Esta entrevista es una traducción de un blog publicado originalmente en portugués en Ideação.
La División de Desarrollo Urbano y Vivienda del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), representado por la especialista Clémentine Tribouillard, entrevista sobre personas trans sin hogar a Marina Reidel, Directora del Departamento de Protección de Derechos de Minorías Sociales y Poblaciones en Situación de Riesgo, y a Carlos Ricardo, Coordinador General de Derechos de las Minorías Sociales y Poblaciones en Riesgo. Ambos pertenecen al Secretariado Nacional para la Protección Global del Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos de Brasil.
Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Visibilidad Trans, hoy 31 de marzo, queremos arrojar luz sobre un tema urgente en la política urbana, pero globalmente invisible: las personas trans sin hogar. Proponemos una lectura interseccional sobre esta realidad poco debatida, pero muy presente en las ciudades brasileñas y del resto de la región.
Clementine: ¿Qué tienen en común la transexualidad y el sinhogarismo? ¿Cómo se relacionan estas dos realidades?
Marina: Ambos temas son el resultado de la exclusión, la cual comienza en la familia, continúa en la escuela y se perpetúa por la sociedad en general. Ambos desafíos de vivir en modelos sociales establecidos hacen que algunas personas no se reconozcan y terminen viviendo en la calle y sean vistas socialmente como “marginales”.

Carlos Ricardo: El número de personas sin hogar en Brasil es un hecho que se persigue desde antes de la elaboración de la Política Nacional para la Población Sin Hogar (PNPSR) en diciembre de 2009. En 2005, cuando se realizó el I Encuentro Nacional sobre Población Sin Hogar, miembros de la sociedad civil representativa de este segmento de la población ya exigió al gobierno federal realizar una encuesta nacional.
En el año 2008 el entonces Ministerio de Desarrollo Social y Combate al Hambre realizó la primera Encuesta Nacional de Población sin Hogar. La encuesta abarcó un conjunto de 71 ciudades, específicamente 48 municipios con más de 300 mil habitantes y 23 capitales sin importar el tamaño poblacional. Aquí se identificaron 31.922 personas sin hogar mayores de 18 años. Las ciudades de São Paulo, Belo Horizonte, Recife y Porto Alegre no fueron incluidas en la encuesta nacional, ya que habían realizado su propia investigación en los últimos años. Si consideramos los datos de los municipios que realizaron su propia investigación, obtenemos un número aproximado de 50 mil personas viviendo en la calle en 2008, en las 75 mayores ciudades brasileñas. Sin embargo, es importante señalar que estas encuestas se realizaron con diferentes metodologías, por lo que la suma de las diferentes encuestas no puede considerarse como un dato oficial sobre el número de personas que viven en la calle.
Esta fue la primera encuesta nacional de datos sobre la población sin hogar donde fue posible identificar el perfil de este público y desmitificar algunos prejuicios existentes, tales como:
- Datos sobre trabajo e ingresos: el 70,9% tiene alguna actividad remunerada
- Escolaridad: el 74% sabe leer y escribir y el 48,4% tiene primaria incompleta
- Motivos para salir a la calle: 35,5% problemas con alcohol y/o drogas, 29,8% desempleo y 29,1% desacuerdos con familiares; entre otros
Esta investigación fue de suma importancia para el proceso de elaboración del PNPSR y brindó condiciones para que la gestión pública adquiriera información que antes era desconocida en este medio, a pesar de que gran parte de esta información es conocimiento empírico de organizaciones de la sociedad civil que ya trabajaban con esta población.
En diciembre de 2009 se creó el PNPSR y su Comité Intersectorial de Seguimiento (CIAMP-Rua), lo que permitió ampliar el debate sobre las políticas públicas dirigidas a esta población y sobre la importancia de incluir a la población en situación de calle en el censo general realizado por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Los días 11 y 12 de mayo de 2010, en la ciudad de Río de Janeiro, se realizó el Seminario Internacional de Metodologías para la Investigación en Población sin Hogar, organizado por el CIAMP-Rua en alianza con la entonces Secretaría Especial de Derechos Humanos de la Presidencia de la República. (SEDH/PR) y con el IBGE. Desde entonces, este tema ha permanecido en las agendas nacionales de debate sobre las personas en situación sin hogar.
A partir de 2011 hubo una importante movilización por la inclusión de la población sin hogar en el Registro Único de Programas Sociales, esta inclusión ha ido en aumento y actualmente hay registradas 149.306 familias sin hogar (datos de noviembre de 2021). Los datos del registro único son muy importantes para el relevamiento de perfil e información social, pero aún no responde a la necesidad de contar esta población, ya que no corresponde al total de personas que viven en la calle.
Los estudios más recientes sobre el número de personas sin hogar en Brasil fueron realizados por el Instituto de Investigación Económica Aplicada (IPEA) en 2015 y 2020. En 2015, el IPEA, en su primera estimación nacional de la población sin hogar, identificó 101.854 personas sin hogar en Brasil. En 2020, el IPEA realizó una nueva estimación y publicó los datos en la Nota Técnica N° 73, donde se indica que en septiembre de 2012 había 92.515 personas sin hogar y este número aumentó a 221.869 en marzo de 2020, lo que representa un aumento del 140% de personas sin hogar durante este período. La estimación del IPEA consideró datos del Registro Único y del Censo del Sistema Único de Asistencia Social (Suas).Hasta el momento, aún no se ha realizado una encuesta nacional considerando el período de la pandemia para demostrar lo que dicen muchos investigadores sobre el aumento de esta población como resultado del desempleo y la pérdida de ingresos en este período. Ciudades como São Paulo y Fortaleza realizaron investigaciones recientes y presentaron datos que confirman la evidencia a ojos de quienes frecuentan los grandes centros urbanos.En el censo de población sin hogar realizado en la ciudad de São Paulo, entre octubre y noviembre de 2021, se contabilizaron 31.884 personas sin hogar, lo que representó un aumento de 7.540 personas, o sea, un 31% con respecto al último censo realizado. en 2019. El municipio de Fortaleza también realizó un censo en junio de 2021, donde se identificaron 2.653 personas sin hogar. En el caso de Fortaleza, frente al último censo realizado en 2014, el aumento fue del 54,4%.
Son pocos los datos que reflejan la realidad de la población sin hogar a nivel nacional. Si nos centramos en las personas lesbianas, gays, bisexuales, travestis y transexuales (LGBT), la escasez de datos es aún mayor. En este aspecto, los censos de Fortaleza y São Paulo también se destacan y presentan algunas informaciones importantes. En la ciudad de São Paulo, cuando se les preguntó sobre la identidad de género, el 3% de las personas sin hogar se identificaron como travestis, transexuales, no binarios y otros.

En Fortaleza, cuando se les preguntó sobre su orientación sexual, el 8,2% de las personas sin hogar se declararon homosexuales, bisexuales o con otra orientación sexual. Cuando se les preguntó sobre su identidad de género, el 3% se declaró travestis, transexuales, no binarios o con otra identidad de género diferente a las alternativas presentadas.


Un dato que llama mucho la atención en el censo de Fortaleza es que el 20,4% de las personas entrevistadas prefirieron no responder, no clasificarse o no fue posible determinar su identidad de género, lo que indica que ese número puede ser mayor.
Un logro importante es que para el próximo censo general del IBGE, se contará la población sin hogar, pero no se contarán todas las personas que se encuentran en esa situación. El IBGE clasifica a la población sin hogar en dos grupos. Por un lado, la población sin hogar, que vive en la calle sin albergue alguno. Por otro, la población sin hogar domiciliada, que se encuentra en situación de exclusión de vivienda secundaria, o sea, que se alberga en alguna de los tipos de domicilios colectivos e improvisados. Estos espacios pueden ser albergues o casas de paso; tiendas de campaña de lona, plástico o tela; estructuras improvisadas en un lugar público; estructuras no residenciales, permanentes, degradadas o sin terminar; vehículos (automóviles, camiones, remolques, botes, etc.) y otros; refugios naturales y otras estructuras improvisadas. Como el Censo Demográfico realizado por el IBGE se limita a obtener información sobre las personas que viven en hogares, la población sin hogar a ser censada es aquella que vive en hogares colectivos e improvisados.
Aunque todavía no signifique el retrato real de todas las personas sin hogar, el recuento del próximo censo que realizará el IBGE nos traerá datos muy importantes sobre esta población, lo que permitirá estudios más detallados y representará un gran avance en la producción de información para la elaboración de políticas públicas.
Clementine: El BID trabaja con gestores públicos que se ocupan de los retos de la gestión urbana y, en este tipo de realidades, ¿qué recomendaciones le darías a un alcalde, a un secretario municipal o estatal?
Marina: La búsqueda de alianzas es fundamental y, en consecuencia, el conocimiento de las políticas públicas que se desarrollan entre las entidades federadas. Por eso muchos estados y municipios pueden buscar a través de proyectos y recursos desarrollar políticas públicas porque la vida pasa en los municipios y los acuerdos son necesarios. El pacto contra la violencia LGBTfóbica, por ejemplo, es una propuesta de compromiso político con la agenda en materia de Derechos Humanos y en especial de los LGBT. Por lo tanto, es posible una asociación para la implementación de estas políticas.
Carlos Ricardo: El principal desafío de la población en situación de calle es la dificultad de superar las vulnerabilidades que contribuyen a la permanencia de estas personas en las calles. La experiencia brasileña de más de 11 años de implementación del PNPSR y los datos de los canales de denuncia de violencia muestran que, a pesar del gran esfuerzo de la gestión pública, los organismos internacionales y la sociedad civil en acciones de promoción y defensa de derechos, combate a la violencia, ampliación de las vacantes y los servicios públicos de salud y asistencia social y el aumento en el número de visitas a personas en la calle, las violaciones a los derechos humanos y la falta de acceso a las políticas públicas no disminuyeron en relación con ese público.
Llama la atención que las vulneraciones de derechos que sufren estas personas están relacionadas con la situación de calle y/o se ven agravadas por esta situación, es decir, la motivación o exposición a la violencia se da en el espacio de la calle y porque las personas se encuentran en esta situación. Por lo tanto, aun considerando que las políticas, proyectos y programas sectoriales existentes para esta población deben ser mantenidos y ampliados, ya se reconoce en Brasil y en varios países de América del Norte, Europa y América Latina que la solución para reducir las violaciones generadas en el espacio de la calle, y porque la garantía de los derechos fundamentales depende de la superación de la situación de calle y ésta se da a través del acceso a la vivienda.
Para desarrollar un nuevo modelo de intervención y apoyar la mejora del desempeño del Estado y de la sociedad civil en la implementación de una política pública efectiva dirigida a la población en situación de calle, se consideraron experiencias internacionales exitosas, que han demostrado que es posible superar definitivamente la situación de calle con dignidad, acceso a derechos y aumento de la autonomía a través del acceso inmediato a la vivienda con la acción integrada de las distintas políticas sectoriales. Este hallazgo presenta elementos para la elaboración de una propuesta para cambiar la concepción y metodología de la atención a la población sin hogar en las políticas brasileñas. Aquí la vivienda, el trabajo y la emancipación de las personas se conviertan en el centro de las acciones, haciendo así la transición del modelo de bienestar o del modelo escalonado (el modelo vigente en Brasil hasta ahora), a un modelo que prioriza el acceso a la vivienda, referenciado en el modelo Housing First, en Brasil denominado Moradia Primeiro.
Housing First es un modelo de asistencia a la población sin hogar, creado en los Estados Unidos de América y con resultados probados de superación de la situación de calle y reducción del gasto público en varios países. La evidencia muestra que este modelo viene dando resultados superiores a otros modelos al tener la vivienda como el primer derecho otorgado a la persona beneficiaria, con el apoyo social de un equipo técnico especializado, a partir del cual es posible lograr otros derechos y de convivencia social y comunitaria.

El modelo, descrito en la Guía: ¿Es posible Housing First en Brasil?, supone el acceso inmediato de una persona en situación crónica de calle, es decir, con más de cinco años en la calle, que abusa del alcohol y otras drogas y con trastornos mentales. trastornos, a la vivienda en un ambiente seguro y accesible, con infraestructura urbana integrada a la comunidad, con seguimiento especializado de apoyo a la vida domiciliaria y con acceso a políticas públicas de promoción de la vida autónoma y la empleabilidad.
Como recomendación para alcaldes, gobernadores, secretarios municipales y estatales, sugerimos la creación de proyectos Moradia Primeiro, que viene demostrando ser una propuesta innovadora con un alto grado de eficiencia en su proceso de implementación, más económica para la gestión pública y en los resultados alcanzados con la estancia media en la casa en torno al 80-90% a los dos años de incorporarse al proyecto.
El proyecto Moradia Primeiro puede estar dirigido a cualquier persona que viva en la calle, pero su público prioritario son las personas en situación crónica de calle, y también podemos considerar el agravamiento de esta situación con la combinación de vulnerabilidades que en contextos de discriminación impone severos procesos de exclusión para las personas LGBT, especialmente para las personas trans. Además de ser expulsados de las casas de sus familiares por no aceptar su identidad, suelen ser extremadamente frágiles emocionalmente en la calle y la discriminación sufrida en otros entornos se reproduce en la calle con mucha más violencia, invisibilidad y trabajo degradante.
Un proyecto Moradia Primeiro específico para personas trans, además de ser posible, es muy recomendable, ya que permite a los gestores diseñar estrategias específicas para atender a este público y trabajar en conjunto con redes especializadas en las vulnerabilidades que viven estas personas en situación de calle y en las potencialidades que presentan a lo largo de su historia de vida.
Clementine: ¿Te gustaría compartir más información con nuestros lectores?
Marina: Es importante resaltar que la búsqueda de proyectos y alianzas se dan porque las directrices de los Derechos Humanos ya son una realidad dentro del gobierno federal y en la sociedad en su conjunto. Es fundamental pensar qué tipo de programa o proyecto podemos adaptar a nuestra realidad. Uno de los programas que se pueden desarrollar desde Moradia Primeiro es el de reinserción de personas en la sociedad a través del proyecto de empleabilidad que busca actuar de manera incisiva con personas en situación de vulnerabilidad.
El BID, comprometido con la agenda de diversidad e inclusión en las ciudades, busca fomentar este debate en su cartera de trabajo. Para ello, ha elaborado diversos materiales para apoyar este diálogo, como la “Guía práctica e interseccional para ciudades más inclusivas” y la serie de podcasts “Género y Ciudades”.

Imagen portada: Pedro Stropasolas/Brasil de Fato
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