Una corta visita a Chihuahua fue suficiente para palpar la fuerza vital que contrapone a las múltiples violencias que la afecta. Desde la llegada al aeropuerto, que se ve dinámico y vital como después ve uno a la ciudad toda, se cuelan por los ojos unos vivos afiches anunciando: “Chihuahua Vive”. Parece un anuncio turístico pero en realidad es el nombre del Plan Estatal de Desarrollo 2010 – 2016, que en cinco ejes muestra la hoja de ruta propuesta por el Gobernador Constitucional del Estado, Lic. César Horacio Duarte Jáquez, para sacar adelante este extenso y hermoso territorio mexicano y a sus 3 y medio millones de habitantes. De entrada el anuncio inyecta ánimo y muestra entereza en los propósitos que se plantea, actitud que uno encuentra en la firmeza de los compromisos de los responsables de los programas de prevención de violencia, quienes día a día se levantan dispuestos alzar muros de contención frente a las diversas violencias que los afectan.
Los jóvenes que están al frente del Instituto Chihuahuense de la Juventud, por ejemplo, defienden cifras en mano, que le van ganando la apuesta a los factores de riesgo originados en esas violencias y que la juventud chihuahuense es el sector más activo y dinámico en la búsqueda de alternativas a sus distintas vulnerabilidades. Su programa sectorial busca tanto neutralizar el avance de las adicciones como el desarrollo de una sexualidad sana. Con un programa de prevención de la violencia en el noviazgo, “Amar no duele” le han apostado al derroche de creatividad de los jóvenes para reemplazar por caricias los gestos de violencia contra la pareja. Trabajan en programas de inclusión “Ponte en mis zapatos” y en actividades de promoción de equidad de género “Ser parejos”, como su nombre lo dice, de manera pareja, sin perder el entusiasmo. Han ido encontrando la manera de llenar ricamente el tiempo de los jóvenes con sus propias pasiones: el deporte, la cultura y el emprendimiento. En 2011 más de 100.000 jóvenes pasaron por sus programas. Ahora quieren ampliar sus instalaciones y el Gobernador les dijo que sí. Y sueñan, entonces, con tener un Centro Multifuncional que se vuelva un irradiador de sana cotidianidad en Chihuahua.
El Instituto Chihuahuense de la Mujer está haciendo lo propio. Desde un Centro de Servicios Integrales bien diseñado y mejor atendido, con servicios especializados de atención social, psicológica y jurídica para las mujeres maltratadas en sus hogares o por sus parejas, animando en ellas la denuncia contra la violencia y ayudándoles a escalar en autoestima y valoración como seres libres y autónomos. Símbolo de estos esfuerzos es la creciente demanda de servicios de asesoría por parte de mujeres y hombres que se han sentido maltratados en sus hogares. Su gestión, difundida boca a boca, está en el centro de las conversaciones diarias de los chihuahuenses que quieren fomentar relaciones interpersonales sanas, signadas por el afecto antes que por el miedo.
Como ha ocurrido en otras ciudades de América Latina, esa sumatoria de voluntad política, creatividad, emoción y buena fe para luchar contra la violencia, traerá para Chihuahua más claros amaneceres, y entonces a la consigna Chihuahua Vive que hoy encontramos, podrá agregársele, sin tapujos, una tercera palabra: plenamente.
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