En el norte de América del Sur, en un pequeño poblado, rodeado por la floresta y el no muy lejano océano Atlántico, un grupo de jóvenes estudiantes de una escuela rural aprende sobre geografía. En el mapa mundial, estos alumnos ven su país compartiendo la frontera con Brasil, Guyana y la Guayana Francesa, pero también pueden identificar su propia comunidad.
Aunque eso es normal en una escuela, me sorprendió el hecho de que, en la dimensión de ese mapa, a los niños se les muestra dónde está ubicada su propia comunidad. De esa forma, adquieren una perspectiva global, pero al mismo tiempo, les permite adquirir una identidad local. Precisamente, ese mismo mapa nos muestra también el esfuerzo coordinado del BID para apoyar proyectos de energía en comunidades aisladas y dispersas.
La comunidad a la que me refiero es Pokigron, bordeada por el río Surinam y escudada por la Reserva Brokopondo. Esta comunidad cuenta con menos de 600 habitantes, provenientes de descedientes de esclavos africanos conocidos como Maroons. Los habitantes de Pokigron tienen un estilo de vida muy tradicional, basado en la agricultura, la caza y la pesca.
Energía sostenible en Pokigron
Con el apoyo del BID, el gobierno de Surinam inauguró el año pasado la primera planta solar en el país para proveer 24 horas de energía a las comunidades rurales, incluyendo Pokigron y Atjoni (la última villa a la que se puede acceder en carrera desde Paramaribo, la capital de Surinam). En el pasado, la comunidad tenía acceso limitado a la energía eléctrica y un suministro de baja calidad. La escuela rural en Pokigron ahora tiene electricidad limpia y sostenible.
El BID ha estado apoyando Surinam en su esfuerzo por alcanzar la sostenibilidad del sector eléctrico a través del fortalecimiento de la compañía eléctrica estatal y en mejorar la sostenibilidad del suministro eléctrico rural. Nuestros programas están contribuyendo a la expansión de la cobertura eléctrica mediante extensiones de red y sistemas de energía renovable en las áreas escasamente pobladas del país.
Desarrollando proyectos para las comunidades rurales de la región
La gran virtud de este proyecto es que provee electricidad de una manera sostenible a una comunidad que ahora tendrá mejores servicios y beneficiará hogares, escuelas y centros de salud comunitarios. Además, la energía eléctrica está generando la aparición de pequeños negocios que pueden promover el desarrollo económico y mejorar las condiciones de vida en la comunidad. Este ejemplo nos recuerda la importancia de invertir en proyectos de energía por los beneficios multiplicadores para sociedad.


El proyecto en Pokigron es un ejemplo importante de cómo el BID está haciendo una diferencia importante para mejorar vidas en la región. Este proyecto también nos muestra cómo el Banco implementa acciones para incrementar el acceso a la electricidad en la región, especialmente en áreas rurales en las que aún es necesario incrementar la cobertura eléctrica.
Esta experiencia que tuve en Pokigron me dejó con la satisfacción de ver cómo los proyectos en los que trabajamos desde la división de Energía contribuyen, no solo a iluminar una comunidad, pero también al desarrollo de una identidad comunitaria.
Me parece excelente esta iniciativa del banco interamericano de desarrollo,pues lleva el desarrollo a comunidades lejanas
ES ESTIMULANTE A LA VEZ QUE EXCELENTE LA INICIATIVA DEL BIDME GUSTARIA CONVERSAR CON EL RESPONSABLE DE LA MISMA ACERCA DE MI PROPUESTA PARA LA INSTALACION DE UN SISTEMA DE EDUCACION A PEQUE~AS Y MEDIANAS DISTANCIAS PARA SER INICIADO EN LA REPUBLICA DEL PERU.
DESDE YA MI ESPECIAL AGRADECIMIENTO POR VUESTRA ATENCION
En Puno – Perú tenemos una reserva grande de litio pero ninguna institución pública o privada forma a jóvenes estudiantes como dar valor agregado a este mineral.
cuando se inicie a explotar no podrán los puneños participar o tener un fuente de trabajo además se venderá al extranjero como materia prima tal como se hace de otros metales precios.
Lo que pedimos a BID nos apoye a empoderar a los jóvenes a industrializar el litio que sería una fuente generadora de ingresos, fuente de trabajo, desarrollo para esta región andina.
Atte.
Claudio Loza
ya era hora que el BID bajara a la arena a ayudar a las comunidades rurales en su acceso a mecanismos e instrumentos de desarrollo y modernización. Enhorabuena pero continúen con estos proyectos que el sol no se acaba y la tecnología fotovoltaica es una solución para los necesitados y la electricidad facilita las comunicaciones y la mejora de las condiciones de vida y salud..