Viendo en retrospectiva lo que fue la Primera Década de Acción para la Seguridad Vial, se hace necesario dar cuenta que, si bien la región de América Latina y el Caribe ha avanzado en reconocer la importancia que revierte el trabajo sistémico en seguridad vial en cuanto a la protección de la vida, no logró alcanzar las ambiciosas metas propuestas de reducción en el número de muertes por siniestros viales. La región aún sigue enfrentando retos, algunos de ellos de manera más intensificada, como por ejemplo, el crecimiento del parque de motocicletas y la participación de los motociclistas en siniestros graves sigue en aumento.
Cuando analizamos los datos, está claro que tenemos que abordar el problema con urgencia.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Alrededor de 110.000 personas mueren y más de 5 millones de personas resultan heridas en América Latina y el Caribe (LAC) a causa de siniestros viales. Estas son la primera causa de muerte de niños de entre 5 y 14 años y la segunda de los adultos jóvenes. Por otro lado, en términos de género, los siniestros de tránsito afectan a las mujeres de manera diferente que a los hombres: si bien el 80% del total de víctimas de siniestros de tránsito son hombres, las mujeres de las familias de las víctimas generalmente son quienes asumen las nuevas actividades de cuidado y generación de ingresos, lo que motiva una doble carga de trabajo y mayor presión mental, exacerbando las desigualdades de oportunidades e ingresos.
Para afrontar el desafío de reducir los números de fallecidos como consecuencia de siniestros viales, y atender el nuevo contexto de los países que se viven en la región, la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) declara el Segundo Decenio de Acción de la Seguridad Vial 2021-2030. Esta resolución incluye 40 artículos que constituyen la base de un nuevo plan de acción con medidas más fuertes y que aplican otro las lecciones aprendidas durante el primer decenio de acción.
Nuestro trabajo
El BID está fuertemente comprometido en seguir trabajando con los Gobiernos y la sociedad civil de toda la región para abordar la problemática de la seguridad vial. Para ello, cuenta con una Estrategia de Movilidad Segura que se centra en tres prioridades:
- Infraestructura segura, cuyo objetivo es lograr mejores vías, más seguras e inclusivas, no solo para el ocupante del vehículo, sino para todos los usuarios.
- Movilidad Urbana: persigue la implementación de programas y medidas para gestionar velocidades seguras que respondan a las dinámicas urbanas, programas de infraestructuras y servicios urbanos más seguros para todos los usuarios, principalmente para los más vulnerables. También es prioritaria la promoción de una movilidad sostenible a pie, en bicicleta y en transporte público; esto contribuiría con el abordaje de otros desafíos clave, como la desigualdad, la accesibilidad, la congestión y la contaminación.
- Políticas públicas e instituciones, que aboguen por la seguridad vial y apoyen a los países en la articulación, redacción y aprobación de legislaciones ambiciosas e innovadoras (impulsadas por la tecnología), implementadas por medio de las agencias de los Gobiernos, con normas y regulaciones más completas, con efectiva aplicación.
El BID lanza la publicación Seguridad vial en América Latina y El Caribe. Tras un decenio de acción y perspectivas para una movilidad segura.
En ella, se presentan los avances de la región en los últimos años como mejores prácticas; y se ofrece una visión general sobre como pasar de la acción a la práctica; siguiendo el principio de que la movilidad debe ser segura, sostenible e inclusiva; reduciendo la exposición al riesgo de todos los actores viales, especialmente los más vulnerables; y manteniendo el foco en usuarios con necesidades especiales (personas con discapacidad, niños y adultos mayores). El trabajo se llevó a cabo en colaboración con distintas instituciones que han trabajado la agenda de seguridad vial en ALC.
La publicación se encuentra dividida en tres partes.
- Se presenta el contexto de la primera década de acción de seguridad vial, analizando los resultados en términos de fatalidades, y se estudia los efectos de los siniestros en términos económicos, de género y el comportamiento de estos en tiempos de COVID 19.
- Se detallan los componentes clave por los cinco pilares de la seguridad vial para el desarrollo de un trabajo lógico e integral, determinando acciones y medidas que han demostrado resultados de alto impacto en la región. Además, se realiza un análisis de los puntos débiles en el proceso desarrollado en los países y cómo pueden llegar a afectar el desempeño final de la estructura deseada en seguridad vial.
- Se reflexiona sobre los logros alcanzados en el primer decenio de acción y sobre como la seguridad vial se posiciona como un eje transversal en el trabajo mundial en cuanto a protección de la vida. y presenta un listado de recomendaciones aplicables a los países de la región.
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