Tras varias semanas de aislamiento preventivo obligatorio, en Colombia se están adoptando las medidas necesarias para reiniciar de manera progresiva ciertas actividades económicas. Este proceso será exitoso en la medida en que los sectores se comprometan a implementar protocolos suficientemente robustos de seguridad, salud e higiene para la prevención del contagio de COVID-19. Además, es necesaria su adaptación a las circunstancias en las que se desarrollan dichas actividades económicas. Este es el principal reto que enfrentará la reactivación de las labores de electrificación rural en el litoral Pacífico colombiano.
Desde el año 2015, el Banco Interamericano de Desarrollo ha trabajado con el Gobierno de Colombia en la implementación del Plan Todos Somos Pazcífico (PTSP), el cual busca mejorar el acceso de quienes habitan en el litoral Pacífico a los servicios públicos de energía eléctrica, acueducto y saneamiento básico, así como aumentar la conectividad de transporte. En materia de electrificación rural, el PTSP beneficiará a 20,940 familias a través de su interconexión a la red eléctrica, la instalación de soluciones individuales de generación y la normalización de redes.
La electrificación del litoral Pacífico a través del PTSP ha sentido los efectos de la crisis por el COVID-19. Las medidas de aislamiento han obligado a detener las obras, lo que ha retrasado la entrega de cinco proyectos en los departamentos de Nariño, Cauca y Chocó y cuya finalización estaba prevista entre marzo y mayo de 2020.
Medidas de seguridad ocupacional antes de reactivación
Sin embargo, teniendo en cuenta el impacto socioeconómico de las obras del PTSP y su potencial para reactivar la región una vez superada la crisis, se está preparando un protocolo de salud, seguridad e higiene que permita retomar prontamente las obras sin poner en riesgo a los trabajadores ni a la población beneficiaria.
Teniendo en cuenta las características del litoral Pacífico, la correcta implementación de estas medidas será crítico para evitar problemas de salubridad en la región. Según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida 2018, esta región presenta el menor puntaje de salud del país. La dispersión territorial de las comunidades y las dificultades para acceder a ellas dificulta prestar servicios de salud de calidad, lo cual se traduce en ausencia de infraestructura sanitaria suficiente en comparación con otras regiones del país. Según el Registro de Prestadores de Servicios de Salud, el número de camas de Unidad de Cuidados Intensivos por cada 10,000 habitantes de los departamentos de Chocó (0.5), Nariño (0.8) y Cauca (0.6) es bajo en comparación con el promedio nacional (1.1). Por esto, la reanudación de obras debe ser particularmente cuidadosa en la adopción de buenas prácticas de salud, seguridad e higiene.
¿Cuáles serán los principales retos en la reactivación de la electrificación del Pacífico colombiano para garantizar el éxito de las medidas de salud, seguridad e higiene? A continuación, se presentan algunos de los desafíos identificados:
a) Dificultades para trasladar a los trabajadores al Pacífico
Como consecuencia del aislamiento preventivo obligatorio, los trabajadores de las obras retornaron a sus lugares de origen, por lo que su regreso a los municipios del Pacífico colombiano es indispensable para reanudar las obras. El retorno de los trabajadores foráneos para concluir las obras es indispensable, debido a que los trabajadores locales representan únicamente entre el 28% y el 45% del personal contratado y las tareas que desempeñan en las obras están prácticamente concluidas en este punto.
Sin embargo, debido a la restricción nacional de movilidad vigente, aún no es claro cómo los trabajadores cruzarán fronteras municipales y departamentales para llegar a las regiones de trabajo. Además, en este proceso será fundamental asegurar que durante el traslado hasta la región del Pacífico se minimice el riesgo de contagio para evitar infecciones que pongan en riesgo a los demás trabajadores y a las comunidades receptoras de las obras.
b) Trabajar con la comunidad para abordar conjuntamente el riesgo de contagio
Una vez superada la restricción nacional de movilidad y los trabajadores puedan movilizarse hacia el litoral Pacífico, será necesario atender las restricciones locales que han sido impuestas por varios gobernadores, alcaldes, consejos comunitarios y resguardos indígenas del Pacífico colombiano.
Estas autoridades locales, conscientes de la precaria situación del sistema de salud en su región, han impuesto limitaciones adicionales en sus territorios y han expresado que, una vez retornen los trabajadores foráneos, impondrán medidas de aislamiento obligatorias de quince días para asegurar que no presenten problemas de salud.
Por lo tanto, para que el regreso a las obras sea exitoso, será fundamental trabajar de cerca con la comunidad para aclarar inquietudes, construir conocimientos sólidos e implementar buenas prácticas que den tranquilidad y aclaren la incertidumbre en la población. En este marco, será fundamental demostrar que los trabajadores se encuentran sujetos a estrictos protocolos y que han sido entrenados para mitigar el riego de contagio en sus actividades.
c) Utilización de herramientas aéreas para mitigar el riesgo de contagio
Para superar las dificultades de desplazamiento en la región, desde antes del inicio de la crisis se iniciaron actividades aéreas para obtener imágenes que permitieran identificar más fácilmente las características topográficas de las zonas.
Recurrir de nuevo a estas técnicas será de gran ayuda para el proyecto, pues, además de adelantar la caracterización de una manera más eficiente, reducirá el riesgo de contagio por no requerir despliegue humano en campo. Esto se podrá llevar a cabo una vez se levante la restricción a las operaciones aéreas que se encuentra vigente.
d) Incorporar buenas prácticas para la ejecución de las obras
Superados los problemas de movilidad, es necesario asegurar que los trabajadores sigan de manera estricta las normas de salud, seguridad e higiene para minimizar el riesgo de contagio. El protocolo preparado incorpora temas como el manejo de los sitios comunes, el ingreso y la salida del personal, el manejo del frente de obra, la recepción de materiales e insumos, la gestión de residuos y el manejo de los casos de contagio que se presenten.
No obstante, por la naturaleza de las obras de electrificación rural, existen labores que requieren una especial supervisión del cumplimiento de estas buenas prácticas. Hay actividades que requieren trabajo en equipo y que difícilmente se lograrían ejecutar manteniendo el distanciamiento social ordenado. Por lo tanto, uno de los principales retos será determinar cuáles son las acciones que se pueden adelantar mientras rijan las normas sobre de salud, seguridad e higiene.
Teniendo en cuenta que las obras de electrificación rural no han reiniciado aún, es el momento idóneo para identificar estos retos y garantizar su inclusión en los protocolos de salud, seguridad e higiene. Con este fin, el Banco Interamericano de Desarrollo continuará trabajando de cerca con sus especialistas ambientales, sociales y de energía para garantizar que las normas adoptadas sean suficientemente robustas para las necesidades particulares de la región. Con esto, se establecerán estándares suficientemente altos de protección para los trabajadores y las comunidades beneficiarias de las obras de electrificación rural.
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