La digitalización, la conectividad y el avance acelerado de las tecnologías están transformando el sector eléctrico y su cadena de valor. Esta evolución ofrece grandes beneficios, tales como el aumento de la eficiencia energética, la optimización de la operación y el mantenimiento de las redes, la mejora en la calidad del servicio a los usuarios y la creación de nuevos modelos de negocio. Adicionalmente, la adopción oportuna de la digitalización también es esencial para lograr la descarbonización de los sistemas eléctricos y el empoderamiento de los consumidores en torno a las decisiones de su consumo y producción de energía.
En este contexto, la Medición Inteligente (MI) es una herramienta fundamental en la hoja de ruta hacia la digitalización de las redes eléctricas. Esta tecnología propone la instalación y operación en las viviendas, oficinas, almacenes y demás lugares de consumo de electricidad de contadores conectados a internet brindando información en confiable y oportuna a una plataforma de datos. Esto permite la comunicación bidireccional entre el usuario y el proveedor de servicios sobre el consumo y estado del servicio de energía eléctrica en tiempo real, convirtiendo a los usuarios finales en clientes activos que gestionan su consumo de energía e incluso su producción por medio de la generación distribuida. Además, la MI puede ayudar a cumplir los objetivos medioambientales nacionales y regionales de electrificación, descarbonización y descentralización del sector eléctrico, ya que es una herramienta crucial para la implementación de medidas de ahorro energético mediante el uso eficiente de la energía, gestión del consumo y precios en picos y valles de demanda, reducción de costos operativos y de mantenimiento, entre otros.
Para lograr la transición a nuevas redes inteligentes se requieren dos factores. Por un lado, integrar mecanismos de comunicación e intercambio de información entre todos los agentes que participan en el mercado eléctrico. Por otro, generar las políticas y regulaciones que incentiven la inversión en tecnologías y que atiendan a las necesidades particulares de cada país. Esto permitirá ofrecer nuevos productos y servicios innovadores a los diferentes usuarios de las redes eléctricas, tales como control y conocimiento del consumo, tarifas dinámicas dependiendo de la demanda, notificación al usuario sobre variación en precio de la energía, así como conexión y desconexión remota de los circuitos según la necesidad.
Actualmente, la diferencia en el grado de penetración de MI en América Latina y el Caribe (3,5%) frente a Estados Unidos (56,6%), la Unión Europea (33,8%) o Australia (32,5%) es significativa. Esto revela cómo en algunos países la penetración está en sus inicios o ni siquiera ha iniciado.
En la región hay países que están dando sus primeros pasos hacia la MI. Por ejemplo, gracias a una estrategia de inversión específica realizada por las distribuidoras únicas en cada país, Trinidad y Tobago y Barbados han logrado un grado de despliegue de medidores inteligentes de 94%. Asimismo, los países con mayor cantidad de medidores como México (aproximadamente 2 millones de unidades), Costa Rica (casi 600.000) y Colombia (casi 540.000), han liderado la definición de responsabilidades y funcionalidades técnicas y establecido un modelo retributivo en relación con la MI que aporta seguridad y rentabilidad a las empresas que optan por instalar medidores.
Asimismo, en 2017, en la ciudad de Glendale, Estados Unidos, se hizo una inversión de US$20.000.000[1] para el remplazo de 85.000 medidores eléctricos hacia el sistema AMI – Advanced Metering Infrastructure, a través del cual los usuarios pueden gestionar su consumo eléctrico mediante un portal web o incluso una pantalla instalada en su casa. Según el director de la iniciativa, una vez todos los consumidores estén integrados en el sistema, se espera un ahorro anual de energía mayor al 10%.
Sin embargo, hay otros países en los que la MI es incipiente o incluso inexistente. Esto presenta un reto y oportunidad enorme. Esto se debe a diferentes barreras de adopción identificadas, tanto tecnológicas, sociales, del mercado y de las propias organizaciones, así como las regulaciones que habilitan la MI, estas deben adaptarse al avance tecnológico presentado en el sector de manera ágil y eficiente. En la mayoría de los casos, los desarrollos regulatorios no están avanzando a la misma velocidad que las innovaciones tecnológicas, lo que puede resultar en marcos regulatorios que signifiquen retrasos o que den señales inadecuadas a diferentes participantes del sector. Por esta razón, es necesario revisar de forma recurrente estos marcos regulatorios.
¿Cómo avanzar en la penetración de medición inteligente en LAC?
Para entender estas oportunidades y retos, publicamos “La medición inteligente en la Región de América Latina y el Caribe. Recomendaciones regulatorias para incentivar el despliegue de la medición inteligente adecuado a las necesidades de cada país”. Con base en procesos de despliegue de MI que han funcionado eficientemente en distintos países del mundo, identificamos elementos en común que los países de nuestra región pueden adoptar. Entre estos se incluyen:
- La identificación de la necesidad que debe abordar la MI;
- La realización de un análisis costo-beneficio que estudie su viabilidad económica;
- La definición de una estrategia nacional que fije objetivos y priorice acciones clave en el proceso; y
- El diseño de un ambiente regulatorio robusto, que permita incentivar el despliegue y garantizar la materialización de los beneficios esperados en torno a la MI.
Con este reporte buscamos apoyar a la región en dar un paso significativo en su camino de adopción de tecnologías digitales para la maximización de los beneficios obtenidos por y en pro de sus habitantes para la generación de un desarrollo socioeconómico creciente y sostenible.
[1] Glendale, California Municipal Invests in Smart Grid to Enhance Customer Services and Improve Operational Efficiencies.
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