Las infraestructuras críticas desempeñan un papel fundamental en el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe. Por esta razón, su modernización es esencial para garantizar la eficiencia y seguridad, así como para impulsar la competitividad y resiliencia de la región.
Los sectores de energía y transporte se enfrentan al desafío de adoptar tecnologías de vanguardia y avanzar en la digitalización. Este proceso es esencial para lograr la integración de fuentes de energía renovable, proporcionar servicios de alta calidad y alcance total a la población, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, asegurar la resiliencia de las infraestructuras frente al cambio climático y fomentar la participación de los ciudadanos.
¿Qué tecnologías tienen mayor penetración en los sectores energía y transporte?
Las tecnologías de mayor relevancia y aplicabilidad están relacionadas con la captación, procesamiento y almacenamiento de datos, de acuerdo con entrevistas realizadas a más de 275 representantes de los sectores de Energía y Transporte, tanto del ámbito público como privado en 2022 y 2023 revelaron que, en particular, la computación en la nube se destaca como la tecnología más ampliamente adoptada, con aproximadamente 71% de las entidades del sector de Energía haciendo uso de ella. Además, en ambos sectores, un poco más de la mitad de las organizaciones emplea herramientas análisis de datos y soluciones de Big Data para potenciar sus operaciones y decisiones. Con miras hacia el mediano plazo, una gran proporción de entidades continuarán con esta tendencia.
Es lógico que estos sectores estén empleando sensores, drones y redes eléctricas inteligentes como elementos de medición avanzada y fuentes de información. A partir de estos recursos, se desarrollan sistemas para interactuar con los consumidores, realizar seguimientos en tiempo real, establecer tarifas variables y gestionar la oferta y la demanda. Asimismo, las tecnologías asociadas a etapas de digitalización más avanzadas recién están comenzando a generar atención en ALC: inteligencia artificial aplicada, robótica, machine learning, y vehículos autónomos, tienen mucho espacio para crecer. Hacia 2025, se evidencia un mayor interés por avanzar en el despliegue de inteligencia artificial y tecnologías de corte ambiental para reducir la huella de carbono.
La adopción tecnológica también requiere una planificación estratégica sólida, así como la capacitación y adaptación cultural de las organizaciones. Estos factores cobran especial relevancia al considerar que, en el sector de Energía, una de cada tres entidades está tomando conciencia de la transformación digital, mientras que, en el ámbito del transporte, aproximadamente la mitad de los entrevistados se encuentra en esta fase de madurez.
No obstante, las entidades públicas enfrentan un desafío significativo ya que en ambos sectores un poco más del 40% no han establecido una estrategia de transformación digital, viéndose rezagadas frente al sector privado donde 7 de cada 10 entidades ya ha trazado una estrategia sólida.
Un dato relevante es que, alrededor de un tercio de las entidades encuestadas siente que están rezagadas en comparación con sus homólogas en América Latina y el Caribe. Si ampliamos la comparación a nivel mundial, este sentimiento se vuelve aún más pronunciado, especialmente en el sector de Energía. Estos datos destacan la urgente necesidad de mejorar la competitividad y adoptar prácticas más avanzadas. Países como Argentina, Bolivia y Guatemala se perciben con un mayor rezago en comparación con naciones como Brasil y Chile, los cuales han avanzado hacia posiciones más competitivas en este sentido.
Aunque las entidades tienen razones importantes para realizar inversiones en transformación digital como automatizar procesos, reducir costos, mejorar la seguridad y contribuir a los objetivos ambientales; aún se enfrentan a diversas barreras como es bajo presupuesto, altos costos de implementación, falta de cultura digital y resistencia al cambio. Por ello, las grandes empresas son quienes muestran mayores progresos, mientras que la reducida integración en las cadenas de valor y la falta de capital limitan el avance de las PyMEs.
Recomendaciones para adopción de la transformación digital
Para las infraestructuras críticas, es imperativo avanzar con instrumentos normativos y de política que estimulen la transformación digital y mitiguen sus riesgos. Esto incluye estrategias de ciberseguridad, protección de datos, estudios prospectivos, consultas públicas, desarrollo de pilotos, programas de aprendizaje y sandboxes regulatorios. También, es importante la generación de incentivos fiscales y financieros para facilitar la adopción de nuevas tecnologías, y la creación de centros tecnológicos para testear tecnologías y desarrollo del conocimiento.
A su vez, es necesario impulsar la transformación digital del sector público, con estrategias de transformación digital internas y sectoriales. Esto implica avanzar en la reingeniería y digitalización de los trámites, promover una cultura digital sólida, basar las decisiones en datos confiables y llevar a cabo una gestión tecnológica eficaz de los activos de infraestructura y servicios públicos. Además, la ciberseguridad se erige como un pilar crucial en este proceso de transformación digital para garantizar la integridad, confidencialidad y disponibilidad de los datos y sistemas críticos del sector público.
Por último, se debe promover sinergias entre sectores, agentes privados y académicos, así como comités interinstitucionales y grupos técnicos ad-hoc. En este sentido, estimular la conectividad y la interoperabilidad entre agentes de la cadena de valor y dar participación a los consumidores a través de nuevas figuras, servicios o modelos de negocio.
Si quiere conocer más acerca del estado de la transformación digital en el sector infraestructura, descarga nuestras publicaciones sobre los sectores de Energía y Transporte.
Esta entrada del blog fue elaborada junto a María Angélica Pfeifer
María Angélica Pfeifer es consultora de Transformación Digital en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde gestiona programas de innovación tecnológica para los países de América Latina y el Caribe en las áreas de Transporte, Energía, y Agua y Sanidad. Antes de unirse al BID, María Angélica trabajó como consultora de gestión de la transformación y tecnologías de información por 18 años. Fue socia en Azurian Consulting y recibió su grado como Ingeniera Industrial de la Universidad de Los Andes y un título de Alta Gerencia de la Universidad de Los Andes.
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