En el cierre de este 2023, marcado por notables desafíos en el comercio de bienes en América Latina y el Caribe, los Servicios Basados en Conocimiento (SBC) sobresalieron al sostener un crecimiento de calidad, evidenciado en prácticas que abogan por la eficiencia, sostenibilidad, optimización y productividad, factores que contribuyen significativamente a la mejora en la calidad de vida.
Me detengo en una experiencia muy rica que viví meses atrás en el Caribe, que muestra cómo una región conocida por sus lugares paradisíacos, está inmersa en una asombrosa transformación silenciosa.
Me refiero a los SBC con vocación exportadora, que están dando sus primeros pasos en una economía que solía centrarse en la belleza natural de sus playas de arena blanca y aguas cristalinas. Y es por ello que ahora empiezan a destacar sectores como el software, la gestión de datos y la consultoría en Tecnologías de la Información (Tics), por mencionar algunas de tantas actividades que impulsan el crecimiento y la innovación.
En ese sentido, mi percepción del Caribe se enriqueció durante la exitosa 9ª edición de Outsource2LAC, el evento más importante de exportación de SBC de América Latina y el Caribe, que se realizó en la turística ciudad de Montego Bay, en Jamaica, el pasado 14 y 15 de junio.
En dicho evento, organizado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en conjunto con el Ministerio de Industria, Inversión y Comercio de Jamaica, a través de Jamaica Promotions Corporation (JAMPRO), pude apreciar de primera mano la diversidad cultural, pero en especial el entusiasmo emprendedor alrededor de los servicios prestados de modo digital en esta región de un mar de islas idílicas.
Falta un largo camino por recorrer, pero los números del desarrollo empresarial en torno a la economía digital, le dieron todo el sentido a los testimonios que pude recoger en la sede del encuentro, el Centro de Convenciones de Montego Bay, un lugar que deleita la vista con paisajes de fondo de montaña y las aguas azul turquesa de la bahía de la costa noroeste de Jamaica.
Las cifras revelan un sector en franco crecimiento, coherente con los comentarios que me hicieron Anuskha Sonai, Mario Sparkes, Rajiv Hieralal y los hermanos Megan y Okon Alleyne, en medio de un ambiente bullicioso de networking.
Los entrevistados son un ejemplo de lo que los emprendedores de SBC llevan a cabo en las Bahamas, Barbados, Guyana, Jamaica, Surinam y Trinidad y Tobago, los países de la región del mar Caribe que tienen programas con el BID.
Las exportaciones de servicios prestados digitalmente, también conocidos como servicios globales de exportación o SBC, que mide la Organización Mundial de Comercio (OMC), un indicador que ayuda a visualizar el comportamiento del sector, revela que el conjunto de países caribeños con programas con el BID, ha tenido un comportamiento en franco crecimiento.
En 2022, la suma de las exportaciones de SBC de todos ellos llegó a los US$ 1.468 millones, liderado por Jamaica (US$ 498 millones), luego Trinidad y Tobago (US$ 304 millones) y Guyana (US$ 270 millones).
Es cierto que, como subregión, y tomando solo los seis países mencionados, los SBC tienen menos relevancia en términos absolutos que el conjunto de Centroamérica (US$ 11.560 millones) y que América del Sur (US$ 39.818), según las mismas estadísticas citadas.
Pero en la comparación con la realidad que mostraban años atrás, el salto es importante, particularmente por el desempeño de algunos de ellos. Me ubico en 2011, el año inaugural de Outsource2LAC, en Montevideo, Uruguay: las exportaciones de SBC de las seis naciones caribeñas se ubicaron en US$ 1.059. Quiere decir que, en 11 años, aumentaron 38,6 % las ventas de estos servicios globales de exportación.
La dinámica de los servicios en general ha sido muy positiva este año, especialmente considerando la contracción de las ventas externas de los bienes registrada en 2023, según indica el Monitor de Comercio e Integración 2023, elaborado por el Sector de Integración y Comercio del BID y su Instituto para la Integración de América Latina y el Caribe (INTAL).
La pandemia, un punto de inflexión
Anuskha Sonai es originaria de Surinam, un país enclavado en el extremo noreste de América del Sur, pero con notables similitudes culturales y geográficas con las naciones del Caribe. Quizás por ello, aporta una perspectiva interesante con relación a los SBC, como el resto de sus colegas caribeños con quienes mantuve un diálogo en el evento Outsource2LAC en Jamaica.
Esta ingeniera eléctrica de 43 años, dedicada a la informática y con una maestría en Administración de Empresas, pudo apreciar el desarrollo acelerado de los SBC luego de la pandemia del COVID-19, por lo menos en los mercados de Surinam, Guyana y Trinidad y Tobago.
Ella está al frente de la compañía dual Creative Tech Hub Caribbean, con sede en Surinam, que presta servicios digitales a empresas, como diseño y desarrollo de sitios web, estrategias de marketing digital, además de una gran diversidad de cursos de capacitación con certificaciones de reconocimiento internacional sobre el uso de las últimas tecnologías y otros temas, según se puede leer en la página web.
Desde esa posición, y muy involucrada en el desarrollo de la economía digital en el Caribe, visualiza dos grandes limitaciones para acrecentar la internacionalización en los mercados caribeños: la formación de capital humano y el acceso al financiamiento.
Las firmas tecnológicas no se ahogaron en las penas, y se embarcaron en programas de capacitación por fuera del sector terciario tradicional, en las propias empresas. Para Sonai, se trata de un nuevo paradigma.
Desde Creative Tech Hub Caribbean se prestan servicios de entrenamiento, mucho menos costosos con relación a la educación formal, aunque enfrenta el desafío de la “escalabilidad” para que sean razonables las inversiones. En definitiva, que pueda expandirse la actividad sin un aumento significativo de recursos y costos.
Okon Alleyne lo vivió en carne propia cuando en 2015, fundó, junto a sus hermanos, la firma Aeon Innovative Solutions Inc., fuerte en la implementación de software para la industria de la salud en Trinidad y Tobago, en particular en los registros médicos.
Al principio, reclutar talento local suponía un desafío considerable, recuerda este ingeniero biomédico, quien a los 35 años ostenta el cargo de director de la compañía. Además, cuando finalmente lograba encontrar personal adecuado, los costos asociados resultaban prohibitivos, una limitación significativa para las empresas dentro del ecosistema tecnológico, en términos de competitividad, especialmente para aquellas con aspiraciones de expansión en el ámbito internacional.
Lazos en el Caribe
El acceso al financiamiento, uno de los obstáculos de los SBC en la región, según Sonai, juega un papel crucial, aunque por sí solo no sea garantía suficiente para asegurar una escalabilidad exitosa.
Cree que hoy es el momento de profundizar los lazos en el Caribe, pensando en las ganancias en términos de escala y dotarse de mejores condiciones antes de proyectarse en el resto del mundo. A corto plazo, entonces, habría que “concentrarse en la región” caribeña, dice esta entusiasta emprendedora que, con clientes también en Países Bajos y Estados Unidos, sabe muy bien de lo que habla.
Y esa parece ser también una apuesta de Aeon Innovative Solutions Inc., la empresa de los hermanos Alleyne en Trinidad y Tobago, que planea expandirse a Jamaica, por ejemplo, mediante empresas locales a quienes les proporcionarían el software médico.
Ventajas estructurales
Al poner atención a las palabras de Mario Sparkes, un físico e ingeniero eléctrico de 37 años, se comprenden mejor las expectativas de un sector emergente que todos los días deja lecciones extraídas de la experiencia.
Sparkes, que también tiene una maestría en ciberseguridad, el área de servicios tecnológicos de su compañía Purple Team Solutions, juzga que su país Jamaica tiene ventajas estructurales muy concretas que facilitan la venta de SBC a Estados Unidos o Canadá: el uso común del inglés y la misma zona horaria. Y, por lo menos en su nicho, mejores costos que mercados competidores como la India y Filipinas.
Pero como nadie tiene el cielo ganado, este experto en seguridad informática advierte que las ventajas nunca son absolutas debido a la fuerte competencia global.
En ese sentido, su firma tecnológica busca extender el negocio hacia países de la región -en su caso Guatemala- con la estrategia empresarial de asociarse con empresas locales, un camino similar al que apuestan los hermanos Alleyne para aterrizar en Jamaica.
Sparkes reconoce el esfuerzo de la región caribeña en el desarrollo de sectores tecnológicos, como a su entender muestra el caso de su país natal, aunque falta mucho camino que recorrer.
¿Cuál es la principal dificultad? Pues, en que todavía pesa demasiado la formación en habilidades laborales que son fáciles de reemplazar por instrumentos o procedimientos de automatización. En ese sentido, cree que debe haber un esfuerzo mayor por la expansión de servicios que incorporen valor agregado, lo que contribuiría a elevar las condiciones de vida de los caribeños.
Rajiv Hieralal, un ingeniero eléctrico de Surinam de 35 años, es más contundente que Sparkes: los SBC pueden ser un instrumento idóneo para el combate a la pobreza. Opina que los empresarios tienen una responsabilidad en ese aspecto.
Desde su empresa Apptastic, que ofrece aplicaciones para teléfonos celulares, ha podido apreciar el crecimiento del sector reflejado en el propio avance de sus operaciones hacia el software: desde iniciar solo con servicios de diseño gráfico, saltó de lleno hace poco tiempo al negocio de las Apps para el sistema operativo de Android, uno de los más populares del mundo.
El rostro del emprendedor no oculta el orgullo y la confianza que le brinda trabajar en un proyecto de exportación nada menos que en la meca de la tecnología de Silicon Valley, en California, con el apoyo de un banco multilateral.
El factor tecnológico de los SBC, explica Hieralal, es decisivo no solo por su palpable crecimiento en términos numéricos, sino en su evolución constante. Por eso habla de un sector que experimenta cambios tanto cuantitativos como cualitativos, un paso delante de las empresas que se desenvuelven en la economía tradicional.
El joven surinamés se mostró entusiasmado por el intercambio con otros colegas y con las empresas extranjeras que participaron como compradoras de servicios en la 9ª edición de Outsource2LAC y tiene esperanza de que los SBC ofrezcan condiciones mínimas para el desarrollo de habilidades y competencias que permitan expandirse a otros mercados y, más en general, que las empresas avancen en armonía con el mundo circundante.
“Hay oportunidades”, pero no es fácil”, reconoció.
Después de estas conversaciones, me quedó claro que las empresas tecnológicas del Caribe tienen un mundo de oportunidades frente a ellas, especialmente a través de iniciativas como Outsource2LAC, que brinda a los emprendedores la posibilidad de exportar sus servicios y de mejorar su experiencia. Salí convencido de que esta región está llamada a la acción, que tiene la oportunidad de destacar en la escena global y ganarse un lugar en un sector de alta competición.
Un mundo cada vez más interconectado es un viento a favor para el barco a vela caribeño de los SBC.
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