En los últimos tiempos muchos países en América Latina han enfrentado tormentas económicas, unos protegiéndose mejor que otros, y para ello han reforzado reformas para mejorar sus indicadores de desempeño en materia de gestión financiera pública.
Las reformas son un seguro contra la tormenta, pues ayudan a asignar y emplear los recursos financieros públicos de forma más eficiente, eficaz y transparente; y a mejorar la formulación de las políticas fiscales y de gestión pública, sobre la base de información financiera fiable, integral y oportuna.
En las últimas dos décadas los países de América Latina han experimentado una sustancial transformación en sus sistemas de gestión financiera pública (GFP), impulsados en parte por la promoción de una mayor eficiencia y transparencia fiscal, y contribuyendo con la estabilidad fiscal y el desarrollo sostenible. Dicha transformación ha fortalecido la calidad de la gestión fiscal en la región, y contribuido a la mejora económica observada durante la primera década del siglo XXI. Sin embargo, como lo demostró la reciente crisis financiera mundial, es necesario avanzar todavía más en ese proceso.
Como respuesta a este escenario, la mayoría de los países de la región han emprendido reformas para prepararse en caso de tormenta y mejorar sus indicadores de desempeño en materia de gestión financiera pública, buscando:
- Integrar mejor la gestión de caja y de deuda pública;
- Mejorar la gestión de liquidez mediante el establecimiento de una cuenta única del tesoro más amplia;
- Adaptar la contabilidad del sector público a las normas internacionales;
- Implementar una gestión de costos en el sector público;
- Integrar más los sistemas de información sobre administración financiera; e
- Implantar regímenes de compras y contrataciones públicas más transparentes y eficientes.
Cabe destacar que la región está usando la tecnología de la información para manejar grandes cantidades de información financiera pública. Algunas de las reformas recientes no serían posibles sin el apoyo de sofisticados sistemas integrados de administración financiera. Esto hizo posible la implementación de cuentas únicas del tesoro, sistemas electrónicos de compras y contrataciones públicas, una mayor integración de los sistemas de gestión pública, la implementación de sistemas de costos en el sector público y la preparación de estados financieros consolidados.
El tener mejor información contribuye a medir y manejar adecuadamente los riesgos fiscales, muchas veces no debidamente identificados y valorados, y que pueden estar asociados con los pasivos contingentes de la seguridad social; las pensiones públicas; las asociaciones público-privadas; los desastres naturales, las finanzas de los gobiernos subnacionales, entre otros temas.
Estos temas de la GFP en la región son parte de una publicación conjunta del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que recoge el conocimiento adquirido de estas instituciones al apoyar los países y de varios estudios realizados en el marco del diálogo regional de políticas fiscales realizado con los países latinoamericanos.
Pilares para la Gestión Financiera Pública
La publicación discute cuatro pilares principales de la GFP. Esos son, precisamente, los pilares que protegen a la región de las tormentas.
El primer pilar representa la relación y la complementariedad entre la GFP y los temas macro-fiscales, en general, lo que incluye la gestión fiscal y macroeconómica, la política monetaria, la planificación del desarrollo y otros aspectos macro-fiscales.
El segundo pilar se refiere al mejoramiento de la eficiencia y el desempeño de los sistemas de GFP, e incluye los aspectos relacionados con las estructuras organizativas, métodos y estrategias, sistemas de información, e indicadores que miden la eficiencia de la GFP.
El tercer pilar tiene que ver con la GFP y la gestión de todos los recursos públicos, no solamente financieros, incluido el uso de información financiera para mejorar la toma de decisiones en materia de gestión de los recursos humanos, logísticos y tecnológicos en el sector público, lo que promueve una buena relación costo-beneficio en el gasto público.
El cuarto y último pilar corresponde a la GFP y la transparencia, tomando en consideración la calidad, puntualidad y disponibilidad de la información financiera y el acceso público a la misma.
Estas reformas y los desafíos asociados son importantes, en todo caso, porque son parte del esfuerzo general de los gobiernos por satisfacer las demandas de sus ciudadanos en materia de mejores servicios públicos e instituciones fiscales más sólidas y transparentes. Los gobiernos deben asignar y usar los recursos públicos de forma más eficiente si quieren encarar con éxito un contexto mundial cada vez más complejo e incierto. Al final del día una buena gestión financiera pública es la clave para lograr estos objetivos.
¿Quieres saber más de este tema? Descarga la publicación gratis conjunta del BIDcon el FMI haciendo click aquí “Gestión financiera pública en América Latina: la clave de la eficiencia y la transparencia”.
Armando Jaén says
La gestión financiera pública constituye un tema de primer orden en latinoamerica y particularmente en Venezuela en donde la misma presenta serias distorsiones como resultado del manejo populista de los recursos financieros y presupuestarios.