Cada 1 de mayo se celebra alrededor del mundo el Dia Internacional de los Trabajadores. Desde sus inicios en el siglo XIX, este movimiento obrero ha sido predominantemente urbano. Actualmente, las ciudades continúan siendo el epicentro de las reivindicaciones laborales de los trabajadores en América Latina y Caribe (ALC). Si bien es cierto que la vulnerabilidad económica afecta a todos los trabajadores en la región, las mujeres siguen estando aún por detrás en lo que a derechos laborales se refiere.
La importancia de una planificación urbana con enfoque de género
Queda aún mucho por hacer para cerrar la brecha de género laboral en ALC, tanto a nivel de ingresos (en promedio, el salario de las mujeres es un 30% inferior al de los hombres), como a la hora de planificar nuestras ciudades. Y es que, aunque los nuevos criterios de urbanización y las nuevas tecnologías han aumentado las oportunidades laborales de las mujeres, sus posibilidades laborales siguen viéndose reducidas por no existir una planificación urbana con enfoque de género.
En ALC, la falta de seguridad en los espacios públicos impacta negativamente en el día a día de muchas mujeres. Los datos reflejan que 9 de cada 10 mujeres de la región reportan haber sido víctimas de agresiones en el transporte público. Esto pone de manifiesto la necesidad de contar con un sistema de transporte urbano con un enfoque de género.
Mujeres urbanas en sectores tradicionalmente masculinos: conductoras de taxis
Pese a que su existencia no suele destacarse, los servicios de transporte público prestados por mujeres son percibidos como más seguros y cómodos. Sin embargo, se ha prestado poca atención a las condiciones de trabajo de estas conductoras.
Una encuesta realizada por el BID en alianza con Uber e Ipsos en Brasil, Chile, México y Colombia determinó que sólo el 6% de las contratistas de la plataforma de viajes de Uber son mujeres, frente al 94% de hombres. En relación a las condiciones de trabajo del sector del transporte, un reciente estudio a conductoras de taxis tradicionales pone de manifiesto las largas jornadas detrás de un trabajo flexible, riesgos físicos y psicológicos, así como su vulnerabilidad a la violencia de género y acoso sexual que enfrentan diariamente en esta industria altamente dominada por los hombres. De este estudio destacamos los siguientes aspectos clave que sirven para ilustrar cómo la planificación urbana actual afecta sus condiciones de trabajo:
- Riesgos sobre la salud: Características ocupacionales del sector, como sedentarismo y presión de tiempo constante predisponen a las conductoras a daños en su salud, ocasionando enfermedades cardiovasculares, sobrepeso y depresión, que por otro lado también son comunes en sus colegas varones. Sin embargo, las mujeres del estudio expresaron su preocupación por sus funciones renales causadas por el control de la cantidad de agua que tomaban debido a la falta de accesibilidad a baños seguros, especialmente en horas nocturnas.
- Inseguridad: Las conductoras de taxis o de transporte público bajo demanda están aún más expuestas a la violencia que en otras profesiones. Casi el 80% de las mujeres entrevistadas habían sufrido robos de vehículos por asaltos. A pesar de estos riesgos, las conductoras no cuentan con seguridad social por ser trabajadoras de cuenta propia.
- Discriminación y acoso sexual: Las mujeres enfrentan varios desafíos por la discriminación y los estereotipos de género en la industria del taxi. Las conductoras del estudio expresaron su percepción de ser tratadas como objetos sexuales por clientes masculinos a través de su lenguaje corporal y comentarios vulgares como “por favor llévame a tu casa” o “si ofrecen otro servicio además del viaje”. Algunas mujeres también se enfrentaron a la falta de respeto de sus compañeros de trabajo al recibir comentarios como “esta es una profesión exclusivamente para los hombres”. Los conductores son operadores por cuenta propia, lo cual hace que estas mujeres sean vulnerables a la agresión directa y el acoso sexual de clientes y compañeros de trabajo.
¿Qué prácticas pueden reducir las diferencias laborales ocasionadas por la brecha de género?
La Ciudad de México nos ofrece un ejemplo positivo de cómo las mujeres taxistas se han movilizado para tomar medidas destinadas a protegerse de los riesgos para su salud y la seguridad en el desempeño de su actividad laboral mediante la segmentación de sus actividades y la asociación colectiva.
Estas conductoras realizaron ajustes en sus horarios de trabajo, se incorporaron a bases de taxi, se unieron a plataforma de taxi solo para mujeres, o decidieron trabajar preferentemente con clientes de confianza. Así mismo, tomaron acciones colectivas ante las autoridades municipales y la sociedad civil con resultados positivos. De esta movilización nacieron dos agrupaciones: PROEM (Mujeres protegiéndose entre mujeres) y MOM (Operadoras Femeninas en Movimiento). Más recientemente, el MOM con el apoyo del CENFES (Centro para el Fomento de Educación y Salud de los Operarios del Transporte Público de la Ciudad de México) ofreció capacitaciones integrales a conductoras en varios temas como mecánica, derechos humanos y liderazgo. Aunque ambas organizaciones tomaron medidas encaminadas a empoderar colectivamente a las conductoras, tuvieron que hacer frente a barreras de género para sostener sus actividades en la industria del taxi.
Compromiso para el cambio
Conducir taxis es una importante fuente de ingreso para las mujeres de este sector en ALC, pero para ello las condiciones de trabajo y del entorno urbano deben ser los adecuados. Las ciudades, junto con las empresas, necesitan implementar políticas públicas para tratar el tema de la violencia y los abusos contra las mujeres en el transporte. La brecha de género afecta la productividad y la calidad de vida, no solo de las mujeres, sino de la sociedad en su conjunto. Para lograr este objetivo, es indispensable el esfuerzo colaborativo del sector público, el privado, y la sociedad civil.
Créditos imagen: Mohamed Hassan publicado en Pixabay
Protocolos vigilancia de la salud dice
Mencionáis los problemas cardiovasculares, sobrepeso y depresión, y son, efectivamente riesgos laborales asociados al trabajo de taxista. Pero no olvidarse de otros riesgos provenientes del entorno profesional de los conductores como problemas anatómicos (espalda, vista, articulaciones) o problemas mecánicos y de mantenimiento de los vehículos, que no siguiendo unos protocolos adecuados, podrían ocasionar accidentes.