Según un estudio del BID de abril 2017, entre Junio de 2013 y Diciembre de 2017 se generaron beneficios económicos por US$305 millones, y netos por US$132 fruto de las importaciones y exportaciones realizadas en el MER entre los países de América Central.
Hay un factor fundamental que garantizará el éxito del MER: la reducción de los costos de suministro eléctrico, para ver efectivamente una mejora sustancial de la productividad y la competitividad de las empresas del Istmo Centroamericano. Pero para que los beneficios del MER lleguen a todos los habitantes de los países de la región, resulta esencial que la gente y las empresas perciban que gracias a su funcionamiento pueden disponer de energía eléctrica a menor costo y la calidad del suministro mejora, reduciéndose las interrupciones.
En el BID, pensamos diariamente en fomentar el contexto que haga esto posible y trabajamos con los gobiernos y el sector privado para superar las barreras que puedan existir para su consecución.
En el caso de América Central, se lograron enormes avances y resultados gracias a la integración energética. Y esto se consiguió gracias al compromiso político que se plasmó en 3 convenios internacionales: el Tratado Marco y el Primer y Segundo Protocolo de dicho tratado.
La firma de estos convenios permitió la construcción y puesta en servicio de la infraestructura de interconexión regional compuesta por la línea SIEPAC, que se extiende de Guatemala a Panamá a lo largo de 1,800 Km de longitud. Esta línea de transmisión fue diseñada para intercambiar 300MW de electricidad.
Pero no sólo con cables construímos el futuro energético de la región. Para la puesta en marcha de un proyecto emblemático como es el Mercado Eléctrico Regional (MER), se requirió el desarrollo de la arquitectura institucional, normativa y regulatoria que permitió su pleno funcionamiento y operación en la actualidad.
La puesta en marcha de la infraestructura y el mercado posibilitó que los intercambios entre los agentes en el MER se incrementaran un 580% en los últimos 5 años, y aumentara también la cantidad de empresas generadoras, comercializadoras, distribuidoras y grandes usuarios (que en la actualidad alcanzan a 240 agentes) que participan en el MER.
Pese a estos logros innegables se plantean numerosos retos para profundizar este proceso y poder capitalizar adecuadamente todas las oportunidades que se derivan del mismo.
Algunos de estos retos son: primero, la necesidad de reforzar la voluntad política para profundizar la integración; segundo, fortalecer la coordinación interinstitucional; tercero, profundizar el entendimiento y divulgación de la Regulación Regional; cuarto, mejorar los instrumentos de seguimiento y evaluación del desempeño del MER; quinto, revisar el régimen sancionatorio y, por último pero no menos importante, diseñar e implementar los derechos firmes de transmisión de largo plazo.
Tenemos que seguir trabajando ya que los beneficios económicos derivados de los intercambios de corto plazo que se producen en el MER no han alcanzado a la mayoría de los consumidores de la región.
Para poder hacer frente a esta situación se hace necesario realizar ajustes en las regulaciones nacionales y poner en marcha la compra de electricidad regional de largo plazo, lo que requiere, no solo del diseño e implementación de los derechos de transmisión firmes de largo plazo, sino del establecimiento de procesos de decisión, licitación y contratación de compra de electricidad regional de largo plazo.
En la actualidad se está produciendo una disminución paulatina de la capacidad de transmisión eléctrica regional que afecta el funcionamiento y operación, tanto de la propia infraestructura, como del mercado. Es por este motivo que los países deben hacer los refuerzos y ampliaciones de sus redes nacionales de transmisión, para poder asegurar el mantenimiento de la capacidad de transmisión eléctrica regional en el largo plazo.
Algunos países de América Central vienen postergando estas tareas.
Esto hace que utilicen la capacidad de la red de transmisión regional para transferir la electricidad que necesitan movilizar con el fin de atender su propia demanda interna, dando lugar a la progresiva disminución de la capacidad de transmisión regional. Esta disminución limita el flujo de energía que pueden intercambiar los agentes en el MER afectando, en mayor medida, a algunos mercados en particular.
Como se señalaba anteriormente, para revertir esta situación resulta clave el establecimiento de un mecanismo regulatorio a nivel regional que comprometa la coordinación de la planificación de la transmisión a nivel regional y nacional, así como la ejecución oportuna de las obras de ampliación de las redes de transmisión nacionales de los países de la región, de manera que se garantice la capacidad de transmisión regional en el largo plazo.
El BID viene apoyando de manera sostenida desde hace años el proceso de integración eléctrica de los países de América Central, no solo como financiador de las infraestructuras de transmisión nacionales y regional, sino asesorando técnicamente a los gobiernos y a los entes regionales del MER, de manera coordinada con otras instituciones y agencias internacionales, y actuando como articulador del interés del sector privado en el proceso, con la finalidad de impulsar el desarrollo y la consolidación del proceso en toda la región.
Leave a Reply