En la cumbre climática en Glasgow, el secretario general de la ONU, António Guterres, tuvo un mensaje contundente: “Los seis años desde el Acuerdo Climático de París han sido los seis años más calurosos registrados. Nuestra adicción a los combustibles fósiles está llevando a la humanidad al borde del abismo”.
Para limitar el calentamiento global a 1,5 °C, el objetivo que los líderes internacionales se han fijado para mantener bajo control la crisis climática, los países deben lograr cero emisiones netas para 2050. Según la Agencia Internacional de Energía, esto implica evitar el desarrollo de cualquier nuevo campo de petróleo y gas o la instalación de centrales eléctricas de carbón después de 2021. Un artículo en Nature también encuentra que el objetivo de 1,5 °C requiere reducir la producción de petróleo y gas en un 3% anual a nivel mundial. Pero los planes de producción de combustibles fósiles y los planes de expansión de energía en América Latina y el Caribe, y en todo el mundo, aún no son consistentes con estos objetivos.
La transición energética plantea importantes desafíos para los gobiernos y productores de gas de la región. Lejos de ayudar con la transición a la carbono-neutralidad, la mitad de las reservas de gas natural de la región corren el riesgo de convertirse en activos varados, lo que generará pérdidas por cientos de miles de millones de dólares en los próximos 15 años. Para analizar estos temas, el BID y el University College of London acaban de publicar un estudio sobre las reservas de gas natural varadas y los ingresos fiscales en América Latina y el Caribe. En este blog destacamos seis de sus resultados.
1. El gas natural es una fuente importante de consumo de energía y de ingresos fiscales
El gas natural representó el 25% del consumo de energía en la región en 2019. Los productores clave incluyen Argentina, México, Brasil, Bolivia, Trinidad y Tobago y Venezuela. Aunque considerablemente menos importante que el petróleo en la mayor parte de la región, el gas natural proporciona varios puntos del PIB en rentas económicas o ingresos fiscales en Bolivia y Trinidad y Tobago.
2. La tecnología y la política climática ponen en riesgo la industria del gas natural
Las nuevas tecnologías están reemplazando a los combustibles fósiles como fuente de energía. La energía renovable es ya la fuente de electricidad más barata y representa el 90% de la inversión en generación de energía en todo el mundo. Los vehículos eléctricos son el siguiente paso: ya hay 10 millones de ellos en todo el mundo, y 3 de cada 4 automóviles nuevos vendidos en Noruega ahora son eléctricos.
Además, los países de todo el mundo están intensificando sus esfuerzos para hacer realidad sus promesas de alcanzar la neutralidad climática. Si bien el debate no está cerrado sobre cuál es la mejor manera de garantizar la seguridad del suministro y la flexibilidad de la red eléctrica, la transición energética global sin duda pone en riesgo a la industria del gas natural. Los productores de la región deben estar preparados.
3. La mitad de las reservas de gas de la región podrían convertirse en activos varados en escenarios de descarbonización rápida
Nuestras simulaciones sugieren que en escenarios que logran un calentamiento global muy por debajo de 2 °C, la producción de gas natural en América Latina y el Caribe caería a 32-45% por debajo de los niveles de 2018. Estas reservas de gas y la infraestructura relacionada se convertirían en activos varados, habiendo sido devaluados o retirados antes del final de su vida útil. En estos escenarios, el gas se elimina rápidamente de la generación de energía, y su uso en la industria y edificios se reemplaza progresivamente por la electricidad. En este caso, hasta la mitad de las reservas probadas, probables y posibles siguen sin utilizarse en 2035. Los productores establecidos y el gas natural asociado con el petróleo dominan la producción, lo que limita drásticamente las oportunidades para nuevos proyectos de gas en la región.
4. Los gobiernos no deberían apostar por ingresos sostenidos gracias a la extracción de gas si se van a cumplir los objetivos del Acuerdo de París
En un escenario sin transición energética global, los ministerios de finanzas de la región podrían recaudar hasta 200 mil millones de dólares en impuestos y regalías asociados con la extracción de gas para 2035. Pero en un mundo moldeado por la transición hacia la electricidad renovable y los objetivos de cero emisiones netas para mantener el calentamiento global muy por debajo de los 2 °C, estos ingresos podrían caer a 42 mil millones de dólares.
5. Exportar más gas desde América Latina y el Caribe no es una solución a largo plazo
Para limitar el calentamiento global por debajo de 2 °C, el estudio encuentra que Europa y otros países necesitan adoptar la descarbonización y reducir gradualmente su propio consumo de gas natural. En estos días, se acerca el invierno en el hemisferio norte, y la demanda de gas natural está aumentando, lo que hace subir los precios en un mercado restringido. Pero estos niveles de demanda no pueden mantenerse si se van a cumplir los objetivos de París.
Las inversiones en energía deben considerar escenarios a mediano plazo y anticipar que los consumidores globales probablemente van cambiar a bombas de calor eléctricas, estufas de inducción y energía renovable para aprovechar nuevas tecnologías y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Nuestras simulaciones tampoco respaldan la idea de que exportar gas natural al resto del mundo pueda ayudar a reducir las emisiones en otros países al desplazar la generación de carbón.
6. Los ministerios de finanzas, energía y medio ambiente necesitan ayuda para garantizar una transición justa y ordenada
El estudio sugiere que los países deben diversificar sus estrategias fiscales y energéticas para dejar de depender de la producción de combustibles fósiles, incluido el gas natural. A medida que un número creciente de instituciones financieras detienen el financiamiento de combustibles fósiles y los esfuerzos internacionales para reducir las emisiones de metano, como el Compromiso Global de Metano, continúan ganando terreno, las perspectivas para los productores de gas parecen cada vez más difíciles.
En cambio, las inversiones en energía podrían centrarse en la construcción de energía eólica, solar, geotérmica e hidráulica, utilizando electricidad para desplazar los combustibles fósiles en el transporte, los edificios y la industria, y preparando sectores donde las baterías no son prácticas para el hidrógeno verde.
La transición energética es desafiante, compleja y requiere coordinación en varios niveles de gobierno. Por ejemplo, los ministerios de finanzas pueden diseñar una estrategia fiscal que identifique y gestione los riesgos que las reservas e infraestructura de gas se vuelvan activos varados y garantice que el sector financiero internalice los riesgos climáticos en la toma de decisiones. Los ministerios de energía pueden trabajar con los ministerios de medio ambiente para seguir alineando la planificación energética y los objetivos de cambio climático. Los ministerios de medio ambiente pueden ayudar a coordinar el diseño de estrategias climáticas a largo plazo que exploren las implicaciones de alcanzar cero emisiones netas en todos los sectores.
Ninguna de estas son tareas fáciles. Ahora más que nunca, los países de la región necesitan ayuda para planificar el futuro y garantizar una transición ordenada que mantenga los servicios energéticos asequibles, fiables e inclusivos.
Para mayor información, visite:
High and Dry: Stranded Natural Gas Reserves and Fiscal Revenues in Latin America and the Caribbean (solo disponible en inglés)
¿Es excesivo el uso de gas natural para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París?
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