La empresa Ñoño, junto a la Fundación Donde Quiero Estar, promueven el uso de la Realidad Virtual con fines terapéuticos. Acercan experiencias de realidad virtual a pacientes de quimioterapia mientras reciben la medicación. El objetivo principal de este proyecto es poder mejorar la salud y el bienestar de los pacientes, corriendo el foco de atención mientras están en la sala. El proyecto está previsto ejecutarse en 10 hospitales públicos de Buenos Aires.
“Paso desapercibida en este mundo, no me ven” dice una de las pacientes mientras hace su tratamiento de quimio. La productora de contenidos Ñoño, junto a dos ONG, pusieron en marcha el proyecto denominado Machi, hace más llevaderas las sesiones a las que deben someterse personas con tratamientos oncológicos.
Los contenidos de los videos que ven los pacientes son filmaciones de la costa argentina, que Gonzalo Sierra, de Ñoño Producciones, hizo el año pasado. Ahora, quieren expandir las opciones, y lograr que cada paciente pueda ver lo que quiera. Al primer paciente que lo probó le preguntaron qué le gustaría ver si pudiera elegir, y solicitó un partido de fútbol. Le pusieron uno que tenían cargado. “Ya empezamos a trabajar sobre los contenidos, queremos filmar recorridos por museos y otros espacios”, dice Sierra. Por ahora, con los paisajes, los voluntarios de la Fundación Donde Quiero Estar lograron que se genere una interacción entre todos los que están en la sala, y que conecten la tecnología con los talleres de arte en los que ya venían trabajando.
La primera percepción que la mayoría de nosotros tuvo al oír hablar por primera vez de la Realidad Virtual (VR, por sus siglas en inglés), fue la de asociarla a la industria del entretenimiento, una nueva forma de ver películas o la de poder dotar de mayor realismo a los videojuegos. Sin embargo numerosos medios de comunicación se encuentran experimentando con la realidad virtual para darle un nuevo contexto y amplitud al mundo de las noticias. Así mismo numerosas organizaciones vienen demostrando y apostándole a las oportunidades que ofrece la Realidad Virtual, ya sea para contar historias de una forma diferente, o como una forma de acercar nuevas soluciones y complementar los esfuerzos que en materia de educación, salud, medio ambiente, inclusión social, entre otras.
Facebook, a través de su producto para realidad virtual Oculus, lanzó este año el programa piloto “VR for Good“. La iniciativa consiste en promover el acercamiento de 10 organizaciones sin fines de lucro con realizadores audiovisuales que las ayuden a contar sus historias a través de la realidad virtual. La experiencia lanzada por Facebook espera poder estar presente en el próximo Festival de Cine de Sundance, a celebrarse en enero próximo. Lauren Burmaster, quien lidera esta iniciativa, sostiene que la VR tiene el potencial para motivar a los donantes que se sienten desconectados de los resultados que genera el dinero que destinan a proyectos de desarrollo social. “Una gran cantidad de veces la gente quiere ver a dónde va su dinero, pero no se les puede ofrecer eso”, sostuvo Burmaster. “Eso es lo primero que realmente estamos viendo – a un sinnúmero de organizaciones sin fines de lucro que utilizan esta tecnología para llevar a sus donantes el trabajo que están realizando.”
Organizaciones como las Naciones Unidas, en colaboración con UNICEF, debutaron con su experiencia de realidad virtual dentro de un campo de refugiados en Jordania. La película de ocho minutos Clouds Over Sidra, te invita a vivir la realidad de Sidra, una niña de 12 años que vive en The Zaatari Refugee Camp. El video narra su existencia y el día a día de un niño como miles en un campo de refugiados. Como si se tratara de su mirada, podemos caminar por el desierto que cruzó, estar juntos en el cuarto que comparte con tres hermanos, o hasta aprender las tablas de multiplicar en un aula llena de gente y precariedad.
A la historia de Sidra le siguieron otras realizaciones, como Waves of Grace, acerca de un sobreviviente del Ébola en Liberia, o My Mother’s Wings, sobre una madre que perdió a sus dos hijos en Gaza. Estas historias contadas con herramientas diferentes nos acercan a un realismo frente al cual no podemos ser indiferentes, y al que otras formas de traernos la realidad (televisión, fotografía, etcétera) nos ha acostumbrado hasta la saturación. La VR tiene un valor innegable cuando ya tantas cosas dejaron de sorprendernos frente a tanta saturación informativa.
A las historias contadas de otra manera se le suma la posibilidad de convertir a la VR en un potente aliado a la hora de recaudar fondos y sensibilizar a donantes sobre diferentes causas. Sumergir al espectador, sea este un ciudadano de a pie, un gobernante o un donante, en un mundo que de otro modo sería poco probable que conozca más allá de los formatos tradicionales, le permite a mucha gente acercarse a realidades que deben movilizar voluntades y acciones, por ejemplo a través de las donaciones.
Contar historias potentes en un nuevo formato supuso un comienzo natural para la VR. Así lo expresaron los representantes del New York Times y el diario El País que participaron de Demand Solutions, el evento del BID celebrado el pasado 4 de octubre en Washington sobre emprendedurismo y creatividad en las industrias creativas. Pero reducir la VR simplemente al storytelling supone una visión parcial y muy limitada sobre todas sus potencialidades. Cada vez más organizaciones involucradas en causas sociales reconocen la relevancia que tiene el poder contar con soluciones de VR que alienten la empatía ante los desafíos sociales que enfrenta cada organización. La VR tienen un enorme potencial para ayudar a organizaciones como el BID, a los gobiernos y a organizaciones de la sociedad civil, como una alternativa y complemento para la capacitación o para poder presentar realidades en las cuales trabajar y donde se quiera involucrar a diferentes actores.
Por último, teniendo en cuenta el costo del hardware y las dificultades de conectividad que aún persisten en muchas realidades, y que estos dos factores limitan enormemente el desarrollo de contenido local para iniciativas de VR, es que se hacen necesarias las apuestas que puedan hacer o respaldar la comunidad internacional para el desarrollo.
La VR ciertamente se está sumando al menú de herramientas que las diferentes campañas y proyectos de apoyo al desarrollo se pueden utilizar para contar una historia, pero también es cada vez más esencial para involucrar a más actores y nuevas soluciones a los problemas que enfrentamos en la región.
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