Cada vez existe un mayor consenso sobre la certidumbre respecto al cambio climático y la necesidad de actuar. En palabras del Presidente Obama en su pasado informe a la nación, “the debate is settled, climate change is a fact” [‘el debate concluyó, el cambio climático es un hecho’]. Sin embargo, y a pesar de haber una mayor certeza de que las transformaciones en el clima están ocurriendo, la adaptación climática no es todavía un tema prioritario en la agenda pública.
“Turning the tide on climate change by Robert Kandel” by Philippe 2009
Éste sigue siendo un asunto marginal que cuenta con relativamente escasos recursos financieros e instrumentos de política, si se les compara con los que están dirigidos a mitigar las emisiones GEI. (Ver el estudio que publica el Climate Change Journal y las acciones registradas en el Carbonn Cities Climate Registry)
Las ciudades de América Latina son altamente vulnerables a los eventos asociados al cambio climático tanto por su ubicación como por sus propios procesos de desarrollo urbano. En mi país México, por ejemplo, UN-Habitat estima que el 70% de las personas que habitan en zonas de riesgo se ubican en zonas urbanas.
Tegucigalpa, Honduras. Foto por Ramon Zamora, ICES 2014
¿Por qué será entonces que la adaptación climática siga sin ser un tema central en el debate público de nuestras ciudades?
Los beneficios asociados a las medidas de mitigación – o co-beneficios – son más fáciles de calcular. Los ahorros económicos por consumo de combustible, control de la contaminación y disminución de la congestión asociados a medidas transporte público eficiente, por ejemplo, pueden cuantificarse con bastante precisión, lo cual vuelve mucho más evidente que en iniciativas bajas en carbono como ésta, todos ganan.
Por el contrario, las evaluaciones de riesgo y vulnerabilidad climática son un campo de trabajo emergente cuyos resultados en términos de costo-beneficio son menos contundentes, entre otras cosas, por la dificultad de modelar el clima a escala regional o local.
Otro elemento es que las medidas de adaptación pueden relacionarse con la movilización de grandes inversiones de infraestructura que a veces no garantizan beneficios concretos en el corto plazo. Evidentemente resulta complicado priorizar este tipo de acciones ante problemáticas urbanas que, sobre todo en las ciudades de los países en desarrollo, parecen más urgentes de resolver. Pero creo que es justamente en este punto donde hay que cambiar el enfoque.
La adaptación al cambio climático se debe concebir como un eje más de los programas de desarrollo urbano y por tanto, la evaluación de riesgos y priorización de intervenciones deben desarrollarse bajo esta óptica. La instrumentación del Plan de Manejo de Laderas del Distrito Metropolitano de Quito, Ecuador, por ejemplo, que incluye una serie de medidas para disminuir los riesgos de inundaciones y deslaves, es relevante para el desarrollo agrícola y social de ésta zona aún en ausencia de futuras transformaciones en el clima, dados los beneficios esperados por captación de agua de lluvia, control de la erosión y recuperación de áreas verdes.
Las medidas de saneamiento y gestión del agua previstas en el Plan de Acción del Mar del Plata, incrementarán las capacidades de adaptación climática de la ciudad ante un posible avance del frente salino en el acuífero que actualmente abastece de agua a la ciudad; al mismo tiempo promoverán el aprovechamiento sustentable de este recurso que actualmente tiene altos niveles de presión.
Varias ciudades iniciaron la integración de variables de vulnerabilidad y riesgo climático en sus programas urbanos ante condiciones de escasez recursos actuales que pueden agudizarse en escenarios de cambios de clima. La ciudad de Amman, Jordania, ubicada en un ecosistema árido, inició proyectos de adaptación climática que incluyen tecnologías de almacenamiento de agua en viviendas, programas de tratamiento y reutilización de aguas negras, esquemas de agricultura urbana e instalación de azoteas verdes en viviendas. Éstas últimas, les han dado a sus habitantes, ingresos adicionales por el cultivo y venta de plantas y han permitido aprovechar el agua de lluvia para el consumo humano.
La adaptación al cambio climático debe ir cobrando relevancia en los planes de urbanos de la región, ya que ellas no sólo permitirán proteger la vida de muchas personas, la salud de los ecosistemas y valiosos activos urbanos si no también fortalecerán la sostenibilidad de la ciudad.
Los estudios de mitigación climática, vulnerabilidad a desastres y de crecimiento urbano que se realizan en el marco de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles están sirviendo para llenar los vacíos de información de riesgos tan necesarios en las evaluaciones de vulnerabilidad climática y además están posicionando el tema de la adaptación climática como eje transversal y de impostergable discusión en los planes de acción de las ciudades.
¿Qué otros procesos deberán emprenderse en la región para adelantarnos al desastre y hacer de la adaptación climática una oportunidad para alcanzar ciudades sostenibles donde las personas, infraestructura y sistemas ecológicos seamos menos vulnerables al cambio climático?
Fuente Efecto Verde AC
Lean más aquí sobre lo que estamos haciendo en la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles al respecto de cambio climático
Bien el retomar conceptos y criterios para el desarrollo sostenible de ciudades en concordancia con limitaciones y potencialidades de sus regiones. México ya hizo grandes esfuerzos institucionales en los 80´s para el Ordenamiento Ecológico del Territorio diferentes escalas; pero, no con suficiente sustento jurídico para volverse ley. El uso del suelo, las inversiones (públicas y privadas) en equimamiento e infraestructura deben hacerse en los sitios adecuados, sin rebasar umbrales que la propia naturaleza, la economía y lo social toleran.Considero que no está bien empleado el concepto de “Adaptación al cambio climático”; implica, limita a resignarse a lo que “inevitablemente ocurrirá”. Sí,habrá que anticiparse a fenómenos para evitar afectaciones a la población y a la infraestructura.
Perdón, poco espacio para un gran-complejo tema. Seré breve.
No sólo hay que anticiparse a la fenomenología del ´CC´, y sus desastrosos efectos; hay que luchar en todos los frentes para revertir el ´CC´, así sea una tarea de largo plazo y de afectación de “grandes intereses”. Hay que actuar en la lucha social por “muchos intereses”.
Un poco de historia: En 1970 en la Fac. de Arq de Xalapa, Ver., tuvimos cursos sobre diseño de sitios e instalaciones para albergar poblaciones afectadas.
México tuvo en 1978 una Dirección General de Emergencias Urbanas. Y en 1982 También una Dirección General de Ordenamiento Ecológico del Gobierno Federal.
Xalapa, ciudad seleccionada por el BID, quizá sea la localidad con mayor número de planes de Desarrollo Urbano, integrales, parciales y sectoriales.
En los últimos tres sexenios, se tiraron a la basura y hoy existe el caos que propicia la indefinición y la corrupción. ¡OJO! Habemos varios, muchos, profesionales que hemos trabajado en el tema, paradojicamente el problema es “la autoridad”. He ahí un paradigma.
Deseo rescatar ambos mensajes en el email proporcionado.
Gracias.