Si bien los impactos macroeconómicos de los ajustes fiscales se encuentran bien documentados en la literatura, la evidencia empírica sobre las reacciones de los votantes ante dichas políticas de ajuste es mucho más limitada, especialmente en economías emergentes como las de América Latina y el Caribe.
A falta de datos, es común asumir que los votantes siempre castigarán a los gobiernos que implementen ajustes fiscales, lo que muchas veces lleva a los formuladores de política a posponer el ajuste fiscal, por temor a un eventual revés electoral.
Por lo tanto, recopilar evidencia robusta sobre las respuestas de los votantes a las políticas de ajuste de impuestos y gastos es relevante y oportuno para entender la sostenibilidad de los programas de consolidación fiscal.
A continuación compartimos las principales hallazgos e implicancias de política de una investigación reciente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que presenta por primera vez evidencia sobre cómo reaccionan los votantes ante diferentes tipos de ajuste fiscal en América Latina.
Experimento: ¿cómo evalúan los votantes los programas de ajuste fiscal?
Con base a una encuesta en línea original compuesta de 8,000 participantes en Brasil, Colombia, Costa Rica, y Perú, se implementó un experimento de “elección” (choice experiment), esto es, un diseño que permite revelar preferencias en un contexto multidimensional, tal como el de los ajustes fiscales, que típicamente involucran cambios de política en diferentes categorías de impuestos y gastos.
En particular, los encuestados evalúan una serie de paquetes o programas de ajuste fiscal que varían de forma aleatoria en siete dimensiones, incluyendo aumentos de impuestos y/o recortes de gasto público, sujetos a distintos niveles de ajuste: sin ajuste, ajustes menores, moderados, y mayores.
Las dimensiones de ajuste abarcan tres pilares del sistema tributario: el impuesto sobre la renta corporativa (IRPJ), el impuesto sobre la renta personal (IRPF), el impuesto al valor agregado (IVA), y cuatro componentes clave del gasto público: el gasto en asistencia social (ASO), los sueldos y salarios de los empleados públicos (EMP), los subsidios a la energía (SUB), y el gasto en infraestructura (INFRA).
Para que los encuestados evalúen los programas fiscales en función de su composición, el tamaño total de los ajustes permanece constante, de modo que cada paquete de ajuste reduce el déficit fiscal en la misma proporción (1% del PIB), en línea con el tamaño del ajuste fiscal típico implementado en América Latina y el Caribe en las últimas décadas.
Principales resultados: la composición del ajuste importa
Las preferencias de los votantes son muy sensibles a la composición del ajuste fiscal. Como muestra la Figura 1, los encuestados apoyan firmemente ajustes fiscales basados en aumentos en el impuesto sobre la renta corporativa. De hecho, el IRPJ es una de las dos dimensiones de ajuste más populares, aumentando el apoyo a un paquete de ajuste en hasta ocho puntos porcentuales cuando estos incluyen cambios “mayores” en dicho impuesto.
Por el contrario, los aumentos en el impuesto sobre la renta personal reducen masivamente el apoyo a un paquete de ajuste. Un ajuste “moderado” en el IRPF disminuye el apoyo en alrededor de ocho puntos porcentuales, mientras que un aumento “mayor” lo hace en casi quince puntos porcentuales.
Figura 1: Cambio en probabilidad de apoyo a programas de ajuste fiscal (%)
A su vez, los votantes no suelen rechazar todo tipo de recorte de gastos. De hecho, algunos tipos de recortes de gastos son populares como, por ejemplo, los paquetes de ajuste que reducen los gastos de empleo público, que aumentan el apoyo a la consolidación fiscal en hasta ocho puntos porcentuales para aquellos que incluyen recortes “mayores” en dicha categoría.
En menor medida, los encuestados también apoyan recortes en los subsidios a la energía y en la inversión en infraestructura pública. Por su lado, los votantes se oponen a los recortes en la asistencia social. La inclusión de recortes “mayores” en ASO reduce el apoyo a los paquetes de ajuste en casi cinco puntos porcentuales.
Finalmente, las características de los votantes son importantes para entender la variación en preferencias. En particular, el nivel de ingreso afecta significativamente el apoyo al ajuste fiscal: la oposición a paquetes que introducen grandes aumentos del impuesto sobre la renta personal es mayor entre los encuestados pertenecientes a los deciles más ricos de la distribución.
Sin embargo, factores no relacionados con el ingreso, tales como la ideología, las preferencias sociales y el grado de confianza en el gobierno son también relevantes. Por ejemplo, el grado de oposición a los ajustes que incluyen aumentos del IRPF es mayor entre encuestados que desconfían del gobierno de turno.
Lecciones de política: ¿cómo calibrar el próximo ajuste fiscal?
Contar con evidencia de forma anticipada sobre las reacciones de los votantes ante diferentes tipos de ajuste fiscal puede brindar información oportuna a los responsables de política.
Nuestro estudio sugiere que las preferencias de los votantes son altamente sensibles a la composición del ajuste: mientras que algunos tipos de recortes de gasto son particularmente populares, no todos los aumentos de impuestos son impopulares, como suele asumirse. Así, los resultados sugieren que, para evitar reacciones adversas masivas a las medidas de consolidación fiscal, es importante primero calibrar a detalle el diseño del ajuste.
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