La hidroelectricidad es la fuente de energía renovable más importante del planeta, pues abastece cerca del 16% de demanda global de electricidad, muy por encima de otras fuentes renovables como la solar y la eólica. Las proyecciones muestran que en el futuro cercano esta energía renovable va a continuar liderando el abastecimiento de la nueva demanda de electricidad y así como en la reducción de las emisiones de CO2.
Si bien la hidroelectricidad es energía renovable, asegurar que es sostenible requiere de una discusión más amplia. Con el fin de tener un mejor entendimiento al respecto primero revisemos que se entiende hoy por energía sostenible.
En 2015 en la Cumbre Mundial Sobre Desarrollo Sostenible, los estados miembros de la ONU aprobaron lo que denominaron la Nueva Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, la cual incluye 17 objetivos y 169 metas a ser cumplidas de manera global dentro de los siguiente 15 años. En dicha agenda el tema de energía cobró mayor relevancia como elemento fundamental en el camino hacia el desarrollo sostenible estableciéndose el objetivo número 7: Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna. La descripción del objetivo cita que “La energía sostenible es una oportunidad, que transforma la vida la economía y el planeta” y es acompañada por tres metas concretas[1]:
- Garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos.
- Aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas.
- Duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética.
Estas metas ya se venían trabajando desde 2011 cuando el Secretario General de la ONU lanzó la iniciativa global Energía Sostenible para Todos (SE4ALL), del cual el BID hace parte y es uno de los tres hubs regionales liderando la iniciativa en Latinoamérica y el Caribe[2].
Bajo este marco de referencia revisemos como la hidroelectricidad encaja en el concepto de “energía sostenible”, y si contribuye o no a alcanzar las metas para el desarrollo sostenible:
- La hidroelectricidad contribuye a proveer un servicio energético moderno y asequible: El referirse a acceso de electricidad va más allá de la conexión física del servicio y su disponibilidad, e incluye algo muy importante: que los usuarios puedan pagar por ese servicio. En esos términos la generación hidroeléctrica además de suplir la demanda adicional para conectar nuevos usuarios al servicio de energía eléctrica, también ofrece uno de los costos más bajos de todas las tecnologías de generación[3], en particular la generación convencional dada su larga vida útil y bajos costos de operación y mantenimiento[4] .
- La hidroelectricidad permite contar con un servicio energético fiable: La hidroelectricidad es fundamental para proveer seguridad y estabilidad a los sistemas eléctricos, además de permitir mayor autonomía energética al proveerse de manera local. Según su tamaño, las centrales hidroeléctricas proveen energía firme al sistema eléctrico y cuentan con la capacidad de almacenar energía mediante embalses, esto permite proveer energía en las temporadas secas. Además, estas centrales cuentan con la flexibilidad necesaria para proveer servicios auxiliares requeridos para la operación del sistema eléctrico, como la regulación de frecuencia, al poder responder a cambios rápidos del sistema, lo cual se hace más necesario en cuanto avance la penetración de las energías solar y eólica, caracterizadas por su intermitencia.
- La hidroelectricidad aumenta considerablemente la participación de energía renovable: De la energía renovable global generada por distintas fuentes, la hidroelectricidad contribuye con más del 70%, muy lejos de otras como la solar o la eólica. Por lo tanto, explotar parte de su potencial de crecimiento es indispensable para cumplir la meta establecida en el Acuerdo de París, y mantener el aumento de la temperatura media anual por debajo de los 2° C sobre los niveles preindustriales.
- La hidroelectricidad permite incrementar la eficiencia energética. El proceso de generación hidroeléctrico pueda alcanzar una eficiencia muy alta, cercana al 90%, asociada a la conversión de la energía potencial del agua en energía eléctrica, y no a procesos de conversión térmica de energía primaria como si es el caso de tecnologías que utilizan combustibles fósiles, cuya eficiencia puede estar alrededor del 40% y con un costo directo asociado al combustible de la energía no aprovechada, cosa que en el caso de la hidroelectricidad no ocurre
Dado lo anterior es posible concluir que la hidroelectricidad, más allá de ser energía renovable es energía sostenible, y que contribuye a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, a la reducción de la pobreza y de la degradación ambiental.
Si bien a nivel global la hidroelectricidad es energía sostenible con sus múltiples beneficios, es necesario tener en cuenta que a nivel local el desarrollo de proyectos hidroeléctricos involucra otros beneficios, pero también potenciales impactos negativos, que requieren atención, pues de no mitigarse de forma adecuada, pueden llegar a afectar su contribución al desarrollo sostenible. Dentro de los beneficios a nivel local están, por ejemplo, los derivados de los proyectos que cuentan con embalses multipropósito, donde otras actividades productivas se desarrollan en el área de influencia, como el turismo, los sistemas de riego para la agricultura, agua potable, y el desarrollo de la pesca. La existencia de una presa también permite el control de inundaciones evitando la afectación de centros poblados y pérdidas materiales en la época de altos aportes hidrológicos y de crecidas. Por otro lado, los potenciales impactos negativos afectan principalmente los ecosistemas y las comunidades que habitan las áreas de influencia de los proyectos, en especial de aquellos que involucran grandes presas y embalses, dentro de ellos está la pérdida de biodiversidad, la relocalización de personas, la inundación de áreas cultivables, degradación de la calidad del agua y la pérdida de agua por evaporación, por mencionar algunos. El abordar debidamente estos impactos supone uno de los retos más importantes para asegurar que cada proyecto contribuye efectivamente al desarrollo sostenible, y que las virtudes de la energía hidroeléctrica que la hacen sostenible no son opacadas al nivel de los proyectos. Estos aspectos serán abordados en posteriores publicaciones.
Crédito de la Foto: Photo by Jeremy Bishop on Unsplash
Fuentes:
[1] http://www.un.org/sustainabledevelopment/es/energy/
[2] http://www.iadb.org/es/temas/energia/se4allamericas/acerca,15016.html
[3] http://www.irena.org/documentdownloads/publications/irena_re_power_costs_2014_report.pdf
[4] https://www.hydropower.org/2017-hydropower-status-report
grupo cuñado says
Muy interesante noticia!
Rosario Orjuela says
Nuestra sociedad cuenta con un gran potencial intelectual y sobre todo con un gran sentido de pertenencia en lo que respecta a la conservación de nuestro medio ambiente, esto se refleja en el planteamiento de proyectos como este LA HIDROELECTRICIDAD, LA MAYOR FUENTE DE ENERGÍA SOSTENIBLE. planteado por el ingeniero Edwin Malagón.
Gracias por sus valiosos aportes, son de gran importancia para estudiantes en el área de física, permiten crear conciencia de la responsabilidad que todos tenemos en el cuidado de nuestros recursos.
Franca Whyte says
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