¿Sabía usted que los contratos de trabajo pueden afectar el PIB de un país? Esto tiene sentido. Los contratos de trabajo impactan en el desempeño del empleado. Si, como empleado, usted no tiene intenciones de permanecer en su puesto a largo plazo, es probable que su falta de compromiso reduzca la productividad de la empresa, lo que a su vez puede reflejarse de manera negativa en la productividad de su país y en su PIB. Los contratos temporales también dañan la productividad, al limitar los incentivos para la capacitación laboral.
Por otra parte, puede que en realidad un empleado con un contrato temporal trabaje más duro que alguien con un puesto permanente, bajo el supuesto de que dicho contrato se renueve o se lo premie con un contrato permanente. Los contratos temporales también pueden tener un efecto positivo en la productividad, ya que permiten mayor flexibilidad, dejando que las firmas contraten al trabajador correcto en el momento correcto. Por lo tanto, los contratos de trabajo pueden impulsar pero también perjudicar la productividad.
El caso de Colombia
Colombia ostenta una de las tasas de trabajadores temporales más altas tanto en América Latina como en los países de la OCDE. Este auge del empleo temporal, con frecuencia considerado un medio de reducir los altos costos laborales, prácticamente se ha extendido en toda la industria manufacturera.
En un estudio reciente, exploramos la relación entre contratos de trabajo y productividad en Colombia usando datos de la Encuesta Anual de Manufactura. En 2014 el empleo total llegó a 677.000 puestos en comparación con 519.000 en el año 2000. El aumento alcanzó tanto a los trabajadores con contratos permanentes como a aquellos con contratos temporales, pero el porcentaje de contratos temporales se incrementó en una escala mayor: en 2014 el 33,5% de los trabajadores tenía este tipo de contratos, mientras que en el año 2000 los mismos llegaban solo al 24,7%.
Gráfico 1. Empleo total en la manufactura
Fuente: Cálculos propios en base a datos de DANE-AMS
Las mujeres son las más afectadas
Observamos que en el sector manufacturero de Colombia, la contribución de los trabajadores temporales al valor agregado de una planta es de solo el 88% en comparación con los trabajadores permanentes. Esta tendencia es cierta en la mayoría de los subsectores manufactureros, en compañías exportadoras y no exportadoras, en plantas medianas y grandes, en empresas con sitio web o con conexión a Internet de alta velocidad.
En el estudio también hallamos que los contratos afectan la productividad más que las habilidades laborales. Esto quiere decir que los trabajadores temporales, sean más o menos calificados, suelen exhibir menores niveles de productividad que aquellos con un contrato permanente. Finalmente, observamos que una gran proporción de contratos permanentes tiene una influencia positiva en el crecimiento de la productividad en plantas de tamaño mediano/grande, así como en empresas exportadoras.
De manera poco sorprendente se encontró que las mujeres son las más afectadas por todo esto. Sin importar la edad, los niveles educativos ni las ocupaciones, ellas tienen más probabilidades de que se les ofrezcan contratos temporales. Y, para empeorar las cosas, en general los trabajadores temporales ganan mucho menos que los que ostentan contratos permanentes: en promedio US$181 (COL$ 529.523) menos por mes en plantas pequeñas y US$245,50 (COL$ 718.009) menos en plantas medianas/grandes.
El modelo de la OCDE
Aunque no podemos medir la tasa de conversión temporal-permanente, la gran proporción de trabajadores temporales que prevalece en Colombia sugiere que los contratos de este tipo constituyen una estrategia sin salida de reducción de costos en lugar de ser un paso intermedio para que los trabajadores se conviertan en permanentes. Y los efectos en la productividad son negativos. Si los contratos de corto plazo fuesen un paso hacia los contratos permanentes, probablemente veríamos un porcentaje más alto de trabajadores permanentes.
En los países de la OCDE se han presentado propuestas para reemplazar los mercados laborales duales (es decir, donde conviven ambos tipos de contratos) por un contrato permanente único. En este caso, los costos de terminación, que aumentan con la permanencia en el puesto de trabajo, proporcionan los beneficios tanto de los contratos a plazo fijo como de los permanentes.
Estos contratos ofrecen escasa protección laboral durante los primeros meses y por lo tanto pueden servir para monitorear a los nuevos trabajadores. Pero como la protección laboral aumenta con la permanencia, también sirven como incentivo para que las compañías inviertan en la capacitación de todos los trabajadores y encuentren al empleado apropiado.
¿Podría el contrato permanente único ayudar al impulso de la productividad en Colombia? La idea no es descabellada. De hecho, la legislación de protección laboral colombiana es similar a la de muchos países de la OCDE. Al mismo tiempo, los contratos temporales podrían limitarse a los trabajadores estacionales o de temporada y de reemplazo en caso de licencia por maternidad o enfermedad. ¿Y si lo conversáramos?
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