La distribución de la vacuna contra el COVID-19 es uno de los retos logísticos más grandes de la historia. Su complejidad es comparable al desarrollo propio de la misma. Mientras muchos de los países de América Latina y el Caribe aún esperan la llegada de la vacuna, el diseño de los planes de distribución debería considerar e incorporar la información sobre aciertos y desaciertos avenidos en aquellos países que van por delante.
Desde las últimas fases del desarrollo de la vacuna de Pfizer y su primera aplicación en el Hospital Universitario de Coventry, Reino Unido, el pasado 8 de diciembre de 2020, los países se han enfrentado con una ejecución difícil de los planes logísticos para la distribución de la vacuna a través del territorio nacional. La magnitud del reto está en función esencialmente de la complejidad geográfica, el tamaño de la población, la calidad de la cadena en frío, y de la claridad y efectividad del plan logístico diseñado por las autoridades locales. Incluso para aquellos que han tenido mejor desempeño en esta titánica tarea, la flexibilidad y la rápida toma de decisiones han sido clave para avanzar ante las múltiples contingencias que se han presentado en el camino.
Progreso en la vacunación
En América Latina y el Caribe la primera vacuna fue aplicada en México el 24 de diciembre de 2020. Ese día, Costa Rica y Chile también comenzaron la vacunación, mientras que Argentina lo hizo el día 29 de diciembre, con la Sputnik V. América Latina y el Caribe han enfocado sus esfuerzos en obtener acceso a la vacuna y definir fechas de despacho desde las empresas fabricantes. Los países que van por delante en la tarea de vacunar a su población sugieren que es necesario contar con planes logísticos precisos.
La experiencia de estos países da cuenta de 5 aciertos y desaciertos para tener en cuenta en América Latina y el Caribe, donde residen más de 650 millones de personas que serán vacunadas:
1. Planificación
Un plan detallado de inmunización, que incluya los diferentes procesos de transporte y el orden de la aplicación de la vacuna en los centros autorizados es estrictamente necesario previamente al inicio de la distribución. Este plan debe abordar los retos en cada etapa: traslado, reempaquetado, convocatoria de la población, gestión de los grupos en riesgo y aplicación.
Estados Unidos y Reino Unido han evidenciado que la ganancia en cobertura ante más aplicaciones de la primera dosis de la vacuna Pfizer es mejor que reservar vacunas para la aplicación de la segunda dosis en los 21 días sugeridos por el fabricante. Ahora bien, para que esta estrategia sea exitosa, la planificación es clave a fin de no exceder intervalo de tiempo máximo posible entre dosis (42 días según la OMS).
Asimismo, la planificación para contrarrestar los ataques a la seguridad y ciberseguridad no debe subestimarse. Centros especializados han experimentado un incremento en los intentos de hackeo, principalmente a través del fishing. De lograr éxito, estos hackers podrían haber detenido o entorpecido la distribución.
2. Flexibilidad
En una tarea logística con complejidades sin precedentes, los inconvenientes son inevitables. Por ello, se requiere flexibilidad operativa y administrativa, a fin de minimizar el riesgo de daño o pérdida de dosis. Israel ha brindado un ejemplo importante en este sentido. Ante la contingencia de pérdidas de dosis, el Gobierno tomó la decisión de permitir a los centros de vacunación aplicar las dosis que estaban próximas a caducar sobre cualquier persona que estuviese disponible. Aunque esto ocasionó colas en los centros de Tel-Aviv, aceleró la velocidad de inmunización y redujo la pérdida de dosis. Así, es necesario contar con planes de contingencia flexibles y grupos de expertos listos para la toma de decisiones ante los inconvenientes.
3. Registro, monitoreo y transmisión de información
Datos recientes para varios países muestran que la capacidad de producción y distribución sobrepasó la habilidad para administrar la vacuna. Esto está relacionado con la facilidad o dificultad logística y sanitaria para llegar a las poblaciones-objetivo establecidas por cada país. Así como la falta de transmisión de información en el tiempo real para generar un mejor match entre oferta y demanda. Para superar este desafío, la experiencia de campañas de vacunación pasadas ha demostrado que la tecnología puede jugar un rol clave en la identificación, localización, convocatoria y monitoreo de la población-objetivo a vacunar. Así como proveer la información necesaria a los actores sanitarios, logísticos y de política pública para redireccionar las dosis hacia zonas de mayor demanda.
4. Última milla
La etapa de aplicación de la vacuna en los centros de salud o similares ha sido la más susceptible de inconvenientes. Ruptura de cadena de frío, falta de personal capacitado, interrupciones en el calendario de vacunación y fallas en la comunicación con los beneficiarios han contribuido a demorar la aplicación de dosis. El Reino Unido ha acelerado la vacunación del personal sanitario a fin de reducir el riesgo de falta de personal por enfermedad. En la mayoría de los países, la vacunación no se paraliza por feriados. En India se están adaptando los procedimientos de dos eventos multitudinarios para convocar a los beneficiarios a los centros de vacunación: elecciones administrativas y vacunación contra la polio.
5. Colaboración público-privada
Finalmente, es esencial una coordinación entre el gobierno y los agentes privados involucrados. Varios estados de Estados Unidos han suscrito alianzas estratégicas con empresas logísticas y de retail para utilizar la capacidad instalada y la experiencia en la vacunación anual contra la gripe. El propósito es llegar a la mayor cantidad de personas posible cuando la vacuna de COVID-19 esté disponible a gran escala.
Leave a Reply