivos[4], para que los residentes puedan volver a decir: “nosotros queremos (y podemos) vivir aquí”.
Al final no son sólo los locales los que querrán mayor autenticidad, sino también los turistas.
Kateřina Šedá.
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[1] PHD de la Universidad de Buenos Aires, es investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (flACSO)- Ecuador y presidente de la Organización Latinoamericana y del Caribe de Centros Históricos (OlACChI).
[2] Financiando la Ciudad: ¿Cómo puede la estructuración financiera de bienes raíces ayudar a financiar el desarrollo urbano público-privado?, 18 de octubre de 2018, 12:30 – 14:00, IADB Washington DC.
[3] Muy relevante en contextos patrimoniales protegidos.
[4] La mayoría de los pilotos están alineados a préstamos del BID que desarrollarán las soluciones definitivas como parte de la inversión, pero que minimizan su riesgo al explorar previamente las estrategias más innovadoras.
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