En el 2016, el BID y ONU Mujeres aunaron esfuerzos y trabajaron en un proyecto piloto para la transversalización de género en un programa de mejoramiento de caminos vecinales , ejecutado por el MOPC. La iniciativa busca la formación de mujeres en oficios no tradicionales para su posterior inserción laboral. En promedio, solo el 15% de las personas que trabajan en el sector de transporte y construcción son mujeres. En Paraguay están logrando reducir esta brecha a través de la incorporación de medidas de acción afirmativa en las licitaciones de obras públicas. Involucrada en esta iniciativa, Ayesa es hoy una de las primeras mujeres que está siendo capacitada para ser operadora de maquinaria.
Ayesa López tiene 19 años y vive en la compañía San Francisco, en el departamento de Caazapá en Paraguay. En esta zona, muchos caminos son de tierra, lo cual dificulta el desplazamiento, especialmente en días lluviosos. Pero a Ayesa no le asusta resbalar en el barro. Como conductora experta, hace de chofer de su familia y amigos, por más intransitables que se encuentren las rutas. “Cuanto más difícil es el camino, más gusto da, porque ahí te superas a ti misma, y es un placer”, asegura. Señala que con las mejoras realizadas por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) en su zona, desplazarse es cada vez más fácil. “Antes se inundaba todo. Tengo amigos que estudian en la universidad y no podían llegar en moto, porque el camino estaba pésimo. Pero ahora se está arreglando, y eso es muy bueno”, explica.
“Mis papás escucharon del curso por la radio y me alentaron, estaban más felices que yo. En el curso nos dijeron que íbamos a aprender a manejar una excavadora hidráulica. Al principio, estuvimos en un simulador de maquinaria y aprendimos simples comandos. Después sobre los pernos, el brazo, las partes de la máquina. Para mí era un reto. Pensé: “¿qué diablos es esto?”, pero después dije “puedo hacerlo, porque si no, no me voy a superar”. Y esta oportunidad es oro ku’i (“pepita de oro”, en guaraní)”
Después de tres semanas de formación, Ayesa y sus compañeros pasaron a realizar las prácticas con excavadoras auténticas. “Fui la primera en subir. Sentía los movimientos de la pala, y estaba shockeada, la máquina era muy dura. Después la manejé, gracias al apoyo de un instructor muy bueno que tuvimos”.
“Un día yendo a operar la máquina, un obrero me dijo: ¡cuidado, no te caigas! Cuando decían que no era lugar para una chica, yo les respondía: “igualdad de género. Ayesa tiene la certeza de que muchas personas ven la inserción de mujeres en oficios no tradicionales como una “traición al pasado”, reconociendo que, en el país, predomina la creencia de que la mujer debe ser ama de casa o empleada doméstica.
Entre sus planes a corto plazo está culminar la pasantía remunerada que ofrece el programa y convertirse en operadora de excavadora hidráulica. Su aspiración es trabajar en el mejoramiento de los caminos de su zona. “Espero que este proyecto siga, para que las mujeres podamos demostrar que si queremos, podemos”.
En el marco del proyecto en el que participa Ayesa, se vienen realizando capacitaciones a la población local en el manejo de maquinarias pesadas y otros oficios técnicos, como topografía, laboratorio de suelos y hormigón o seguridad en obra. El proyecto piloto no solo busca la capacitación en un rubro tecnificado con buenas proyecciones laborales, sino que prevé igualmente que como parte de la iniciativa, parte de las personas capacitadas realicen pasantías remuneradas con el fin de promover la inserción laboral. Se prevé que, como resultado de esta iniciativa, al menos 20% de los trabajadores de las obras esté compuesto por pobladores de zona de influencia de los proyectos, tanto hombres como mujeres. Y con estos logros, se espera no solo lograr mejores caminos rurales para Paraguay, sino también crear oportunidades laborales para mujeres de la zona y, poco a poco, terminar con muchos estereotipos de género.
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