¿Cómo se imaginan a Panamá en 2027?
Probablemente, nos imaginemos máquinas y robots por todos lados, y la aplicación masiva de inteligencia artificial.
Sea cual sea la imagen del futuro que arme nuestra mente, el reto para Panamá, y el resto de Latinoamérica será desarrollar una economía adaptada a esa nueva realidad. La pregunta central es: ¿De dónde saldrán los trabajos del futuro?
Necesitaremos muchos trabajos pues en América Latina y el Caribe tenemos 107 millones de jóvenes entre los 15 y los 24 años. En Panamá, según la Encuesta de Propósitos Múltiples de 2015, 17% de los habitantes del país son jóvenes en esas edades.
Se estima que diez millones de personas se suman cada año al mercado laboral en Latinoamérica y el Caribe. En Panamá, lo hacen anualmente alrededor de 40 mil. Sin embargo, no todos encuentran empleo. Las proyecciones de la Organización Internacional del Trabajo indican que Latinoamérica y El Caribe es la región con mayor aumento de la tasa de desempleo juvenil del mundo, con un 17% para este año.
Entonces, ¿de dónde vamos a sacar las oportunidades laborales que los jóvenes necesitarán?
Que tal si les digo que los trabajos del futuro dependerán más de talentos como el de Erika Ender, coautora de Despacito, canción con récord de número 1 en Billboard. Que tal si les cuento que los artistas del taller de ideas Pocotonas, quienes diseñaron el afiche para el próximo Panamá Jazz Festival, tendrán más chance en el futuro que alguien con un oficio en la manufactura o la agricultura.
Para afrontar las grandes transformaciones y utilizar los recursos del país, tendremos que ser mucho más creativos. La buena noticia es que la creatividad corre por las venas de Latinoamérica.
Según un estudio que será publicado a finales de año por la fundación británica de innovación Nesta, los trabajos del futuro tendrán un motor: La creatividad.
No hay duda de que se avecina el boom de los robots, pero según este reporte, los trabajos con el menor riesgo de ser automatizados son aquellos basados en la creatividad. La clave está en aquellos trabajos que requieren de improvisación, interacción y que son técnicamente complejos.
Por otra parte, el Foro Económico Mundial publicó recientemente su reporte sobre el futuro del trabajo. En él, se destaca que las habilidades que serán decisivas también han cambiado y la creatividad será una de las tres habilidades laborales más importantes para 2020.
Es por ello que en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) trabajamos en la promoción de lo que llamamos ‘la Economía Naranja’, es decir, las actividades económicas en la intersección entre la cultura, la tecnología y el comercio. Hablamos de bienes y servicios como el cine, las artes escénicas, la música, el diseño, la animación y los videojuegos. La ‘economía naranja’ no solo genera empleos, sino que también promueve innovación.
A nivel mundial, la economía naranja genera hoy 29,5 millones de empleos, superando a la industria automotriz. En América Latina y el Caribe, las industrias culturales y creativas crearon 1,9 millones de empleos en 2015.
En Panamá, de acuerdo con un reporte publicado por el BID este año, las industrias culturales y creativas representan el 3,1% del PIB en Panamá. Es decir, la economía naranja es más grande que los sectores de pesca, silvicultura (cultivo de bosques), agua y saneamiento, minería y servicios de salud juntos.
Además, los frutos de la creatividad panameña se notan en otros campos. El espíritu creativo también mueve las innovaciones en implantes de titanio del bioingeniero panameño Rolando Gittens, considerado por MIT Technology Review como uno de los innovadores menores de 35 años en Latinoamérica.
Si aprovechamos y estimulamos la economía creativa, esta podría ser el centro de la generación de nuevos trabajos para el Panamá de 2027.
La buena noticia es que la creatividad es un recurso abundante que podemos y debemos fomentar; un recurso económico que no se devalúa ni sufre escasez. La creatividad puede ser nuestra materia prima del siglo XXI.
Publicado originalmente en el diario La Prensa, de Panamá, el 18 de octubre de 2017
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