Leopoldo, es un señor de 72 años con limitadas capacidades físicas que reside en el extrarradio de una ciudad grande de un país latinoamericano. Cada día se levanta muy temprano, camina despacio durante 15 minutos hasta la parada de autobús y realiza un trayecto de 45 minutos a la ida y a la vuelta hasta el centro de la ciudad, para realizar sus gestiones diarias y visitar a sus nietos. Leopoldo, confronta retos de barreras de accesibilidad a las paradas de sistemas de transporte y de falta de información de su ruta de bus habitual, pero esto no le desanima. La familia insiste con regalarle un teléfono inteligente para facilitarle su rutina, por ejemplo, tener acceso al itinerario en tiempo real del bus, poder pagar su billete de manera electrónica, o incluso realizar trámites bancarios sin desplazarse. Él aún se resiste a esta idea.
Al igual que Leopoldo, los retos de accesibilidad a los sistemas de transporte público y el valor diferencial de la tecnología para mejorar la calidad de vida de los usuarios, son algunos de los temas en la agenda de los países de América Latina y el Caribe, donde el Banco está centrando sus esfuerzos.
En Santiago de Chile tardan 40 minutos más al viajar en bus las personas con discapacidad visual que el resto de los usuarios.
En Ciudad de México el tiempo promedio de espera de autobús después de la media noche es de 16 minutos. En Bogotá, durante casi cuatro años, los usuarios del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) tuvieron que utilizar dos tarjetas para poder acceder a todos los servicios. Estas situaciones ponen en evidencia la necesidad de analizar y resolver particularidades propias de cada ciudad, a la hora de formular e implementar proyectos de movilidad.
En este sentido, es correcto afirmar que los sistemas de transporte público urbano se convierten en mecanismos de competitividad, productividad e impacto en la calidad de vida de los ciudadanos, debido a que la necesidad de movilizarse es una actividad propia de la cotidianidad, por lo cual es esencial tener opciones eficientes y económicas. De esta forma, uno de los principales retos en la gestión de la movilidad urbana es la prestación de servicios de transporte público ágiles, incluyentes y universales, con integración de diversos modos y que satisfagan las necesidades espacio – temporales de los usuarios.
Algunas herramientas, estrategias y buenas prácticas que desde el BID se han identificado, para para la adecuada gestión y promoción de proyectos de transporte son:
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Movilidad Universal
Los usuarios deberían poder transportarse sin peligros, independiente del propósito de viaje, con información adecuada sobre las distintas opciones, sabiendo hacer uso de ellas y con la posibilidad de usarlas, a un costo, esfuerzo y tiempo razonable.
Una herramienta adecuada para mitigar los riesgos en términos de Movilidad Universal es la promoción y uso de Sistemas Inteligentes de Transporte (SIT), mediante el desarrollo de aplicaciones (Apps) para información a los usuarios, la instalación de cruces con tecnologías auditivas e infrarrojas para personas con discapacidad, y la incorporación de ayudas audiovisuales al interior de los vehículos para facilitar la experiencia a bordo.
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Interoperabilidad en Sistema de Recaudo
Los sistemas de transporte están obligados a integrarse con otros modos, por lo cual garantizar la movilidad de los usuarios con un medio de pago único se convierte en el objetivo primordial de la interoperabilidad.
Con el fin de lograr una adecuada integración, el sistema de recaudo debe diseñarse e implementarse desde las perspectivas institucionales, comerciales y técnicas; identificando retos y definiendo principios y estrategias que permitan el desarrollo de la mejor solución acorde a las necesidades de movilización de los usuarios. En América Latina y el Caribe (LAC) se han presentado varias experiencias al respecto en ciudades cómo Buenos Aires, São Paulo y Ciudad de México, de las cuales se han recogido las lecciones aprendidas para que sirvan de guía en la formulación de otros proyectos en la región.
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Transporte Público Nocturno
Brindar un servicio capaz de cubrir las necesidades de todos los usuarios, sin importar el horario y su origen – destino, es la base para la consolidación de sistemas eficientes, capaces de atender las necesidades de desarrollo y competitividad de las urbes.
Lograr un servicio de transporte incluyente requiere, entre otros, adoptar medidas tendientes a cubrir las necesidades de desplazamiento de los usuarios nocturnos. La promoción de estos servicios tiene como objetivo el incremento de las actividades económicas urbanas, con el consiguiente incremento de valor, además de brinda oportunidades de accesibilidad para todos los ciudadanos que de otra forma no tendrían. En LAC se han analizado algunos casos, como el del corredor Nochebús Insurgentes de la Ciudad de México, del cual se rescatan algunas recomendaciones que sirven de guía para la gestión de corredores de transporte público nocturno, en donde el principal objetivo es incrementar la demanda de usuarios en estos horarios.
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