La inversión pública tiene el potencial de ser un motor fundamental para el crecimiento económico, impulsando la demanda, incrementando el stock de capital, reduciendo las brechas de acceso a servicios básicos y, en última instancia, mejorando el bienestar de las personas. Sin embargo, durante la última década, el gasto en inversión pública en América Latina ha experimentado una caída de más de 30% en promedio (de 4.5% a 3% del PIB entre 2013 y 2023).
Esta situación plantea la necesidad urgente de gestionar el gasto de inversión pública de manera eficiente para maximizar su impacto y generar mejores resultados con cada peso invertido. Un estudio del BID muestra quelos países que gestionan la inversión pública de forma eficiente logran, en promedio, un retorno 2.5 veces mayor por cada peso invertido, mientras que aquellos con una gestión deficiente obtienen retornos prácticamente nulos.[1]
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Un paso importante para fortalecer la gestión inversión pública está relacionada a la adopción de arreglos institucionales y prácticas de gestión que promueven una administración eficiente en cada una de las fases del ciclo de inversión pública, desde la planificación hasta la evaluación expost. ¿Pero cuál serían los mejores tipos de arreglos y prácticas?
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Para ayudar a contestar esta pregunta, a continuación compartimos las principales lecciones aprendidas de las estrategias y prácticas implementadas tanto en América Latina como en otras regiones del mundo, que forman parte de la reciente publicación del BID “Arreglos Institucionales para una gestión eficiente de la inversión pública: una revisión de los SNIP en América Latina y experiencias destacadas”.
Cinco lecciones de buenas prácticas internacionales
Nuestro estudio revisó la experiencia de Reino Unido, Australia, Corea del Sur y Chile, países reconocidos por sus buenas prácticas en la gestión de la inversión pública. Eso nos ha permitido identificar cinco lecciones clave para la América Latina:
1. La gestión de la inversión pública debe tener una visión estratégica a largo plazo y estar alineada a un marco de sostenibilidad fiscal.
Una planificación estratégica a largo plazo es esencial para un sistema eficaz de la gestión de la inversión pública. Características claves para esta fase incluyen establecer criterios objetivos y transparentes para priorizar proyectos, involucrar a actores clave y realizar este proceso con una estrecha vinculación a las proyecciones fiscales para garantizar la sostenibilidad futura de los planes de inversión. Países como Australia, Corea del Sur y el Reino Unido han desarrollado planes de inversión estratégicos de largo plazo que proporcionan un marco coherente para la toma de decisiones, complementados con planes de corto plazo que se actualizan regularmente para adaptarse a cambios coyunturales.
En particular, Australia y el Reino Unido destacan por sus arreglos institucionales sólidos en la planificación de infraestructura. Han creado entidades independientes para promover, priorizar y planificar proyectos de importancia nacional.[2] Un ejemplo clave es Infraestructura Australia, fundada en 2008, que elabora el plan nacional de infraestructura y una lista priorizada de proyectos para su recomendación al Ministerio de Finanzas.
2. Evaluación independiente es un pilar fundamental para mejorar la calidad de la inversión pública.
El diseño de arreglos institucionales en la gestión de la inversión pública debe priorizar la independencia en la evaluación de proyectos para minimizar conflictos de interés y garantizar su objetividad. Esto implica que la evaluación (o su revisión) debe llevarse a cabo por una entidad distinta a la promotora del proyecto.
Países como Corea del Sur, Australia, Reino Unido y Chile implementan revisiones independientes mediante unidades especializadas, lo que refuerza la credibilidad del proceso y asegura que solo proyectos viables y beneficiosos sean aprobados. Además, estos países han desarrollado capacidades especializadas en evaluación ex ante, a través de organismos de investigación independientes o programas de capacitación, fortaleciendo la calidad de las evaluaciones y la integridad del sistema de inversión pública.
3. Se debe priorizar el esfuerzo analítico según el tamaño y/o riesgo del proyecto.
Es complejo implementar un sistema universal de gestión de la inversión pública, por lo que resulta más eficiente aplicar un criterio de proporcionalidad, destinando un mayor esfuerzo analítico a los proyectos más grandes (presupuestalmente) y/o riesgosos. Este criterio, aún poco implementado en América Latina, permite optimizar los recursos humanos y los recursos presupuestarios limitados.
Países como Reino Unido, Australia, Corea del Sur y Chile emplean este criterio. En Reino Unido y Australia, la profundidad del análisis económico y financiero aumenta según el tamaño y riesgo del proyecto (a través del establecimiento de umbrales). Y en Corea del Sur, únicamente los proyectos de alto valor presupuestario son sometidos a estudios de viabilidad preliminar; y en Chile, se simplifican los análisis para proyectos de menor monto o complejidad. Esto demuestra cómo el criterio de proporcionalidad contribuye a la mejora de la eficiencia en la gestión de la inversión pública.
4. Acompañamiento continuo y adaptativo en la ejecución permite la identificación oportuna de riesgos.
El monitoreo continuo es clave para gestionar efectivamente la inversión pública, ya que permite identificar problemas tempranos, implementar soluciones oportunas y asegurar el éxito de los proyectos durante el ciclo de ejecución.
Países como Australia, Reino Unido y Corea del Sur se destacan por sus enfoques integrales, que incluyen revisiones periódicas, equipos especializados para supervisar proyectos de alto riesgo, y sistemas para gestionar costos y reevaluar la viabilidad cuando surgen desvíos significativos.
Esta perspectiva garantiza el cumplimiento de presupuestos y cronogramas, atenúa determinados riesgos a tiempo, mejora la formulación presupuestaria anual y fortalece la sostenibilidad fiscal, que es crucial para la gestión de la inversión pública en la región.
5. Se debe invertir en la evaluación ex post para la retroalimentación y mejora continua de la gestión de la inversión.
La evaluación ex post, que se lleva a cabo al finalizar un proyecto, permite comparar los resultados logrados con los objetivos iniciales, identificando áreas de mejora, además de fomentar la transparencia y la rendición de cuentas. Sin embargo, aunque su realización está contemplada en los marcos legales de muchos países de la región, su aplicación práctica es inconsistente.
Australia se destaca en este ámbito con un enfoque constructivo promovido por Infraestructura Australia, que utiliza las lecciones aprendidas para mejorar futuros proyectos, fomentar el aprendizaje continuo y compartir buenas prácticas.
Oportunidades para fortalecer los Sistemas Nacionales de Inversión Pública en la región
Los países de la región han avanzado en el fortalecimiento de sus Sistemas Nacionales de Inversión Pública (SNIP), de acuerdo con nuestro estudio, que también analizó la gestión de la inversión pública para 16 países de América Latina. Sin embargo, todavía existen cuatro áreas de mejora especialmente en el contexto de las buenas prácticas de las experiencias internacionales analizadas:
1. Planes de inversión pública a largo plazo: Aunque dos terceras de los países de América Latina cuentan con planes de inversión pública, la mayoría se limita a un horizonte de corto o mediano plazo (4 años en promedio) y muchos aún no cuentan con planes multisectoriales. Esto representa una oportunidad para fortalecer la planificación a largo plazo, alineada con prioridades estratégicas y sostenibles.
2. Evaluaciones independientes: Cerca de la mitad de los países no cuenta con una unidad o institución encargada de realizar (o revisar) evaluaciones ex ante independientes, lo que podría comprometer la calidad y viabilidad de los proyectos. Y aun cuando la mitad de los países indica realizar evaluaciones independientes, el grado de rigurosidad y profundidad de estas es heterogéneo. Por otro lado, aunque más del 80% de los países han avanzado en la normativa de criterios de proporcionalidad en la evaluación, el reto aún se encuentra en la implementación para garantizar que los mayores esfuerzos se encuentren en los proyectos más importantes.
3. Monitoreo adaptativo: Los avances hasta la fecha indican que más de la mitad de los países adoptan un enfoque híbrido en el monitoreo, es decir, el monitoreo a la ejecución de proyectos involucra no solo a las unidades ejecutoras sino también implica un esfuerzo centralizado asumido por el ente rector de la inversión pública. Sin embargo, la calidad, profundidad y frecuencia de estas prácticas son muy heterogéneas, lo que abre la puerta a mejoras significativas en esta fase crítica
4. Evaluación ex post, la gran asignatura pendiente: Solo una cuarta parte de los países cuenta con metodologías claras para las evaluaciones ex post, lo que limita la capacidad de aprender de la experiencia, mejorar futuras inversiones y fortalecer la rendición de cuentas.
Grado de avance de 16 países de la región en prácticas claves de inversión pública
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El apoyo del BID para el fortalecimiento de la gestión de la inversión pública en América Latina y el Caribe
Nuestro estudio indica que el fortalecimiento de estas cuatro áreas es fundamental para garantizar que el gasto de inversión pública genere un mayor impacto en el desarrollo económico y social de la región de manera sostenible.
Esta publicación es parte de una extensa agenda de trabajo del BID para modernizar los SNIP de nuestra región. Además de la generación de evidencia y conocimiento, el BID provee asistencia técnica y préstamos para que los países mejoren su gestión.
Un ejemplo de ello es el reciente apoyo técnico que se está brindado a República Dominicana para optimizar los instrumentos metodológicos de evaluación de proyectos y para desarrollar un modelo de seguimiento de la inversión pública. Asimismo, proyectos en Perú y Surinam avanzan para mejorar la gestión de la inversión pública y prestar servicios públicos de manera eficiente.
Adicionalmente, el BID, a través de la División de Gestión Fiscal, junto con la CEPAL y la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ), apoyan la Red de Sistemas Nacionales de Inversión Pública para promover la cooperación entre los países de América Latina y el Caribe. En este espacio los gobiernos pueden intercambiar experiencias, compartir buenas prácticas y recibir recomendaciones técnicas para fortalecer la gestión de la inversión pública. Este esfuerzo conjunto reafirma el compromiso con la región en su tarea de optimizar las inversiones públicas y garantizar que cada recurso invertido se traduzca en mayor bienestar para sus ciudadanos.
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Descargue el estudio: Arreglos Institucionales para una gestión eficiente de la inversión pública: una revisión de los SNIP en América Latina y experiencias destacadas.
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Los beneficios de proteger la inversión pública durante la consolidación fiscal
Protegiendo la inversión pública: más allá de las buenas intenciones
[1] Llempén, Z., M. Ardanaz, O. Valencia y J. Puig (2024). ¿Cuánto impacta la eficiencia de la inversión pública en el crecimiento económico? Evidencia de países de América Latina y el Caribe.
[2] Groom, S. y E. Armendariz (2021). Managing megaprojects: Conceptual Framework and International Experience.
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