La llegada de miles y millones de personas migrantes a los países de América Latina y el Caribe presenta desafíos, pero también grandes oportunidad que los gobiernos de la región no deben desaprovechar. Desde el punto de vista de sus talentos y capacidades, la población migrante en América Latina y el Caribe en edad laboral se caracteriza por un nivel de calificación que en promedio es superior al de la población local. Sin embargo, como indica nuestra publicación sobre Migración y Educación, entre los niños, existen una brecha en acceso y nivel educativo respecto de la población local que es urgente atender.
Cómo les va a los migrantes en América Latina y el Caribe
El estudio “En qué situación están los migrantes en América Latina y el Caribe: mapeo de la integración socioeconómica” elaborado entre el BID, la OCDE y el PNUD releva por primera vez las características de la población migrante en 12 países de América Latina y el Caribe en base a 41 indicadores socioeconómicos.
Las diferencias entre los valores de estos indicadores para la población migrante y local permiten tener una visión general de los niveles de integración que presentan las personas migrantes. De esta manera es posible identificar las brechas existentes y diseñar las políticas públicas y estrategias que permitan generar las condiciones para que la integración de la población migrante beneficie a toda la población.
El documento releva indicadores sobre la composición de las poblaciones migrantes y sus hogares, la educación e integración de los jóvenes, la integración de los migrantes al mercado de trabajo y las diferencias de género en entre la población local y migrante y entre hombres y mujeres migrantes.
Los datos están disponibles en DataMIG, el portal de datos migratorios del BID.
Educación de la población migrante en América Latina y el Caribe
En casi todos los países analizados (excepto Trinidad y Tobago), por ley, los niños y los adolescentes tienen derecho a la educación pública obligatoria y a las instituciones públicas de cuidado de la primera infancia, independientemente de su situación migratoria. Además, en 10 de los 12 países de ALC analizados en este informe, por ley o en virtud de programas específicos, los inmigrantes tienen acceso a los servicios de apoyo a la educación pública (tutorías, capacitación, ayuda alimentaria o apoyo psicosocial), independientemente de su situación migratoria (sean o no residentes, refugiados, solicitantes de asilo o inmigrantes en situación irregular).
Sin embargo, las escuelas enfrentan muchos retos a la hora de acoger e integrar a los niños inmigrantes, en particular, cuando se reciben flujos migratorios masivos. En los 9 países de América Latina y el Caribe para los que se contaban con datos, 86% de los niños extranjeros de entre 6 y 16 años, asisten a la escuela, mientras que entre los niños nativos la escolarización alcanza al 93%. En la mitad de estos países, las tasas de escolarización de los niños migrantes son más bajas que las de sus pares nativos.
Por otro lado, en 11 países de la región el 73% de los adolescentes de 15 a 18 años nacidos en el extranjero y el 79% de los adolescentes nativos asisten a la escuela. En la mitad de los países, los adolescentes extranjeros tienen menos probabilidades de estar escolarizados que sus pares nativos.

Cómo le va en la escuela a las niñas y los niños migrantes
Además, las puntuaciones en las pruebas PISA de la OCDE indican que los nativos tienen mayores habilidades de lectura a los 15 años que los inmigrantes, una diferencia que es aún mayor cuando se tiene en cuenta el estatus económico, social y cultural de los estudiantes.

Los estudiantes migrantes también tienden a abandonar antes la escuela y, al finalizar sus estudios, tienen más probabilidades que los nativos de ser nini (no estar ni estudiando, ni capacitándose, ni empleados). Si bien, actualmente, los niños extranjeros muestran peores resultados educativos que los niños de los países de acogida, los inmigrantes que llegaron a los países de ALC siendo adultos, en general, han alcanzado niveles educativos más altos que los de sus pares nativos.
En materia educativa los datos del estudio indican que los migrantes en ALC tienen más probabilidades de tener un alto nivel educativo que sus pares nativos. Este es el caso en ocho de los doce países examinados, a menudo por márgenes superiores a los 10 puntos porcentuales. De este modo, los inmigrantes aportan habilidades y formación que pueden contribuir a las economías de sus países de acogida.
Sin embargo, estos niveles más altos de habilidades no siempre se traducen en empleos que los aprovechen. Los inmigrantes con un alto nivel educativo tienen más probabilidades de ocupar empleos poco cualificados que sus pares nativos con un nivel educativo elevado: 27% frente a 19% en promedio.

De poder aplicar sus talentos, experiencia y conocimiento a tareas acordes a su formación, las personas migrantes podrían hacer una mayor contribución a las economías locales para beneficio de toda la población, migrante y de acogida.
Si quieres conocer más sobre la situación de la población migrante en América Latina y el Caribe descarga nuestra nueva publicación.
Hola, el problema esta en que no se le hace un “assessment” en el punto de entrada a las personas que migran. Eso no solo pasa en LAC, sino en todas partes en donde hay personas que migran a otros paises buscando un mejor futuro, razon por la que migran, no? Si existiera un mecanismo de conocer, registrar, y referir a un lugar de trabajo, el problema seria mucho menor.