En los últimos años, se ha avanzado mucho en los modelos de gestión de tráfico en las ciudades. Concretamente, hay un modelo urbano que está llamando la atención en el sector: las supermanzanas, el cual ha sido o está siendo implantado en barrios de ciudades como Barcelona (en Poblenou) y Vitoria (en el centro urbano principal). Este modelo rescata principios de movilidad y urbanismo aplicados en modelos de ciudad-jardín como el Stuyvesant Town Village de Nueva York. El funcionamiento del modelo ha traído un amplio debate entre los beneficios y perjuicios que trae consigo, ya que supone variar el modelo de movilidad urbana y transporte de las ciudades mediante actuaciones locales en barrios.
¿En qué consiste el modelo urbano de las supermanzanas? Básicamente se trata de un sistema de jerarquización del tráfico rodado de las ciudades mediante la agrupación de áreas (que engloban varias manzanas) en las que se restringe el tráfico vehicular y se establece una red diferenciada para cada modo de transporte. De esta manera, el tráfico de paso se desvía a las vías circundantes y sólo se permite el acceso a los vehículos de determinados tipos de usuarios (residentes, policía, repartidores, etc.). ¿Qué sucede con todo el espacio ganado al tráfico dentro de estas áreas? Ese espacio se destina a los peatones y a las bicicletas. Para ello, se modifica la circulación de vehículos, autobuses y bicicletas, limitando el acceso mediante señales de tráfico que prohíben el acceso a las calles interiores a los vehículos. Esto permite que el tráfico de paso dentro de la zona limitada se reduzca drásticamente. Además, el tráfico que cuenta con acceso a estas áreas tiene una limitación de velocidad de generalmente 10 km/h. Como resultado, los vehículos de paso y el transporte público en superficie se mueven por una red vial periférica, formada por vías urbanas.

Fuente: Elaboración propia, 2017.
Desde el punto de vista del transporte, ¿qué implicaciones tiene para la movilidad?
Este modelo de jerarquización del transporte puede traer beneficios de diversa índole: (i) mejora de la seguridad vial por la reducción del tráfico, ya que gran parte del espacio reservado al tráfico pasa a ser peatonal y ciclista (70% en el caso de Barcelona) y por reducción de la velocidad (por las limitaciones de velocidad a los vehículos que tienen acceso a las manzanas); (ii) mejora de la movilidad de los peatones y ciclistas, ya que cuentan con mayor espacio y origina corredores ciclistas y peatonales entras las áreas restringidas al tráfico; y (iii) reducción de las emisiones de CO2, así como reducción de ruido, al reducir el volumen de tráfico de las zonas internas y la promoción de la movilidad a pie y en bicicleta. Las experiencias piloto también han mostrado otros beneficios secundarios como la mejora de la habitabilidad, el confort lumínico y térmico.
¿Qué desafíos presenta para el transporte? Para desarrollar este sistema de manera eficiente hay dos aspectos clave: por un lado, garantizar la accesibilidad de los ciudadanos a la red transporte y a los servicios básicos, evitando casos de aislamiento de la población residente. Por lo que las supermanzanas no pueden ser de más de 400 metros de lado aproximadamente. Y por otro lado, evitar el congestionamiento de las vías que absorben el tráfico desviado, lo cual requiere una buena coordinación con los sistemas de transporte públicos. En este sentido, asumiendo que el sistema de transporte público está bien diseñado, el trabajo de señalización y de diseño de aparcamientos en superficie es fundamental para el correcto funcionamiento de la circulación.
Este modelo se ha comenzado a estudiar en varias ciudades en todo el mundo, pero ¿es aplicable en las ciudades latinoamericanas? Una de las ventajas de este modelo es que puede implementarse en zonas urbanas de nueva creación, lo que implica la coordinación de la gestión de transporte con la planificación urbana, o puede definirse en zonas existentes donde se requieran reordenar los espacios públicos y el tráfico. Además, se puede aplicar en barrios de ciudades con alta densidad de edificación y concentración urbana con uso residencial, por ello, resulta idóneo para ciudades de mediano tamaño con sistemas de transporte público bien desarrollados. Teniendo en cuenta estas características, el modelo puede ser una solución para muchos de los barrios céntricos de las ciudades de la región, como Montevideo, Asunción o Buenos Aires, por mencionar algunas.

Fuente: Universidad de la República de Montevideo, 2013.
Hoy por hoy, las supermanzanas pueden suponer un buen modelo urbano para reorganizar el tráfico y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos priorizando a los peatones y las bicicletas, no obstante, es necesario entender el contexto de cada ciudad o barrio en el que se quiera adaptar, ya que, para una correcta implantación, es necesario contar con un sistema de transporte público bien diseñado, así como unas características de edificación y urbanización muy concretas que lo hagan sostenible.
Foto: Vista aérea de las supermanzanas en Barcelona. Fuente: Google
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Pienso que el sistema no funciona en ciudades como San Salvador, donde yo resido, que tienen escasas vías de circulación y alta proporción de vehículos. Cerrar algunas vías es agudizar y complicar la circulación vial en general. La idea de vías peatonales es muy buena e incluso necesaria para proteger a la población de la contaminación del tráfico y creo que deberán seguir buscándose opciones que alivien la problemática para todos, es decir peatones y conductores. Un saludo
En Lima, Perú, más de una década atrás la inseguridad de las calles motivó a los vecinos de diferentes urbanizaciones a cerrar sus calles con rejas para evitar la circulación de vehículos desconocidos, dejando uno o dos accesos para los vehículos de los residentes y otros. El principio es el mismo. Esta medida permite que los niños salgan a jugar a las calles e incrementa la seguridad del barrio. Algunos de sus efectos negativos están relacionados al uso que se le da a las calles cerradas, que en algunos casos son utilizadas como estacionamiento de carros. Así mismo, al ser Lima una ciudad de tráfico caótico, se recargan las avenidas principales de vehículos.
La idea resulta estupendo para personas físicamente sanas, pero para personas con movilidad reducida el diagrama de la derecha debiera considerar estacionamientos para personas con discapacidad 2 cada 3 cuadras como lo indica la normativa en Chile. No nos olvidemos que el 20% de la población mayores de 18 años viven con discapacidad