El pago electrónico en el sistema ferroviario interurbano de Costa Rica es una realidad.
Por Fernando Quevedo y Néstor Roa*
En tiempos prepandemia el tren de San José movilizaba casi 20.000 pasajeros al día. Aunque los volúmenes de usuarios cambiaron radicalmente por la pandemia, y continúan sin recuperarse, el ferrocarril urbano sigue prestando un servicio esencial para quienes prefieren una alternativa de movilidad más verde, flexible, asequible y cada día más cómoda.
Costa Rica es uno de los países latinoamericanos y del Caribe con las más altas tasas de bancarización: cerca de 78% de la población tiene una cuenta bancaria. Sus ciudadanos están ampliamente familiarizados con el uso de tarjetas de crédito y débito. A pesar de ello, el pago electrónico del boleto del tren era hasta hace poco más de un mes una utopía.
Pero a principios de septiembre de 2021 pudimos ver al primer grupo de usuarios que utilizaron el servicio a través de pago electrónico. Aunque pareciera ser poco novedoso, el modelo de cobro electrónico en Costa Rica es único, hecho a medida para mejorar la vida de los usuarios.
El nuevo Sistema Nacional de Pago Electrónico en el Transporte Público (SINPE-TP) materializa los esfuerzos planteados desde hace más de una década para la modernización, la eficiencia, la seguridad y la sostenibilidad del servicio de transporte público de Costa Rica.
Sin embargo, su implementación y puesta en marcha, se concretó en el último año y medio gracias a acuerdos históricos con el Banco Central, la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (ARESEP), el Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer) y el Consejo de Transporte Público. El proyecto propuso desde el inicio un enfoque innovador, centrado en la mejoría de la experiencia de los usuarios para proporcionar una alternativa cómoda y competitiva al transporte individual privado.
El Banco Interamericano de Desarrollo acompañó este proceso con recursos de asistencia técnica, a través de los cuales aportó conocimiento especializado. Específicamente los esfuerzos se concentraron en diseños detallados de la articulación del cobro por el servicio y la integración de los equipos de validación en el sistema férreo con el sistema de pago electrónico de Costa Rica, así como las pruebas en ambiente controlado que garantizaron el óptimo funcionamiento del nuevo sistema de cobro.
El SINPE-TP va a implementarse de forma gradual, comenzando con el servicio de trenes, seguido de rutas urbanas de autobuses en San José́ y sus alrededores, hasta cubrir el Gran Área Metropolitana, para luego extenderse al resto del país. El sistema funciona a través de un mecanismo central de recaudación que recibe la información de las transacciones de pago efectuadas en los servicios de transporte, realiza el cálculo de tarifas, procesa los pagos y distribuye los ingresos.
Es el primer sistema de pago electrónico de la región sustentado únicamente en el sistema bancario multioperador, conocido técnicamente como estándar EMV, que permite el uso de tarjeta con tecnología de pago por proximidad y que a futuro hará posible los pagos vía teléfono móvil con una aplicación de códigos QR. Para garantizar el acceso, el ferrocarril seguirá aceptando el pago con efectivo hasta que se determine que ya no es necesario.
Costa Rica innova. Este sistema es innovador en varios frentes. En primer lugar, nace de un sistema de pago electrónico para bienes y servicios bastante maduro en el país, y su flexibilidad para hacer transferencias entre cuentas bancarias a costo cero. En segundo lugar, porque Costa Rica aprendió de otras experiencias innovadoras en países como Chile o Colombia, que lanzaron sistemas similares, pero que implicaron altos costos que se amortizaron con alza de tarifas.
El SINPE-TP de Costa Rica aprovecha las economías de escala de un sistema de banca electrónica consolidado. También representa un paso hacia la soberanía tecnológica, puesto que el sistema tal y como se ha concebido no depende de proveedores específicos para su funcionamiento; por el contrario, las entidades públicas podrán manejar su operación y expansión y la implementación de nuevas funcionalidades en el futuro.
Las expectativas de los consumidores y los cambios demográficos junto con la disminución de las fuentes de financiación del gobierno han creado una tormenta perfecta en la prestación tradicional del servicio de transporte público. Es por ello que los esfuerzos que mejoren la experiencia del usuario y también aumenten la capacidad de los gobiernos para analizar datos, valen mucho. Aspectos tan básicos como establecer esquemas de subsidio cruzado, podrían materializarse con menos dificultad que hasta antes del recaudo electrónico.
Hay que continuar estos esfuerzos con paso firme para extender ese innovador esquema a toda la red de transporte público.
*Fernando Quevedo es Representante del BID en Costa Rica. Néstor Roa es el jefe de la división de Transporte en el BID.
Autores
Fernando Quevedo. Gerente del Departamento de Países de Centroamérica, Haití, México, Panamá y República Dominicana (CID). Adicionalmente, es Representante del BID en Costa Rica. Se incorporó en 1991, como Economista y ha ocupado varios cargos a lo largo de su carrera profesional, entre ellos el de Economista de Proyectos para Costa Rica, Honduras y Nicaragua; Economista Senior del anterior Departamento de Integración y Programas Regionales y de la División de Países del extinto Departamento Regional de Operaciones 2; y Representante del País en Costa Rica, Guatemala y Ecuador. Antes de incorporarse al BID, trabajó para el Banco Mundial en la División de Ajuste Macroeconómico y Crecimiento. Cuenta con una Maestría en Banca de Desarrollo de la American University, en Washington, DC, donde completó los cursos para el Doctorado en Economía; y posee una Licenciatura en Economía de la Universidad de Buenos Aires, Argentina.
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