El Sector de Infraestructura y Energía del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) organizó recientemente un taller conjunto sobre infraestructura resiliente en colaboración con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Este evento destacó la urgente necesidad de contar con infraestructura resiliente frente a los crecientes impactos del cambio climático. En este blog resumimos los puntos clave discutidos durante el taller y subrayamos la importancia de invertir en infraestructura que mitigue los efectos adversos de este fenómeno global.
Construyendo Infraestructura Resiliente para un Desarrollo Sostenible
Impactos del cambio climático en la infraestructura y las consecuencias económicas
El cambio climático está incrementando la frecuencia e intensidad de eventos meteorológicos extremos, lo que genera interrupciones significativas en servicios esenciales como agua, saneamiento, electricidad y transporte. Casos recientes, como la grave sequía en Montevideo, Uruguay, y el huracán Otis en Acapulco, México, ilustran los impactos devastadores de estas interrupciones, que incluyen la pérdida de vidas y medios de subsistencia.
En América Latina y el Caribe (ALC), incluso tormentas de menor intensidad pueden generar consecuencias económicas significativas, a diferencia de otras regiones donde el impacto disminuye con eventos menos severos. Investigaciones del BID revelan que las tormentas afectan considerablemente el crecimiento del PIB per cápita en la región. Esto pone de manifiesto la vulnerabilidad única de ALC y la necesidad urgente de infraestructura resiliente para mitigar estos impactos.
La necesidad de infraestructura resiliente
Además de afectar el crecimiento económico, el cambio climático impacta directamente la provisión de servicios de infraestructura. Una parte sustancial de la destrucción de activos provocada por desastres recae sobre la infraestructura de servicios públicos, incluidos los sectores de energía, agua y saneamiento, y transporte. Esto no solo implica daños materiales, sino también interrupciones en los servicios, lo que agrava las pérdidas sociales y económicas.
Asimismo, el cambio climático altera las condiciones de operación de los servicios de infraestructura. Por ejemplo, dos tercios de las empresas de agua en América Latina y el Caribe han visto aumentar sus costos en productos químicos para tratamiento de agua debido a este fenómeno. Los efectos también se sienten en la demanda de servicios: temperaturas más altas aumentan la necesidad de agua y refrigeración, y las sequías exigen procesos intensivos en energía, como la extracción de agua subterránea o la desalinización.
La combinación de estos factores resalta la importancia de una infraestructura resiliente que pueda adaptarse a condiciones cambiantes y garantizar la continuidad de los servicios esenciales.
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Brechas de conocimiento y necesidades de investigación
Uno de los principales desafíos es la falta de datos completos sobre los costos de construir infraestructura resiliente y los costos de no invertir en medidas de adaptación. Estos datos son cruciales para tomar decisiones de planificación e inversión. Si bien los costos iniciales pueden ser más altos, una infraestructura resiliente puede reducir significativamente los gastos de reconstrucción tras eventos extremos.
Es necesario investigar qué tipos de infraestructura deben construirse en ubicaciones específicas y bajo qué estándares. La comprensión del contexto local y las vulnerabilidades son esenciales para diseñar soluciones eficaces.
Además, se requiere desarrollar y difundir estándares y mejores prácticas que garanticen que los proyectos de infraestructura estén preparados para resistir los impactos del cambio climático. También es importante identificar soluciones innovadoras, como el uso de soluciones basadas en la naturaleza, para fortalecer la resiliencia de servicios esenciales como agua, saneamiento, electricidad y transporte.
Conclusión
Invertir en infraestructura resiliente es fundamental para mitigar los impactos del cambio climático y promover un desarrollo sostenible. Atraer inversión del sector privado es clave para alcanzar estos objetivos, al igual que cerrar las brechas de conocimiento mediante investigación y recopilación de datos.
La colaboración entre diferentes sectores y partes interesadas será esencial para construir infraestructura que pueda enfrentar los desafíos impuestos por el cambio climático.
Puedes ver el resumen del taller haciendo clic aquí.
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